¿Cómo identificar a un aliado LGBT?

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Ser un aliado LGBT es una de las mejores maneras de colaborar y trabajar activamente para evitar la discriminación y hacer de los espacios que habitas un lugar más inclusivo y hospitalario para la comunidad.

Las personas de la comunidad encuentran múltiples desafíos a la hora de querer participar de espacios en donde la mayoría son personas cis-heterosexuales, y por esta razón se ven expuestas a distintos niveles de violencia, que van desde expresiones de odio y discriminación directas hasta comentarios desafortunados o ignorantes. Es por eso que es tan importante el trabajo del aliado LGBT, que es quien puede colaborar en los procesos de inclusión y asegurar que los ambientes se vuelvan más hospitalarios para todas las personas.

Pero ¿qué es ser un aliado?

No necesitas ser parte de la comunidad LGBTIQ+ para entender la importancia de que todes tengamos acceso a los mismos derechos y no nos veamos afectados e involucrados en actos de violencia.

Un aliado es una persona que trabaja activamente para avanzar en la inclusión social de las personas LGBTIQ+. Esto implica diferentes acciones que van desde el esfuerzo por educarse e informarse sobre las problemáticas de la comunidad, hasta el involucramiento activo para proporcionar apoyo en las campañas que se llevan a cabo.

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Por esta razón, no se trata de una etiqueta que te puedes colocar a ti mismo. Se trata más bien de un reconocimiento, que se puede recibir de parte de la comunidad LGBTI+, por el esfuerzo y el trabajo para combatir la discriminación y crear conciencia de las problemáticas que enfrenta la comunidad.

Es mucho más que una declaración individual de compromiso, ser un aliado implica trabajar en uno mismo y en los demás para transformar las relaciones sociales que impide la inclusión y el trato igualitario de las personas LGBTIQ+. En este sentido, el uso del término aliado únicamente refiere a un conjunto de acciones y al constante trabajo que se hace para brindar apoyo.

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¿Cómo ser un aliado?

Para ser un aliado se comienza por tener la intención de escuchar y aprender. Es importante ser consciente que el rol del aliado es el de apoyo y acompañamiento de la comunidad LGBTIQ+ en sus luchas y reclamos, no dirigirlas.

Un aliado es una persona que aspira a que la sociedad se vuelva un lugar más inclusivo para la comunidad LGBTIQ+, pero sabe que su lugar, en ese trabajo, tiene que ver con el esfuerzo activo para que las personas de la comunidad puedan hacerlo. Por eso el primer paso es educarse al respecto, escuchar a la comunidad y nunca dejar de aprender.

El proceso de aprendizaje implica el reconocimiento de los privilegios producto de la cis-hetorosexualidad. Esto supone reconocer que, por los roles sociales que ocupan las identidades, hay ciertas personas que han sido beneficiadas social, política y económicamente, y otras han sido afectadas negativamente.

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Educarse al respecto implica aprender que sus voces, conocimientos, reclamos no han sido escuchados por mucho tiempo y que por eso el trabajo del aliado es también dar lugar a esas voces, incluso si supone callar la propia o ceder su lugar para que otros hablen.

Si estás pensando en los distintos ámbitos que habitas, el trabajo del aliado puede significar diferentes acciones que dependen en gran parte del rol que cumple en ese lugar y su capacidad para transformar el espacio. Para comenzar, si tiene mayor capacidad de intervención en las relaciones sociales que se dan ese espacio, entonces tiene mayor capacidad de impacto, y ahí su responsabilidad es mayor.

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Como siempre, lo importante es que la persona esté educada al respecto y no espere a que el trabajo lo haga la persona que tiene que ser incluida. Se suele pensar que la comunidad es responsable de educar a las personas y acompañarlas en el proceso de aprendizaje, pero esto no necesariamente tiene que ser así. Para ser un aliado, el trabajo tiene que comenzar por uno mismo y, en este sentido, uno debe gestionarse la educación y asegurarse de que el resto de las personas estén informadas respecto de las problemáticas que enfrenta la comunidad.

Tanto como si cumple un rol con mayor capacidad de impacto como si no, si es un aliado LGBT es importante que trabaje para que todas las personas estén informadas al respecto y entiendan qué lenguaje utilizar, como dirigirse hacia la personas, y tengan noción de las responsabilidades que conlleva habitar un espacio inclusivo.

¿Por qué deberías ser una aliado?

Existen múltiples estudios que demuestran que para las personas LGBTIQ+ todavía sigue siendo un problema su inserción en distintos espacios: universidad, trabajo, talleres, instituciones públicas, entre muchos otros. Esto no solo significa que la comunidad todavía sigue siendo marginalizada y discriminada, sino que está expuesta a mayores niveles de pobreza al no poder encontrar medios de sustento de vida, formación y  espacios de recreación.

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Existen muchos prejuicios y estigmas hacia las personas que deciden apoyar y ser aliades de la comunidad LGBTIQ+. Frases como “seguro también es gay” o “¿Por qué si tú no haces parte de ellos estás tan involucrado en esos temas?”. Todos estos pensamientos son erróneos. Lo que hay realmente detrás de un aliade es la consciencia de que para vivir en un país justo no se puede luchar solo por los intereses propios y las cosas que nos convengan y nos traigan beneficios únicamente a nosotres mismes.

Debemos pensar también en las causas y las luchas de las demás personas pero, sobre todo, y aquí va una de las cosas más importante al ser aliade, es que no podemos hacer caso omiso a la violencia. Las personas gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, queers, entre otres, sufren todo tipo de agresiones. Violentar a alguien no significa solo hacerle daño físico, el crear obstáculos para que algunas personas no goce libremente de todos sus derechos también es un tipo de violencia generalmente marcado por la discriminación.

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Alguna vez hablando con Elizabeth Vargas Castillo, abogada, activista lesbiana por los derechos de la comunidad LGBTIQ+ y autora de No somos etcétera: veinte años de historia del movimiento LGBT en Colombia, ella mencionó algunas de las acciones que podían generar cambios que, a simple vista, parecerían insignificativas, pero que en realidad le sumarían mucho al objetivo general.

Por ejemplo, en ambientes familiares; si siempre te han invitado a las reuniones familiares con tu novio o novia, porque es normal, pero a tu primo gay no lo dejan llevar al novio, ¿Por qué no expresar nuestro desacuerdo frente a la situación? ¿Por qué no demostrar que es igual de normal que el primo lleve a su novio?

En los grupos de Whatsapp, por poner otro ejemplo, no tenemos porqué quedarnos callades cuando alguien manda un chiste homófobo (y ya entrados en el tema, por supuesto tampoco si es un chiste sexista o racista, entre otros). Tenemos que dejar claro cuáles son sí o sí los límites que no se pueden sobrepasar al irrespetar y violentar a alguien, así sea en broma.

Para ser un aliade, entonces, no tienes que hacer actos heróicos. Con tomar consciencia de ciertas acciones que discriminan y hacen parte de nuestro día a día se pueden crear grandes diferencias. Todes deberían ser aliades porque es, en realidad, desde la cotidianidad que se empieza a promover el respeto.

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Checklist para saber si es un aliado:

  1. Asume que todavía tiene mucho que aprender y está dispuesto a escuchar y dar lugar a las voces de la comunidad
  2. Reconoce sus privilegios y cede su lugar para darle espacio a las personas menos privilegiadas
  3. No asume que todas las personas que la rodean son cis y/o heterosexuales
  4. No asume los pronombres porque entiende la importancia de dirigirse de acuerdo a lo que las personas solicitan
  5. Es consciente de las opresiones que viven las personas LGBTIQ+ y se involucra activamente para evitarlas
  6. Usa el lenguaje correcto porque entiendes que el lenguaje también importa
  7. Acepta sus errores y hace un esfuerzo por remediarlos
  8. Se gestiona a sí mismo su educación y no espera que la comunidad haga el trabajo de educarlo
  9. Sabe que ser un aliado no es una autodefinición, sino un conjunto de tareas y ejercicios constantes que requieren esfuerzo
  10. Reconoce que hay cosas que nunca va a entender y que quizá no pueda ver porque no es parte de la comunidad LGBTIQ+
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