Es impresionante como hoy en día tengo la fortuna de encontrarme con personas maravillosas que hacen parte de la comunidad LGBTIQ+. Cuando era niña no me imaginaba que, mediante iba pasando el tiempo, serían más las personas que podrían abrazan su identidad y luchar por la igualdad de derechos y espacios libres de discriminación.
Hace unos meses conocí a Marcela Zamora, una amiga queer colombiana con acento español que trabaja en el Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD), y compartió conmigo un artículo que escribió y tituló Reconciling our relationship with the planet for its health and prosperity: Reflecting on why climate change is a queer issue.
Partiendo de la reunión internacional Estocolmo+50, que se llevó a cabo los primeros días de junio de este año, donde se reconocía y hablaba de “la importancia del multilateralismo para hacer frente a la triple crisis planetaria de la Tierra – el clima, la naturaleza y la contaminación”, Marcela afirmó que es pertinente reconsiderar las formas en las cuales podemos reconciliar la relación que tenemos con el planeta.
Es muy motivador darnos cuenta que, comparando la primera reunión de Estocolmo+50 en 1972, actualmente la agenda internacional medioambiental está impulsada por voces de mujeres, jóvenes, minorías étnicas y todas esas persona que históricamente han sido marginalizadas y, por ende, afectadas fuertemente por los cambios medioambientales.
“Con esto en mente” afirma Marcela en su nota, “he considerado las formas en que mi posición como persona queer es particularmente relevante para mi visión de un medioambiente saludable, específicamente del cambio climático, que personalmente veo como la amenaza más peligrosa para nuestra existencia como especie en el planeta tierra”.
Es simple: primero, el cambio climático es una problemática queer porque afecta a cada organismo viviente e interfiere directamente con el derecho humano a un ambiente sano, el derecho a la vida, entre otros. Segundo, es una cuestión queer porque puede debilitar el avance de la agenda de las personas diversas agravando la violencia contra las minorías, incluyendo la comunidad LGBTIQ+ en Colombia donde menos del 2% se identifican dentro del colectivo. Tercero, y como último argumento, Marcela afirma que los jóvenes queer son más propensos y vulnerables a quedarse sin hogar, algo que puede agravarse con los cambios climáticos.
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Para darnos un contexto, la autora evidencia que Colombia es un país diverso. Según Colombias Third Biennial Update el país es reconocido por su variedad de ecosistemas y biodiversidad. Es el primer país más biodiverso por kilómetro cuadrado en el mundo, el segundo más biodiverso en los recursos naturales y el sexto con mayor riqueza de agua en el planeta.
Sin embargo, estamos expuestos a una crisis medioambiental que deja a las poblaciones en posición de vulnerabilidad. Según afirma UNDP Policy Brief: “Los impactos del cambio climático pueden agravar las raíces de la violencia extrema (…) exacerbar las tensiones sociales entre las diferentes comunidades y agudizar los factores de conflicto y fragilidad”.
Ahora, teniendo en cuenta el contexto colombiano, donde gran parte de la población depende de los recursos naturales para subsistir, la violencia y la falta de cumplimiento de los derechos humanos contra los grupos marginalizados, como la comunidad LGBTIQ+, es muy propensa a aumentar. Ya hay una lucha existente, tomando como referencia Regional Human Development report del 2021, las personas queer ya están altamente discriminadas en casi todos los aspectos de sus vidas. Este sumaría otro factor de discriminación y/o empeoraría la situación.
De acuerdo con un estudio realizado en el 2017 por Chapin Hall en la Universidad de Chicago, y para retomar el segundo punto de Marcela, en los Estados Unidos los jóvenes queer son más vulnerables en un 120% de quedarse sin hogar. En Colombia no existen estudios similares, sin embargo, este es un país donde todavía prima la homofobia. Tomando ejemplos, Marcela trae a la mesa el hecho de que hay reportes sobre migrantes venezolanos que pertenecen a la comunidad LGBTIQ+ que han sido víctimas en Colombia de explotación laboral, discriminación y les han sido negados cuidados de salud básicos.
“Entonces, ¿por qué esto importa?”, pregunta retóricamente Marcela a sus lectores. Según el IDEAM (Institute of Hydrology, Meteorology and Environmental Studies), Bogotá atravesará un aumento de temperatura y un cambio en regímenes pluviales dependiendo de la localidad de la ciudad. Sí o sí, todes vamos a vernos atravesados por las consecuencias del cambio climático que afecta el derecho “a gozar” de un ambiente sano escrito en el artículo 79 de la Constitución Política de la República de Colombia.
“Esto importa porque, una vez más, las minorías son las más afectadas por el cambio climático en el corto, mediano y largo plazo y requiere de los esfuerzos de los colectivos para adaptar, mitigar y responder a los efectos de estos cambios antes y cuando estén ocurriendo”.