Vogue: así es el baile de la resistencia y el empoderamiento

Foto: vogue.mx

Es posible que hayas oído hablar de un tipo de baile llamado ‘vogue’ o ‘voguing’. Se trata de un baile moderno muy estilizado que evolucionó a partir de la escena del salón de baile de Harlem en la década de 1980. Empezó a ser más conocido gracias al video de Madonna «Vogue» (1990). También cuando se hizo el documental de 1990 Paris is Burning (Gran Premio del Jurado en el Festival de Cine de Sundance de 1991).

Más adelante, el vogue volvió a captar la atención general cuando el grupo de baile Vogue Evolution compitió en la cuarta temporada de America's Best Dance Crew.

Pero, ¿en qué consiste realmente el vogue? ¿Cuál es su trasfondo y su historia? En este artículo, te lo contamos todo.

¿Qué es el vogue?

Inspirado en la revista Vogue, el ‘vogue’ o ‘voguing’ es un baile que se caracteriza por incorporar poses de modelo junto con movimientos angulares, lineales y rígidos de brazos, piernas y cuerpo.  Es un estilo de baile se basa en movimientos que imitan las posturas y expresiones faciales de las modelos de la revista Vogue.

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Vogue no solo hace honor a la famosa revista de moda, sino que se basó en las poses de sus modelos de la alta costura y el arte egipcio antiguo. Se le agregaron gestos exagerados con las manos con el objetivo de contar una historia, imitando las actuaciones de género en géneros drag categorizados.

Persona haciendo pose con los brazos
Fuente: Pexels

Este baile, de raíces afroamericanas y latinas, nació en los años 60 del siglo pasado como una forma de expresión de la cultura LGBT. Hoy en día la moda no tiene ningún tipo de marca sexual o diferenciación, por lo que cualquier persona puede bailarlo, chicos, chicas y chiques.  

En cuanto a la ropa que se utiliza, es preferible usar aquella que se ajusta mejor al cuerpo, enfatizando la sexualidad, sin ocultar ni obstaculizar el movimiento. Se usan camisetas y camisas brillantes y ajustadas, pantalones ajustados, jeans y medias fabricadas con materiales elásticos. También se pueden agregar adornos y accesorios, como pulseras y pendientes grandes y brillantes. Sin embargo, lo principal es no exagerar, porque mientras se baila, la seguridad debe ser lo primero.

Al igual que ocurre con muchos estilos de danza moderna, la moda ha sufrido muchos cambios desde el momento en que se produjo. Algunos de los bailarines voguers aceptaron estos cambios; otros permanecieron fieles al viejo estilo. Pero los diferentes puntos de vista que empezaron a surgir hicieron que el vogue empezara a evolucionar. Aparecieron así diferentes estilos y formas de bailarlo.

El primer estilo, conocido hoy como ‘Old Way Vogue’, es una secuencia de poses elegantes, con movimientos lineales y angulares inspirados en las artes marciales y los desfiles militares. Esta forma más antigua y tradicional está basada en los movimientos originales, enfatizando la gracia y la postura.

En segundo lugar, aparece el ‘New Way Vogue’, que se formó después del año 1990.  El bailarín de este estilo incorpora elementos más complejos que requieren control y equilibrio. Las manos y los brazos son utilizados activamente para incorporar todo tipo de movimiento variados. Se mantienen las líneas y ángulos del Old Way pero los movimientos eran más rápidos e incluía efectos visuales y contorsionismo.

Por otro lado, tenemos el ‘Vogue Femme’ es el subestilo de baile más femenino. Encarna la feminidad con movimientos circulares y fluidos de manos y brazos, balanceo de caderas y el caminar de puntillas simulando tacones. Es más suave, aunque también se puede bailar de manera más dramática y marcada, añadiendo  movimientos acrobáticos.

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Historia del ‘voguing' o ‘vogue'

El voguing es un estilo de baile que surgió de los salones de baile de Harlem de la mano de los bailarines afroamericanos a principios de la década de 1960. Con los años, evolucionó hacia una forma más compleja que ahora se llama «vogue», aunque lo podemos encontrar escrito de las dos formas.

A principios del siglo XX, se formó en Harlem una cultura LGBTQ principalmente de carácter negro. Las diferentes disidencias en torno al colectivo empezaban a tomar forma y la búsqueda de libertad y empoderamiento era cada vez mayor. Esto derivó en movimientos de protesta y liberación a finales de dicho siglo.

El Renacimiento de Harlem (1920-1935) fue particularmente influyente para las personas negras en este proceso. La época dorada de la cultura afroamericana. Este movimiento intelectual, cultural y artístico trajo consigo oleadas de literatura, arte y música para la vida de las personas negras. Muchas de ellas eran abiertamente homosexuales o pertenecían a las identidades queer. Por ejemplo, Claude McKay, Langston Hughes, Alice Dunbar-Nelson, Angelina Weld Grimké, Richard Bruce Nugent, Alain Locke o Wallace Thurman.

Este movimiento supuso todo un desafío a las reglas y estructuras sociales. Se ponía el foco los cruces y complejidades de raza, género, sexo y sexualidad; todo fluye y evoluciona contantemente, sin categorías ricas y estancas.

Persona haciendo voguing
Fuente: Pexels

Harlem fue un lugar lleno de arte, activismo y cultura LGBTQ. Y fue Harlem el lugar de nacimiento del “vogue”. Por eso, es importante recordar que el vogue es una forma de baile muy estilizada creada por comunidades negras y latinas LGBTQ, aunque actualmente se conoce como el baile gay por excelencia.

Entre las décadas de 1960 y 1980, el vogue empezó a aparecer entre las escenas drag de Nueva York. Los voguers negros y latinos competían por los premios y reputación de sus grupos.

En el caso de las drag queens, mostraban cómo el género es actuación (véase el concepto de la performatividad el género). Maquillaje, ropa llamativa. peinados distintivos… Todo eso permite jugar con el género y romper sus barreras, algo que nos regala muy fácilmente el drag. Sin embargo, esta actuación creativa también se hace también a través del voguing. Usando el baile y los movimientos de la pantomima para romper las barreras de la expresión corporal y uso del cuerpo que nos impone la sociedad de forma rígida.

Podríamos decir que independientemente del estilo que se elija, el voguing muestra el valor que las comunidades LGBT negras y latinas tuvieron para crear una forma de arte más allá de la expresión creativa. Es un estilo de baile que en sí mismo lleva incorporado una historia de lucha y empoderamiento contra la discriminación. Un sentido de identidad, pertenencia y dignidad en un mundo que desprecia y ataca sus vidas de forma constante.

Poses y expresión corporal

En el vogue es importante la postura y los movimientos corporales, y se empodera a través de eso. Cabe destacar que la postura históricamente fue un indicador empírico que permitía a los médicos, criminólogos coloniales occidentales clasificar a las personas según sutiles diferencias. Desde una mirada científica, cada gesto se convertía en una cadena de significantes culturales que a día de hoy aún anclan el cuerpo moderno al género, la raza y la clase social.

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El cine y la fotografía iniciales asumieron la tarea casi imposible de crear un inventario completo de gestos, entendidos como indicadores significativos para estigmatizar los cuerpos y hacerlos “legibles” dentro de un sistema de demarcaciones raciales, de clase y de género.

Sin embargo, posar va más allá de las demandas de legibilidad corporal: una pose es, por definición, un gesto deliberado, artificial y excesivo. Implica una mayor conciencia de la propia actuación.

La vigilancia, criminalización y exhibicionismo que acompañaba a la fotografía daría pie al surgimiento de culturas jóvenes urbanas y grupos marginados que comenzaron a organizarse en torno a estilos subculturales. Distinguiéndose por su ropa, miradas, sonidos, gestos, actitudes.Jóvenes centrados con la construcción de su propia imagen pública, orgullosos de ellos mismos y en contra de la lógica de la modernidad colonial.

Por todo ello, la flexibilidad y maleabilidad de las poses que aporta el vogue lleva intrínseco una liberación de la rigidez binarista que aporta las construcciones sociales en torno al género y su expresión. Una forma de liberación y de resistencia a partes iguales.

Visibilidad e historia

Existe el mito de que las vidas queer no existieron de manera pública hasta la década de 1960. Se supone que las personas del colectivo LGBTQ (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, queer) estaban aisladas, ocultas y encerradas. Que eran invisibles. Nada más lejos de la realidad.

Persona bailando con un ramo de rosas
Fuente: Pexels

Hoy sabemos que existía una gran cantidad de salones de baile, cabarets, bares clandestinos y bailes de drag que existieron desde finales de 1800 como espacios donde las identidades LGBTQ no solamente eran visibles, sino que se celebraban abiertamente. Aunque la discriminación también estaba presente por parte de una sociedad cisheteronormativa que atacaba y ataca la diversidad afectivo sexual y las realidades queer.

Algunos de los enclaves residenciales más influyentes para estas comunidades se encontraban en Nueva York, siendo uno de los más relevantes Harlem, como hemos mencionado antes.

Si os interesa este tema, os recomendamos el ya mencionado documental Paris is Burning. Esta icónica película de Jennie Livingston visibilizó a algunos de los voguers más destacados de los bailes de Nueva York y los desafíos que tuvieron que enfrentar en cuanto a raza, género, clase y sexualidad.

Se trata de una obra muy aplaudida en la historia documental sobre las comunidades negras y LGBTQ, aunque sigue siendo controvertida. Los voguers de la película eran de clase obrera, trabajadoras, pobres y/o trabajadoras sexuales. Algunos incluso luchaban contra la falta de vivienda y el VIH/SIDA.

Como conclusión, los temas sobre raza, representación y apropiación en relación con la moda continúan siendo importantes y siguen teniendo relevancia a día de hoy. Es importante abordarlos para mantener las tradiciones que son a la vez negras y LGBTQ, rompiendo el mito de que las vidas LGBTQ de color nunca se hicieron públicas, cuando en realidad fueron públicas, y visibles. Reivindicando el empoderamiento de la propia identidad.

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