Mañana es el día del Medio Ambiente y desde los organismo internacionales se busca concientizar sobre la importancia de cuidar el lugar donde vivimos. Durante demasiado tiempo hemos destruido y explotado los ecosistemas de nuestro planeta que hacen posible la vida por eso queremos reflexionar sobre la tierra, nuestro único planeta.
Gaia, la diosa griega de la tierra
En 1965 el químico británico James E. Lovelock fue contratado por la NASA para participar en la investigación que buscaba descubrir la posible existencia de vida en Marte. Uno de los desafíos que tenía el equipo de científicos que integraban el proyecto era la búsqueda de métodos, sistemas y criterios para determinar la existencia de vida. Sin embargo, lo que terminó descubriendo fue la singularidad de las condiciones de la Tierra que lo llevó a formular una hipótesis.
Hipótesis Gaia
La tesis desarrollada por Lovelock junto con la bióloga Lynn Margulis obtiene el nombre de la diosa griega de la tierra: Gaia porque propone un modelo de la Tierra en donde sus partes vivas y no vivas son considerados como componentes de un sistema complejo, en donde interactúan de tal forma que su totalidad puede considerarse como un único organismo. Esta teoría postula que todos los seres vivos tienen un efecto regulador sobre el medio ambiente de la Tierra que promueve la vida en general.
En el medio de nada
Según esta teoría la atmósfera y la parte superficial del planeta tierra se comportan como un sistema donde la vida, su principal componente, se encarga de regular las condiciones esenciales para el desarrollo de la vida, tal como la temperatura. En este sentido, se comporta como un sistema autorregulado que tiende hacia la producción y supervivencia de la vida en su interior. En este sentido el “medio ambiente” no se encuentra en el medio de nada, es todo lo que nos rodea y principalmente nos constituye.