Andie Nordgren, primera en acuñar el término de la anarquía relacional, explica que “el amor es abundante y cada relación es única”. Asimismo, dice que no se deben comparar ni calificar las relaciones y las personas. Según Nordgren y su Manifiesto de la Anarquía Relacional, debemos valorar a cada individuo y la conexión individual que tengamos con elle. Hablemos, entonces, de qué es y cómo llegué yo al AR.
Primer paso, deconstruir los conceptos de amor y relación
El amor y las relaciones podrían llegar a ser los conceptos que más he deconstruido en mi vida. De hecho, me replanteé lo que significaba amar y estar en una relación mucho antes de haber experimentado alguna de las dos. Es probable que todes lo hagamos en algún punto de la vida porque es inevitable que, conforme pasa el tiempo, nos demos cuenta de que la idea con la que crecimos de la exclusividad y felices para siempre no es del todo una realidad o, por lo menos, no es la única realidad.
Si me tocara dividir mi proceso de “entendimiento” con estos temas, diría que primero deconstruí el hecho de que las relaciones y el amor pueden darse exclusivamente entre personas del sexo opuesto. Nacer bisexual no ayuda mucho a replicar los ideales de las parejas de las películas o el príncipe y la princesa de Disney.
Ese era inevitablemente el paso uno: entender que tendría relaciones y llegaría a amar a mujeres. Para ese punto juraba yo que ya había creado una idea propia de lo que el amor y las relaciones significaban para mí. Ya presentaba a mi novia en mis grupos de amigues y salíamos a caminar juntas cogidas de la mano, todo de la forma más natural posible. Pero no, la deconstrucción iba solo por la mitad del camino.
Me acuerdo mucho que durante la pandemia estaba haciendo una entrevista en un live de Instagram con una sexóloga. Estábamos hablando y ella mencionó algo sobre “estar enamorade de dos personas al tiempo” y “es normal” y a mí se me abrieron los ojos de par en par. ¿Es normal? ¿Dónde estuvo ese comentario toda mi vida?
Haciendo un diccionario rápido y corto, debemos empezar definiendo el modelo de relación que todes parecemos tener preestablecido. Un modelo que, según afirma el investigador de biología evolutiva en la Universidad Pompeu Fabra, Arcadi Navarro, tiene muchos orígenes y es el resultado de una evolución convergente.
Lee también Cómo trabajar sobre el amor propio para tener relaciones sanas
La monogamia, según la Real Academia Española (RAE), es un “estado o condición” y un “régimen familiar que no admite la pluralidad de cónyuges”. En Wikipedia se define como “un modelo de relaciones afectivo-sexuales basado en un ideal de exclusividad sexual por un período de tiempo indefinido entre dos personas unidas por un vínculo sancionado por el matrimonio, por la ley o por el derecho consuetudinario”.
No quiero desviarme mucho del tema (porque esta columna no es sobre la monogamia, lo prometo), pero Navarro dice que se propuso este modelo de relación como una “característica imprescindible” en el desarrollo de las personas y eso es falso. Sin embargo, creer que hay algo diferente a la monogamia es complejo. Crecimos dentro de ese contexto y, por lo menos en mi caso, no vi más ejemplos de relaciones y amor que no estuvieran enfrascados de esa forma.
Con deconstrucción y todo, mi check list de “características que quiero que tenga mi pareja” estaba marcada por todos los modelos cisheteropatriarcales de relación y me culpé por mucho tiempo por no poder replicarlos uno por uno.
Hace relativamente poco me di cuenta de que era posible, y estaba bien, no seguir ese camino y esto coincidió con que precisamente empecé a conocer que existían muchas maneras de formar vínculos sexo afectivos con alguien. Y ahí llegamos al segundo paso de la deconstrucción: abrirme a entender conceptos como el poliamor.
En Every escribimos una nota en la que clarificamos que el poliamor (palabra compuesta por “poly” que significa muchos en griego y en latian amor) es la manera que se usa para referirse al modelo de relación donde hay “múltiples formas de relacionarse de manera sexoafectiva que incluyen a más de dos personas”. Existen algunas subdivisiones dentro de este modelo de relación, pero, principalmente, es eso.
Claro que en la teoría puede sonar tentador, pero así como la monogamia, en la práctica el poliamor tiene muchos retos. Personalmente, aunque entender este modelo de relación hizo que deconstruyera muchos conceptos que tenía en mi cabeza, no creo que ese sea el modelo de amor que pueda seguir. Pero ahí está la magia del conocimiento. Entender nos permite derribar y construir de cero con base en lo que nos funcione a nosotres.
¿Qué es la Anarquía relacional ?
Y en este camino estaba hasta que un día me topé con alguien que me dijo que seguía la anarquía relacional ¡En mi vida había escuchado ese término! Apenas entendía yo las diferencias de otro tipo de formas para crear vínculos sexo afectivos cuando este hombre me menciona sobre este modelo; y empezamos a ponerlo como tema en muchos contextos para discutir qué significaba y si sería algo que podríamos llegar a replicar.
Por el nombre podemos saltar a algunas conclusiones. Anarquía es la ausencia total de estructura gubernamental en un Estado. El término de anarquía relacional o AR se utilizó por primera vez por la activista sueca, productora de videojuegos, feminista y queer Andie Nordgren. En el 2012 escribió el Manifiesto de la Anarquía Relacional donde toca nueve puntos que caracterizan este tipo de relaciones.
A grandes rasgos, AR niega las jerarquías dentro de las relaciones y renuncia a las expectativas impuestas en estas. Por un lado, por ejemplo, una relación sexual no tiene prioridad ante una relación platónica. Un amigue, una pareja sexual o un compañero de habitación pueden tener el mismo peso de importancia.
Lee también Responsabilidad afectiva ¿qué quiere decir y por qué está en boca de todos?
Por otro lado, al dejar las expectativas y los caminos establecidos de lado, se entiende que todas las partes tienen libertad y flexibilidad en todo lo que ese compromiso conlleva. En The Thinking Asexual, un famoso blog anónimo, se afirma que: “No existe un número finito de posibilidades de relación dentro de una red anarcorelacional, y, de hecho, eso es lo que configura su núcleo, el que no importe cómo conformas tu relación”.
Como lo describo hasta acá, podemos ver que es una salida fácil para no tener que cargar con responsabilidades y compromisos al momento de relacionarse con alguien. Sin embargo, cuando leía varias notas al respecto, ese es uno de los puntos que saltan de primeros para ser clarificados.
“La consecuencia principal de la AR”, explica una nota escrita en el 2014 en ACV “es que descentra la pareja (o parejas) como lugar o espacio privilegiado donde se concretan la crianza, la convivencia a largo plazo, integrar en la familia de origen, tener una economía compartida… Para los defensores de la AR, esas cosas pasan a no depender de un vínculo romántico-sexual, no hace falta que exista ese elemento para llevar adelante esos proyectos, pero no significa que dejen de existir”.
De hecho, según Nordgren (creadora del Manifiesto de la Anarquía Relacional), el amor no es un recurso finito y se sugiere que se “personalicen” todos los compromisos, creando responsabilidades propias en cada vínculo que nazcan del deseo mutuo y no de la presión social.
Ahora, no es que creando mis propias reglas y vínculos ya soy un anarca relacional. Podríamos partir por leer el manifiesto, entender e interpretar los nueve puntos pilares de este concepto.
Para informarme y escribir esto, leí una columna que recomiendo de GQ escrita por Shopie Saint Thomas. En una parte de su texto, afirma que: “Yo tengo una relación monógama, pero creo que todos tenemos mucho que aprender de los principios de la poligamia, desde cómo los polígamos gestionan los celos hasta cómo examinan lo que los une a ti y a tu pareja principal, más allá de la exclusividad sexual (es decir, el amor verdadero)”.
Es ahí donde está mi camino de la deconstrucción del amor y las relaciones: más allá de considerarme una persona monógama o alguien que practica relaciones anárquicas, sí considero que tenemos que leer, entender y tomar muchas cosas de los diferentes modelos que existen para relacionarse. No tenemos que sentirnos atades ni a uno ni a otro, pero sí tenemos que tener claro que está bien deconstruir el esquema y construir en pareja (dado el caso) lo que funcione mejor para ambas partes.
Cuando empecé a estudiar y me preguntaban por qué había estudiado comunicación social, molestaba siempre diciendo que la comunicación es la base de todas las relaciones y que yo quería ser experta en eso. Ahora que escribo, leo e investigo ya no me parece tan descabellada esa respuesta…