¿Qué aportan las rutinas a nuestros hijos?

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La educación de nuestros hijos resulta fundamental para su desarrollo personal tanto emocional, intelectual y cognitivo. Conseguir establecer una rutina es todo un reto pues muchas veces queremos desarrollar actividades con ellos que por falta de tiempo no logramos. 

Una buena manera para ello es pautar unas rutinas concretas y unos buenos hábitos. Dependiendo de la edad del peque podemos poner en práctica diferentes costumbres acorde a su madurez, pues no todos los niños avanzan al mismo tiempo.

Los niños son como esponjas y absorben todo lo que ven, escuchan y oyen, lo malo y lo bueno, y a raíz de eso ellos comienzan a formar su personalidad, a entender la realidad y a desarrollar sus virtudes. De esta manera podrán llegar a la edad adulta siendo personas más asertivas, más sociables, más comunicativas y mucho más seguras de sí mismas.

Primeros años

En los niños más pequeños es primordial alcanzar unas excelentes rutinas de alimentación, sueño e higiene

Para los menores de 20/24 meses es imprescindible que exista un orden, y aunque son demasiado pequeños, inconscientemente van asumir esas tareas que en el futuro serán más fáciles de realizar. 

En este sentido es muy importante la constancia y la rigidez, pues durante el periodo de aprendizaje resulta fundamental que vayan adquiriendo la rutina sin flexibilidad. Para hacerlo más llevadero, por ejemplo, podemos convertir la hora del baño en una hora de juegos, donde el más pequeño disfrute de sus juguetes favoritos en el agua y se acostumbre a un nuevo medio. 

Por otra parte, y aunque muchos padres y madres prefieren lo contrario, resulta crucial que el niño tenga su propio espacio de sueño. Es decir, deberemos ir acostumbrando al niño a que él debe dormir en su cuarto y que no puede descansar en la cama parental. Para ello podemos establecer rutinas de sueño como leer un cuento o tener pequeños momentos de afecto donde nos sientan cercanos.

Además a partir de los seis o siete meses nuestros bebé ya empezará a sentir curiosidad por la comida, momento ideal para comenzar hábitos de alimentación saludable. Primero con papillas variadas y segundo, cuando ya hayan pasado el proceso de crecimiento de los dientes, con frutas y alimentos basados en una dieta mediterránea. Una actividad perfecta para crear este hábito es dejar que nuestro peque juegue y manipule los alimentos para identificar las diferentes texturas y así se sienta familiarizado con ellos.

Acompañándolos en su crecimiento ¿qué rol cumple la rutina en su vida?

Durante la etapa de crecimiento es muy importante que los niños se sientan acompañados y en esto cumple un rol fundamental la creación de hábitos y rutinas. Estos no sólo refuerzan el vínculo afectivo y emocional que nos liga directamente a nuestros hijos, sino que también les ayuda a aprender rutinas en un ambiente empático y sólido, en el que ven sus acciones diarias ejemplificadas en nosotros. 

  • Entre los 2 y 3 años de edad es un tiempo idóneo para que perciban la importancia de recoger sus propias cosas, como sus juguetes o colocar su cepillo de dientes en el lugar indicado de forma que lo perciba como una parte más del juego o de la rutina de higiene bucal.
  • A partir de los 3 años de edad podemos mostrar las tareas del hogar como un hábito más, ayudándonos a poner la mesa, a llevar la ropa sucia a su cesto, o pidiéndoles que nos ayuden a alimentar a nuestra mascota. Así, aumentamos su autonomía y les guiamos en el desarrollo de responsabilidades. 

Es importante en esta edad que aprendan poco a poco a vestirse solos, comenzando por pedirles colaboración, por ejemplo pidiéndoles que saquen la ropa del cajón, participando activamente en ponerles la ropa, etc. 

Tenemos la oportunidad de participar en el proceso y de acompañar a nuestros pequeños en su aprendizaje de habilidades comunicativas.

  • Entre los 3 y 4 años es importante escuchar también sus necesidades y dialogar con ellos, estableciendo acuerdos justos y mostrando la continuidad de los hábitos por nuestra parte, para que ellos vean coherencia en las acciones y por tanto sientan también la inquietud de repetir el comportamiento.
  • A partir de los 4 años es una etapa ideal en el conocimiento de las responsabilidades y el desarrollo del razonamiento. Comenzar a mantener rutinas de deporte y enseñarle a conocer su cuerpo y sus propias capacidades, que sepa desvestirse solo, decir su nombre completo y el de sus padres o madres, que se sienta libre de mostrar opiniones y emociones, son avances muy positivos en esta etapa. 

La familia es la primera institución de socialización primaria de las niñas y niños, y favorecer la autonomía es fundamental en el crecimiento de nuestros pequeños, mostrarles formas responsables de comunicar sus sentimientos, y hacerles sentir escuchados y partícipes de la vida familiar.

El hecho de conseguir que nuestros niños tengan buenos hábitos de comportamientos y rutinas personales será un éxito tanto para ellos como para nosotros como padres y madres. Así no solo contaremos con un hijo autosuficiente y responsable sino que también habremos logrado hacer de ellos personas respetuosas con los demás. 

La constancia y el ejemplo siempre serán nuestros mayores aliados en esta tarea tan complicada que es la de educar a nuestros peques.

 

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