El tango queer y sus orígenes homosexuales

Foto: The San Diego Union-Tribune

El tango es un baile muy conocido por todo el mundo. Posee un gran atractivo por la sensualidad de sus movimientos y sus elegantes pasos. Sin embargo, pocas personas conocen los orígenes homosexuales del tango. Muchas otras desconocen también lo que es el tango queer. En este artículo, te invitamos a descubrirlo.

Historia homosexual del tango

Aunque actualmente este baile tan sensual lo suelen realizar parejas de hombre y mujer, lo cierto es que sus orígenes históricos son homosexuales y queer.

Los orígenes del tango se encuentran en las calles de Buenos Aires. Concretamente tras el auge de la inmigración que tuvo lugar allí a finales del siglo XVIII. Se pueden rastrear sus inicios en barrios marginales de clase baja, poblados principalmente por migrantes de Europa y grupos socialmente discriminados.

Dos hombres bailando tango
Fuente: Time Out México

La gente trabajadora soñaba en tener una vida cada vez más estable y de mayor calidad. El baile era una de las actividades que les permitía una escapatoria a la realidad material que tenían que vivir.

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Poco a poco esta mezcla de culturas eclécticas empezó a generar movimientos de música y baile. Se mezclaban ritmos de todo tipo y origen, desde polka, hasta estilos africanos y minuetos europeos. Con el paso del tiempo pasó de ser un baile que solo practicaban antiguos esclavos, inmigrantes, prostitutas y personas del colectivo LGTB a convertirse en un gran atractivo para todo tipo de público.

No existe mucha documentación oficial sobre las primeras formas de bailar tango, aunque la versión más popular apunta al llamado “Tango Argentino”. Esto se debe a que la clase aristocrática de Argentina al principio miraba con desdén a los bailarines de tango. Estaba considerado como un baile poco elegante, ligado a las clases bajas y personas migrantes.

Pero las personas sin clase social eran libres de bailar con quien quisieran y esto generaba un espacio único para personas del colectivo LGBT por ejemplo.

Curiosamente, durante la era de la inmigración, había una clara sobrepoblación masculina en Argentina. Concretamente, siete hombres por cada mujer en el país. Esto aumentaba la competitividad entre varones por cuestiones de pareja y matrimoniales.

Dos mujeres bailando tango
Fuente: Así se Baila

Ante esta situación, bailar entre personas del mismo sexo no solamente era obligado por falta de mujeres, sino que se llegó a convertir en un pasatiempo. Una oportunidad de sentir los cuerpos corpulentos y mover caderas de forma seductora, mientras se divertían sin prejuicios ni miradas delatoras.

En 1903 se publicó la primera foto del tango en la revista Caras y Caretas. Dicha foto revela que los primeros bailarines eran ambos hombres. Más adelante, se empezaron a hacer ilustraciones con este motivo.

Primera foto del tango
Fuente: Queer Tango Book

El tango en el siglo XX: de los márgenes al elitismo

El tango empezó siendo popular en Argentina. Sin embargo, poco a poco fue expandiéndose por la geografía vecina hasta llegar a países como Uruguay, donde el tango uruguayo fue popularizado por las mismas personas marginadas. Como, proxenetas, mafiosos y prostitutas.

Como curiosidad, una de las canciones de tango más famosas, La Cumparsita, fue compuesta por el compositor uruguayo Gerardo Matos Rodríguez en 1919.

Poco a poco el tango argentino dejó atrás su pasado marginal y empezó a tomar un carácter más elitista. Fue tomando fama en Nueva York y París a principios del siglo XIX, hasta que empezó a conquistar las pistas de baile.

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Tras la Segunda Guerra Mundial, Occidente se vio hundido en una oscura pesadilla. En una época así, el baile se convirtió en una escapatoria de la cruel realidad y un intento por conectar de nuevo con la parte optimista y alegre de la vida. No era inusual ver a dos bailarines del mismo sexo.

Dos mujeres bailando tango
Fuente: El Clarín

Más tarde, en la época de los años 50, elegir pareja para bailar y que esta fuese del mismo sexo empezaba a tener una connotación negativa. Tanto es así que incluso se prohibió expresamente organizar ningún tipo de baile en las llamadas milongas (clubes de tango).

Los hombres que bailaban con hombres eran leídos como personas que practicaban los pasos de baile, mientras que en el imaginario social de la época no cabía la idea de la existencia de mujeres lesbianas bailando juntas en un plano sexual y sensual.

Finalmente, tal fue y es el impacto del tango en Argentina y Uruguay que ambos países presentaron en 2009 una exitosa solicitud para que sea incluido en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO.

El surgimiento de las milongas queer

Hamburgo (Alemania) sería el primer lugar en ver nacer a la primera milonga queer oficial del mundo. Entonces, pero para no perder su reputación y visibilidad, en Argentina se creó el primer Festival Internacional de Tango Queer de Argentina. Ambos eventos supusieron un gran impulso para el mundo del tango y marcaron el comienzo del movimiento Tango Queer.

El Tango Queer se convirtió en un espacio muy importante en la lucha por la diversidad LGTB. Sobre todo porque los bailarines empezaban a ocupar espacios de ocio donde eran muy visibles y poco a poco su presencia era más notoria en la sociedad. Hasta derivar en luchas históricas por los derechos del colectivo, gestadas principalmente a principios de los años 70 en EE.UU.

El Tango Queer es un estilo distinto de tango que deja al margen los movimientos marcados por el género, favoreciendo el dejarse llevar y fluir.

Las milongas queer empezaron a tener mucho éxito en torno a la década de los 2000. Y poco a poco, los diferentes clubes de tango empezaron, incluso, a ofrecer clases para la comunidad LGBT.

Las características del tango

El tango es un baile donde los bailarines se lanzan a la improvisación y la espontaneidad. Permite una mayor libertad que otros bailes con movimientos y técnicas más marcadas. Por lo general, se hacen en pareja de hombre y mujer. El primero suele llevar traje y botas, y la segunda suele aparecer con vestido ajustado.

Asimismo, también es un espacio para la expresión de la propia sexualidad. Por su historia, combina varios tipos de baile como el vals alemán, la polka checa, la habanera hispano-cubana, el candombe africano y la milonga argentina.

Dos hombres bailando tango
Fuente: El Clarín

Por lo general, hay un patrón que siempre se repite: una persona que lidera y marca el paso, y una persona que es guiada. Esto implica que ambas partes deben estar bien compenetradas.

Dado el talante sexual y sensual de este baile, en la versión más conservadora y clásica, se baila con un abrazo abierto, dejando espacio para ambos cuerpos. La versión más tradicional se baila con un abrazo cercano donde ambas personas conectan pecho con pecho.

En las milongas tradicionales de Argentina, todo es muy tradicional y casi sacado de las películas. Las mujeres se sientan a un lado, tratando de alcanzar el interés de un hombre para que el elija su pareja de baile. La invitación se realiza con un movimiento de cabeza y la mujer es la que finalmente decide si aceptar o rechazar la propuesta.

La internacionalización de este baile parece haber dejado en el armario sus orígenes de baile marginal u barrio. Actualmente, está más codificado y es mucho más estricto. Hay roles claramente definidos de masculinidad y feminidad, como también ocurre con la bachata.

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Como no podía ser de otra manera, los roles de género siguen presentes aquí y el hombre es siempre quien conduce. La mujer es dirigida para seguir los pasos que le son marcados. Esta además se convierte en la parte más visual, el adorno del dúo. Nuevamente, el objeto de la mirada y el liderazgo masculino.

En el tango se mira a la pareja a los ojos, se toman de las manos y ambas personas se dejan guiar por música sensual.

El potencial del tango queer

Dos personas bailando tango
Fuente: Pexels

En un marco queer, el tango se convierte en el baile perfecto para probar posiciones de liderazgo y sumisión respecto a la otra persona.

El tango queer viene a dinamitar los roles de género. No solo tiene el objetivo de crear espacios para que la comunidad LGTB se exprese a través de este baile. También da lugar a que todas las personas, independientemente de su identidad de género, orientación sexual o expresión de género, se exploren a sí mismas y empiecen a dinamitar las normas sociales de género.

Se genera un espacio abierto de igualdad, encuentro, deconstrucción, socialización, y comunicación entre quienes bailan. El rol o la disposición para bailar no determina ni presupone la orientación sexual de nadie.

Empoderamiento femenino a través del tango

Las raíces misóginas del tango se manifiestan en ciertos movimientos del baile dentro de los espacios más tradicionales. En primer lugar, el hombre está al mando y avanza hacia la mujer. Casi parece insinuar que le abre las piernas, mientras ella trata de evitarlo. Por no hablar de la sexualización y cosificación de los cuerpos.

Pero en los últimos años, con los nuevos estilos de tango y la actualización de técnicas, el papel de la mujer se ha vuelto más participativo e igualitario. De hecho, muchas mujeres disfrutan siendo ellas quienes lideren los pasos. Además, en el Tango Queer, pueden elegir su acompañante y el rol que quieren llevar.

El tango, al final, en lugar de ser una especie de juego sexual, se convierte en una forma de conectarse con une misme y con cualquier persona. Es un espejo donde te das cuenta con qué roles sientes mayor comodidad y cómo se extrapola eso a tu vida cotidiana.

Cuando el tango surgió por primera vez en Buenos Aires, a fines del siglo XIX y principios del XX, se consideraba un baile erótico, escandaloso, que solo practicaban hombres con prostitutas. Actualmente, se ha convertido en un espacio de liberación y de exploración de la propia sexualidad.

Antes se veía muy inapropiado que las mujeres bailaran tango y por eso los hombres a menudo tenían que aprender el baile de otros hombres. Pero ahora quien quiera puede tomar el liderazgo, gracias a la revolución que el tango queer ha logrado generar.

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