¿Qué es la transfobia?

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La transfobia es el rechazo, el miedo, el odio, la incomodidad y la discriminación hacia las personas transgénero o transexuales.

Los niveles de violencia estructural que sufre la comunidad trans siguen en aumento y, en muchos países, existir siendo libre se ha vuelto una sentencia de muerte.

El problema más grande que tenemos como sociedad es que frente a los temas que “no nos competen” escogemos la indiferencia, la desinformación y la falta de consciencia.

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Salgamos de los medios tradicionales por un momento. Dejemos de lado los títulos amarillistas y las noticias sin trasfondo sobre los abusos físicos y verbales que reciben a diario las personas trangénero. Obviemos el hecho de que los medios no mencionan cómo las instituciones y la sociedad permiten que estas violaciones a los derechos humanos se sigan perpetuando.

Preguntémonos de dónde y por qué nace la violencia hacia las personas transgénero y empecemos a tomar conciencia porque la libertad NO puede ser un privilegio al que solo algunes pueden acceder.

Foto: La izquierda diario

¿Por qué existe la transfobia?

Julia Serano, teórica y autora transfeminista estadounidense, argumenta en su libro Whipping Girl: El sexismo y la demonización de la feminidad desde el punto de vista de una mujer trans, que muchas de las raíces de la transfobia están, precisamente, en el sexismo.

La autora lo llama específicamente “sexismo oposicional” en donde las personas creen que lo masculino y lo femenino son categorías establecidas y rígidas que se excluyen mutuamente. Este tipo de sexismo nutre la transfobia porque aumenta las inseguridades sobre el género y sus normas.

Es irónico como todo lo que antiguamente era aceptado, hasta venerado, hoy en día es el foco de tanta violencia y odio.

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Lastimosamente, las sociedades han interpretado la diversidad como un desequilibrio y una amenaza, no como la riqueza de la humanidad que se basa, precisamente, en la libertad de ser.

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Investigando sobre la transfobia y sus orígenes encontré un artículo, “Breve historia transgénero” , que vale la pena citar:

“Cada cultura ha dado diferentes nombres a la multiplicidad de géneros e identidades sexuales del ser humano y muchas sociedades han optado por dar respuestas normativas que difieren de la ecuación binaria sexo/género establecida por el patriarcado”.

En las culturas precolombinas, por dar un ejemplo, las personas transgénero se consideraban seres sagrados. Se creía que tenían dos almas en el mismo cuerpo y esto les facilitaba la comunicación con el mundo espiritual. ¿Cómo pasamos de lo sagrado a lo discriminado?

Las primeras persecuciones transfóbicas fueron en el siglo IV d. C por parte de grupos cristianos que se escudaban en razones reproductivas y de género. De ahí en adelante, la violencia no ha parado de aumentar.

Según estadísticas, el 2021 fue el año con más asesinatos hacia personas trans registradas entre el 1 de octubre del 2020 y el 30 de septiembre del 2021. La mayoría de los 375 asesinatos fueron registrados en Brasil, México, Honduras y Estados Unidos.

Los trámites rutinarios que a una persona cisgénero le toman un día, a una persona trans le pueden tomar mucho más tiempo. Hacer los cambios de nombre y sexo en los documentos de identidad es un desafío. Por ejemplo, desde el 2015 en Colombia es posible realizar el trámite, sin embargo, las instituciones ponen mil trabas para que el cambio no se haga o sea muchísimo más lento.

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Esto sucede con todos los aspectos de la vida de las personas trans. Puede que en la teoría existan las leyes pero cuando llega el momento de llevarlas a la práctica una parte de la sociedad hace lo posible para que no se lleven a cabo.

Entender la transfobia y ver la violencia que esto ha ocasionado es alarmante porque no solo nos enfrentamos a asesinatos, sino también a la falta de calidad de vida y libertad de desarrollo.

Otra gran contradicción para la lista: a diario se libran discusiones y batallas para proteger los derechos fundamentales de las personas. Pero ojo: personas cisgénero heteronormadas. Más allá de eso, la sociedad, las instituciones y el Estado y hasta las propias familias están atadas de brazos.

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