El ámbito laboral es el segundo entorno personal donde las personas sufren más situaciones de marginalización y exclusión por parte de los propios compañeros y jefes. Además, las oportunidades de trabajo se suelen reducir para las personas que viven su sexualidad e identidad en plena libertad.
De los veinticinco países que conforman el sur del continente americano tan solo nueve reconocen el matrimonio igualitario. A pesar del retraso evidente en la legislación por parte de algunos estados latinos sí es cierto que todos (menos Guyana, caso aparte donde además la homosexualidad es ilegal penada hasta con cadena perpetua) contemplan por ley la prohibición de cualquier tipo de discriminación por razones de orientación sexual e identidad de género.
No obstante se trata de prácticamente una utopía pues en la práctica siguen abundando los casos de abuso, violencia y discriminación hacia el colectivo LGBT.
Por eso, y para atajar la discriminación de raíz, varias asociaciones y organizaciones pro LGBT de México, Colombia, Argentina, Uruguay y Brasil han realizado la primera encuesta sobre diversidad sexual en el ámbito laboral, dentro de latinoamerica, con el objetivo de crear un registro propio en base a la discriminación y acoso hacia el colectivo.
Nodos de Argentina, Integra Diversidade de Brasil, Sentiido de Colombia y MSN Consultorías de Uruguay entre otras, junto con Nodos México y la Oficina Regional de América Latina han conseguido la respuesta de más de 1.500 personas sobre sus distintas realidades en el trabajo, de las que casi el 75% ha reconocido haber sufrido algún tipo de agresión o situación homófoba, y un 69% reconoce que interpusieron una denuncia pero sin éxito y sin consecuencia para los responsables. Un porcentaje demasiado alto que no hace más que confirmar la situación de desamparo de la comunidad LGBT y que deja en evidencia todo el camino que aún queda por recorrer.
Cabe destacar que 8 de cada 10 personas entrevistadas eran menores de 40 con estudios superiores lo que agrava la situación de discriminación, pues se concluye que todavía los jóvenes necesitan más accesibilidad a charlas y educación de diversidad sexual para lograr una mayor inclusión en el mundo laboral.
Sobre todo en materia de identidad de género, pues casi el 50% de los encuestados que admite haber sufrido ataques homófobos se identifican como género queer o no binarie, siendo un 43% mujeres lesbianas y un 32% hombres gays.
Hablando específicamente de Colombia, pero para abarcar uno de los problemas más grandes de la discriminación hacia la comunidad LGBT en el ambiente laboral, el Centro Nacional de Consultoría y la Cámara de Comerciantes LGBT de Colombia hicieron un estudio donde se concluyó que más del 50% de las personas que trabajan en las áreas de talento humano no tienen conocimiento de cómo tratar temas sobre diversidad sexual en el entorno laboral. Gran parte del problema radica, entonces, en la falta de programas de educación a las empresas para abordar temas de diversidad que mejoren así el ambiente laboral.
Felipe Cárdenas, el presidente de la Cámara (institución privada sin ánimo de lucro que busca “fortalecer y empoderar económica y socialmente a la comunidad LGBTI del país»), rectifica que existen tres barreras para las personas con orientaciones sexuales diversas al momento de buscar trabajo: el impedimento de ascensos, despido por manifestar abiertamente su orientación y/o convocatorias y procesos de selección discriminatorios.
Es, sobre todo, el sector público donde estas conductas discriminatorias se repiten. A pesar de que en Colombia existe la ley 1752 de 2015 que estipula que todo comportamiento discriminatorio por razones de etnia, religión, raza, orientación sexual, entre otros, debe ser sancionado penalmente, las cosas en la práctica no son así.
“Es en entidades del Estado en donde todavía estamos más atrasados en entender que deben existir espacios laborales sin discriminación, sobre todo a nivel regional, donde falta un gran trabajo para que la función pública de empleo garantice estos ambientes”, afirma Cárdenas.
En estos procesos de violencia laboral, las personas tienden a sentir mucho miedo y, por esto, no denuncian los actos discriminatorios (dentro de las que están, como ya mencionamos, el acoso sexual, el maltrato y las burlas o conductas homofóbicas). Compartiré una de las soluciones que se plantean en el artículo de el empleo “El panorama laboral para la población LGBT en Colombia”.
Las organizaciones deberían tener una “línea de emergencia” que proteja a las víctimas que de manera anónima puedan reportar cualquier tipo de acoso. Sobre el tema, Cárdenas comenta que: “Hay muchas empresas que todavía no tienen implementadas estas medidas, sobre todo las “pymes”, pero, de igual forma, existe un canal de denuncia formal ante entidades de control en Colombia, en donde las personas pueden acceder a una inspección de policía o una seccional de la Fiscalía en cualquier región del país y ahí se puede tomar la declaratoria sobre el caso de discriminación en la empresa”.
Investigando sobre el tema me topé con una nota escrita en ethic que se titula “Volver al armario… En la oficina” que empezaba contando la historia de Nacho, quien tiene dos carreras, un máster y una importante trayectoria profesional. Es homosexual y ya salió del clóset con su familia y amigos, pero volvió a estar en él por culpa de un trabajo.
“Como pasa con el resto de ámbitos, decides ocultarlo porque te genera miedo, pero no solo por sentirte discriminado, sino porque afecta a lo que te da de comer. Ahí está la diferencia: a ver quién es el number one del activismo gay si sientes que van a hacerte la vida imposible o que puedes quedarte en la calle. En ese momento decides que lo mejor es callarte”.
Este silencio se da, además del miedo, porque las personas no quieren que su valoración profesional cambie debido a su orientación sexual. El profesor de Antropología Social en la Universidad Complutense de Madrid, José Ignacio Pichardo, afirma que: “Eso pasa cuando te visualizas abiertamente, pasas de ser jefe o la compañera para pasar a ser el jefe maricón o la compañera lesbiana”.
Por ende, Nacho podría ser la representación de la experiencia del 75% de personas que han sufrido de discriminación en el ambiente laboral que mencionamos al inicio de esta nota.
¿En que consiste la discriminación en el trabajo?
La discriminación puede manifestarse de muchas maneras a través de la violencia física, verbal o acoso, e incluso la neutralidad ya implica un posicionamiento negativo, puesto que ignorar el estigma de una persona del colectivo también es discriminación.
Durante el tiempo que duró la realización de la encuesta más del 18% de las personas reconocieron haber sufrido violencia sexual, traducida en contacto físico no deseado o de proposiciones indecentes, frente al casi 14% que asume ciberacoso y hostigamiento por las redes.
Además, 3 de cada 10 personas confirmaron que también han padecido violencia institucional, o lo que es lo mismo, una absoluta ausencia de políticas incluyentes y de perspectiva de diversidad sexual que no hace sino acrecentar la situación de marginalidad de las personas LGBT, impidiéndoles así el desarrollo profesional y personal por encima de personas cis heteronormativas.
Aunque la encuesta fue elaborada en 2019 y distribuida en 2020 por medio de distintas plataformas de comunicación, es ahora cuando cada país ha realizado sus propios análisis internos dejando en evidencia la importancia que tiene la visibilidad del colectivo LGBT, no solo dentro del mundo laboral sino también en cualquier ámbito de la vida.
Por ejemplo, de este estudio sobresale que Colombia es el segundo país donde más discriminación existe hacia el colectivo, mientras que en Uruguay, aún contando con mecanismo y políticas igualitarias en cuanto a diversidad sexual, existe un 40% de personas LGBT que siguen experimentando situaciones de marginalidad debido a la cantidad de prejuicios que aún mantiene el grueso de la sociedad.
Casi el mismo porcentaje se traduce en Brasil, donde un 44% afirma ser víctima de ataques homófobos en su vida diaria. Por su parte, la población argentina es más propensa a realizar violencia verbal como insultos o bromas, no considerándose discriminación y por tanto contando un porcentaje muy bajo de denuncias.
Lo mismo sucede en México, un país donde son las personas queer, trans y no binarie las que más sufren la estigmatización de las siglas LGBT, pero que tampoco recurren a la vía legal por miedo a represalias.
Lo que más subyace de esta primera encuesta sobre diversidad sexual, acoso y discriminación en el ámbito laboral en países latinoamericanos es la falta de educación, formación y legislación al respecto. Entonces, ¿qué hacer en caso de discriminación en el trabajo? Aplicar una buena política interna a favor del colectivo LGBT y atendiendo a su vulnerabilidad. De este modo las empresas podrán lograr un espacio seguro, tolerante y de confianza. Tan solo han de crear herramientas y mecanismos suficientes que castigue a los matones y no a las víctimas, dentro un compromiso general de cada una de ellas para poner fin a la homofobia.
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