Todo sobre la Asexualidad: la orientación invisible

Foto: W Radio

No son pocas las personas que se quedan perplejas cuando escuchan hablar de asexualidad. Por lo general, no entienden bien el concepto, les parece algo imposible o simplemente lo catalogan como una moda. Quizás tú seas una de esas personas que se pregunte de qué se trata.

Es posible que hayas escuchado hablar de asexualidad antes pero que no tengas claro a qué hace referencia este término. Es difícil no caer en estereotipos y prejuicios como también ocurre con otras realidades como la bisexualidad, por ejemplo. La definición principal sería esta:

Asexualidad: orientación sexual caracterizada por sentir poca o nula atracción sexual hacia otras personas.

Pero ¿es esto posible? Sí que lo es. Tanto que nos encontramos con un espectro y con una comunidad de personas bastante grande, como también lo ocurre con la homosexualidad o la bisexualidad.

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Espectro asexual

Cuando hablamos de espectro asexual nos referimos a que hay muchas formas de experimentar la atracción sexual. Esto se explica con el triángulo de AVEN, un triángulo con el vértice situado abajo y coloreado en tonos grises.

triangulo asexual

En la base del triángulo, de color blanco y en la zona superior, aparecería representada la alosexualidad. Esto hace referencia a todas aquellas personas que no entran dentro del espectro asexual al sentir la atracción sexual de manera normativa (homosexualidad, heterosexualidad, bisexualidad/pansexualidad).

En la parte del medio, en color gris, encontramos la grisexualidad. Representa a las personas grisexuales, que sí que experimentan atracción sexual pero de forma menos intensa o solo bajo circunstancias determinadas. En esta parte también encontramos la demisexualidad, esto es, personas que solamente experimentan atracción sexual cuando establecen un vínculo emocional fuerte con otra persona.

El color gris se va oscureciendo poco a poco hasta llegar al vértice en color negro. Este representa a las personas puramente asexuales que nunca experimentan atracción sexual por nadie y bajo ninguna circunstancia.

Deseo y atracción

Una de las confusiones que aparecen tiene que ver con la confusión que se hace entre el deseo sexual y la atracción sexual. Ni son sinónimos ni surgen de manera paralela. El deseo sexual haría referencia a las ganas de llevar a cabo una actividad sexual pero no dirigida hacia otra persona. La atracción sexual es aquello que en la otra persona te despierta las ganas de tener relaciones sexuales con ella (o ellas, cuando ocurre con varias personas). Como un efecto imán.

persona con bandera asexual
Foto: actasex.tumblr

Asimismo, cabe destacar que las personas nos pueden atraer de diferente manera y no todas las atracciones van alineadas. En esta línea, el colectivo asexual planteó el modelo de atracciones divididas que se aplica a cualquier persona, independientemente de cuál sea su orientación sexual. De este modo, las personas nos pueden atraer sexual, romántica, estética, sensual, platónica o intelectualmente.

Muchas personas se preguntan si las personas asexuales se masturban o tienen relaciones sexuales. La respuesta es que hay gente que sí, y gente que no, como con todo el mundo. Hay que diferenciar entre atracción sexual, deseo y comportamiento. Una persona asexual puede tener un alto deseo sexual, puede masturbarse, excitarse o tener relaciones sexuales con otras personas y no por ello está sintiendo atracción sexual. Hay personas asexuales que rechazan el sexo y otras a las que les resulta indiferente, por ejemplo.

Además, la realidad misma de las personas asexuales puede generar mucho morbo y se frivoliza su experiencia y su sentir. Encima de la mesa aparecen preguntas como ¿tendrá relaciones sexuales? ¿Cuántas habrá tenido a lo largo de su vida? ¿Habrá estado con alguien alguna vez? ¿Cuándo habrá perdido la virginidad? ¿Aún es virgen? ¿Cómo habrán sido sus relaciones sexuales? etc.

Tras lo expuesto, queda claro que la atracción romántica no es lo mismo que la sexual ni la estética. Por eso mismo, una persona asexual que no sienta atracción sexual por nadie sí que puede sentir atracción romántica hacia otra, o incluso verla atractiva estéticamente. Las combinaciones son infinitas porque hay tantas formas de vivir la sexualidad como personas hay en el mundo.

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Patologización y acefobia

La asexualidad dejó de ser considerada un trastorno mental en el año 2013. Antes de eso, aparecía en los DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) como un trastorno del deseo hipoactivo. Actualmente, muchas personas profesionales de la sexología y la psicología siguen diagnosticando esto a personas asexuales por no haberse actualizado con la diversidad. Y esto claramente es un error.

cartel en marcha asexual
Foto: chrysocollatown.tumblr

Entre las violencias acefóbicas que puede sufrir una persona encontramos un malestar asociado a: ansiedad, presión social, violaciones correctivas, burlas, desdén, infantilización, invisibilidad, daños físicos y psicológicos, estigmas, patologización y terapias de conversión.

En cuanto a las personas profesionales de la salud mental y sexual, debido a que la asexualidad aún está muy invisibilizada, suelen asociarlo a un trauma, a un desequilibrio hormonal o a un problema de deseo sexual. Pero no estamos hablando ni de un trastorno ni de una patología, sino de una orientación igual de válida, y real como la heterosexualidad, la homosexualidad o la bisexualidad.

Tratar de corregir una orientación sexual equivaldría a una terapia de conversión. ¿Qué sentido tiene tratar de cambiar una identidad que por su esencia mismo no genera malestar, sino que es parte de lo que la otra persona es y siente hacia los demás? Una persona del colectivo LGTBIQA+, en caso de sentir malestar, es debido a la presión, mandatos o violencias que la sociedad ejerce contra ellas. Porque se impone un modelo de cómo sentir y vivir la identidad sexual, cuando esto depende única y exclusivamente de la persona.

persona con bandera asexual
Foto: Eromamba

La salud mental de las personas asexuales se resiente del mismo modo que se resiente la del resto del colectivo LGTBQIA+. Es frecuente que haya una sensación de sentirse rotas, raras, extraterrestre o fuera de lugar. Aparece una presión enorme por querer encajar en la normatividad para no experimentar ese malestar nacido de la otredad.

Para alguien que descubre su asexualidad, no es fácil concebir que el sexo no te atraiga de manera natural. Esto es consecuencia de vivir en una sociedad hipersexualizada y sexocéntrica, donde es un valor social y un tema de conversación cotidiano. Tampoco resulta sencillo explicar lo que es y que las personas lo entienda rápidamente por la mentalidad alonormativa. Esto es, dar por hecho que todas las personas experimentan atracción sexual y, de no hacerlo, es un problema o algo que corregir.

Colectivo LGBTQIA+ y comunidad ace

Por su esencia, la asexualidad pertenece al colectivo LGBTQIA+ aunque sea la letra que menos aparece debido a la invisibilidad recibida. Y al igual que las demás, no está exenta de violencias. El colectivo LGBTQIA+ debería ser un lugar seguro para todas las identidades, sin caer en los debates superficiales de ver quién recibe mayor discriminación. Debería ser una parte integral del colectivo LGBTQIA+, puesto que no está exenta de violencias ni discriminación.

No obstante, aún son muchos quienes no la incluyen en sus siglas ni la consideran parte de la comunidad y de la diversidad sexoafectiva, cuando todo lo que se sale de la rigidez binarista y de la cisheteronorma es diversidad y disidencia. Se contribuye así a que se fomente el estigma y la invisibilización, que no deja de ser una forma directa de discriminación.

Hay muchas personas asexuales por el mundo, pero se trata de una comunidad que se visibiliza sobre todo en las redes sociales. Es inherente al colectivo que los lugares de encuentro estén principalmente en Internet. En Facebook, por ejemplo, existe varios grupos donde se comparten experiencias y testimonios muy detallados con los que muchas personas asexuales o del espectro asexual se pueden identificar.

Lo que la asexualidad nos enseña

Gracias al activismo, las personas de la comunidad asexual son cada vez más visibles. No obstante, aunque cada vez se habla más de ello aún queda mucho por hacer. El gran desconocimiento en torno a esta orientación puede derivar en lo que se conoce como acefobia o asexualfobia. Al igual que la lesbofobia, homofobia o bifobia, haría referencia a la discriminación hacia las personas del espectro asexual. Por ejemplo, tratar de corregirla por considerarla una anomalía, recibir burlas constantes, forzar a las personas asexuales a hacer algo que no quieren o incluso una de las violencias más grandes que hay: la invisibilidad y la no existencia.

La asexualidad enseña a repensar todos los modelos que damos por hechos. La politización de esta identidad adquiere un potencial transformador de las realidades diversas, antipatriarcales y anticapitalistas neoliberales. Es una manera de ser y estar en el mundo que desafía a las lógicas del cisheteropatriarcado al romper con la universalización de las atracciones y la “necesidad” de mantener relaciones sexuales. Esto afecta profundamente a la tradicional división sexual del trabajo y los roles de géneros.

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Nos educan mostrándonos que nuestras relaciones personales tienen que seguir un patrón, que nuestra relación con nuestro cuerpo sigue unas pautas determinadas o que hay una forma correcta de ser, relacionarse y sentir. Ante esto, el espectro asexual desafía el binarismo, pone en jaque la idea de la unidireccionalidad de los distintos tipos de atracciones y hace explícita la separación de procesos como el deseo, la atracción, el comportamiento y las relaciones.

Finalmente, la identidad, presencia y esencia de las personas asexuales cuestiona toda una serie de cosas que se han dado siempre por hecho. Se pone el foco en el disfrute de otras perspectivas y el abrazar el ser queer, diverso y genuino que se sale de la norma para aprender a vivir en libertad.

Fuentes: