En principio no hay una forma correcta para hablar de la comunidad que representa la diversidad sexual e identitaria. Podríamos citar la famosa frase de la matemática:
“el orden de los factores no altera el producto”
En definitiva, el término busca abarcar a las identidades de género y orientaciones sexuales no hegemónicas y en este sentido cada letra corresponde con una identidad u orientación. Es por esta razón que no importa cómo se exprese el orden ya que lo que se busca señalar es la presencia de comunidades que han sido históricamente excluidas.
Un poquito de historia
Este término surge alrededor de la década de los 90 y constaba de 4 letras que correspondían a las iniciales de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transgénero. La sigla comienza a ser utilizada en el idioma inglés y al coincidir también en otros idiomas, entre ellos el español, se fue popularizando en el resto del mundo.
Con el tiempo el término fue evolucionando y se fueron agregando otras letras con el objetivo de seguir incluyendo aquellas identidades socialmente excluidas. Como por ejemplo, la I de Intersexual, la Q de queers y para no dejar a nadie a fuera se ha optado por incluir el + al final del término.
Actualmente, en algunos países como España se ha estandarizado el uso de las siglas en el siguiente orden: LGTB. No obstante, lo más común es la utilización de la siguiente manera: LGBT.
¿Y tú cómo lo dices?