Históricamente han existido diversos tipos de relaciones románticas y sexuales. Sin embargo, la moral occidental ha marcado profundamente los vínculos que existen entre las parejas; aunque las relaciones abiertas han existido desde la antigüedad, en muchas sociedades han permanecido en la esfera de la clandestinidad debido a que parece haber una aceptación y naturalización más marcada de la monogamia.
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Varias de las sociedades africanas son reconocidas por no seguir los modelos de relación monogámica, así mismo ocurre en muchos otros lugares del mundo. De acuerdo con María Ramírez, un estudio realizado por George Murdock muestra que de 849 sociedades estudiadas, 708 permitían la poligamia, mientras que las otras 137 eran meramente monógamas y las 4 restantes correspondían a comunidades poliándricas, es decir, que la mujer tenía varios esposos.
Actualmente, las conversaciones sobre relaciones no monógamas son más numerosas y las personas parecen estar más abiertas a intentar establecer vínculos por fuera de esa construcción. Según el experto en sexo, Manuel Matheu, en entrevista con BBC: La monogamia no es un rasgo intrínseco al ser humano y tampoco está en su naturaleza, este tipo de relación ha sido impuesta culturalmente y se ha expandido por el mundo.
Para el experto, la monogamia solo es común en animales que no tienen el tiempo ni fuerzas disponibles para establecer relaciones más abiertas; por ejemplo, las cigüeñas y algunos pingüinos, que por sus migraciones suelen estar con la misma pareja por toda su vida. Caso contrario ocurre con el resto de animales, entre esos les seres humanos.
Lo anterior no significa que las relaciones monógamas estén mal o que deban eliminarse, al contrario, quiere decir que es necesario reformar las creencias de que un solo tipo de relación es el correcto y que los demás no lo son. Parte importante de conocer las categorías de relaciones existentes es que las personas tengan la posibilidad de elegir con cuál se sienten cómodas y las vivan bajo las condiciones que el consenso les permita.
Por esta razón, vamos a hacer un recorrido entre los tipos de relaciones que existen y sus acuerdos:
Relaciones monógamas
En esta relación les participantes establecen un mutuo acuerdo de fidelidad con respeto a ciertas condiciones; principalmente, la exclusividad sexual y romántica. En este caso, las dos personas deben poner límites sobre lo que está bien y mal dentro de la relación, es decir, hasta dónde pueden proceder antes de que sea denominado como infidelidad. Es el modelo tradicional de relación y es reproducido en parte importante del mundo.
Sin embargo, dentro de las relaciones monogámicas se pueden establecer límites más flexibles, ya sea en el ámbito romántico o erótico, siempre y cuando no se rompan los acuerdos principales de la relación cerrada.
Relaciones no monógamas
Existen distintos tipos de relaciones no monógamas, a continuación te contamos cuáles son:
Relación abierta
En este tipo de vínculo, las dos personas en la relación se permiten experimentar sexualmente con una tercera — o cuarta, o quinta…—, siempre y cuando se respeten los acuerdos estipulados. Cada vínculo abierto está muy marcado por los límites donde se establece lo que está permitido y lo que no.
Están quienes aceptan conocer detalles y quienes no; también, en algunos casos, está la condición de que los encuentros solo pueden ocurrir con el conocimiento de le otre; y, así mismo, quienes deciden compartir en pareja la experiencia con otra u otras personas.
Dentro de estas relaciones se encuentran diversos fenómenos, como lo son les swingers, que intercambian parejas o disfrutan “compartiendo” a su pareja con otra persona. De la misma manera, están las relaciones a ojos cerrados, en las que el acuerdo es explícito pero deja de ser necesario el compartir las experiencias vividas por fuera de la relación.
Poligamia tradicional
Es una relación con base religiosa o tradicional en la que participan tres o más personas; pero dentro de un común acuerdo de exclusividad romántica y erótica entre ellas. En estas relaciones se rompe la dicotomía de la pareja y se guían bajo la certeza de que es posible amar a más de una persona a la vez.
Relación en triángulo:
En este caso una de las personas participantes está en una relación cerrada con otras dos, pero estas últimas no se relacionan entre sí. Es decir, uno está en una relación con dos y tres, pero dos y tres no tienen vínculo alguno entre elles. Esta relación es diferente a la infidelidad, puesto que hay consentimiento de las tres partes. Además, las relaciones son igual de importantes para la pareja “principal”, por lo que no hay preferencia sobre una de ellas.
Poliamor con jerarquía:
Este caso es similar al anterior, sin embargo, la diferencia radica en que una de las relaciones es la principal; mientras que la otra u otras son secundarías y hay un acuerdo tácito sobre ello.
Anarquía relacional:
Aquí no hay reglas establecidas y las personas pueden relacionarse romántica y sexualmente con cualquier persona sin ninguna restricción. Por ello, este tipo de relaciones descentran la categoría de “pareja” como único espacio en el que se pueden dar vínculos responsables y de compromiso.
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Otras formas de relacionarse
Existen todavía más formas de relacionarse, te contamos cuáles son:
Relación asexual:
Esta relación es incluida en otra categoría puesto que puede entrar en cualquiera de las opciones anteriores, sin embargo, son características puesto que la conexión es únicamente romántica y no se da en el plano de lo erótico, ya que las personas asexuales no sienten esa atracción sexual — o depende del espectro dentro del que se encuentren—.
En este caso, las personas pueden establecer acuerdos que cierren o abran la relación según sus intereses y creencias, pero esta flexibilización va ligada a lo romántico en todo momento.
Relación arromántica:
Este caso puede ser más común de lo que se cree, puesto que la relación es exclusivamente sexual y no establece vínculos románticos en ningún momento. En ella, se establecen acuerdos claros sobre los límites entre los cuales se tienen permitido incurrir cada una de las personas. Es decir, las condiciones pueden establecerse en algo cerrado y exclusivo o puede permitirse vivir experiencias con más personas.
La importancia del consentimiento y la responsabilidad afectiva
Como en cualquier tipo de relación la base fundamental de los acuerdos es el consenso y el consentimiento, pues, los vínculos deben ser lugares seguros en los que cada parte se sienta cómoda y feliz. Todas las relaciones nombradas anteriormente son válidas; siempre y cuando no sean impuestas y sean de común acuerdo.
Así mismo, este tipo de relaciones son una alternativa a la monogamia impuesta, que se maneja comúnmente bajo el supuesto de que es necesario reprimir los deseos o atracciones alternas a la relación. No todas las personas están dispuestas para tener una relación cerrada; por lo que es más responsable permitirse estudiar otras alternativas que permitan vivir la vida sexo-afectiva con toda plenitud.