El pinkwashing hace referencia a una serie de prácticas comerciales de marketing en la que las empresas promocionan sus productos apelando a su supuesta simpatía con una causa concreta. Por ejemplo, los derechos LGBT. De ahí su nombre, pink (rosa) y washing (lavado), aunque en español también podemos encontrarlo como lavado rosa.
En este artículo, te invitamos a explorar el origen y las consecuencias del pinkwashing en lo relativo al cáncer de mama.
Orígenes e historia del color rosa
Se hace uso del término pink (rosa) como referencia a las cintas de este color que se usan como señal de compromiso y empatía hacia el cáncer de mama. Se han convertido en un símbolo de preocupación por la mayor y mejor investigación científica que permita a las pacientes curarse y tener una mejor calidad de vida.
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Como curiosidad, la cinta original del cáncer de mama no era rosa, sino de color anaranjado (simbolizando la piel). Fue creado a principios de la década de 1990 y repartido en los supermercados por la estadounidense Charlotte Haley. Su objetivo era exigir más fondos para la prevención del cáncer. Cuando Haley se negó a trabajar con Self Magazine y Estée Lauder, estas cambiaron el color por el tono rosado que conocemos hoy.
Las cintas de color rosa siempre han sido un símbolo representativo de solidaridad, concienciación y empatía. Sin embargo, aunque los mensajes sobre el cáncer de mama son siempre de color de rosa, porque esta enfermedad se asocia a lo femenino, sabemos que el cáncer de mama afecta a personas de todos los géneros.
Radiografía del cáncer de mama
El cáncer de mama es una de las enfermedades más comunes en todo el mundo, y una de las que más víctimas se lleva cada año. Según las estadísticas de la American Society of Clinical Oncology, se estima que en el año 2020, 684.996 personas en todo el mundo murieron de cáncer de mama.
Esta realidad ha convertido al cáncer de mama en un objetivo prioritario para muchas organizaciones benéficas que trabajan en la investigación, prevención y tratamiento del cáncer de mama. Se siguen diagnosticando a diario, pero todavía no tenemos cura.
Según la Sociedad Española de Oncología, se estima que 1 de cada 8 mujeres españolas tendrá un cáncer de mama en algún momento de su vida. Entre los factores de riesgo, encontramos:
- La edad. El principal factor de riesgo. A mayor edad, mayor riesgo de padecer cáncer de mama.
- Cáncer de mama en la historia familiar. Por ejemplo, que exista un familiar de primer grado, como ser madre e hija.
- Portar mutaciones genéticas en genes como los BRCA 1 y 2 o en otros.
- Mayor densidad mamaria detectada en mamografías.
- Aparición temprana de la primera regla.
- No haber estado embarazada nunca (nuliparidad).
- Consumo de alcohol.
- La obesidad.
Es importante aprender sobre los factores de riesgo para tomar conciencia y hacerse pruebas de detección apropiadas para la edad. Esto es clave para poder identificar el cáncer en sus etapas más tempranas. Hace que el tratamiento tenga más probabilidades de ser exitoso.
El origen del pinkwashing y el cáncer de mama
Sabemos que octubre es el mes de concienciación sobre el cáncer de mama. Aunque la intención es apoyar a las personas afectadas por el cáncer de mama, así como la investigación científica en torno a esto, en los últimos años este mensaje ha sido secuestrado por estrategias de marketing. Lo que ha dado lugar al surgimiento de estrategias específicas de pinkwashing.
En primer lugar, dada la alta incidencia de esta enfermedad ha logrado una gran visibilidad en todo el mundo que incentiva la concienciación y la investigación constante. Debido al perfil visible, público y mundial del cáncer de mama, algunas organizaciones benéficas empezaron a vincular sus productos con empresas para incrementar sus beneficios y tener un mayor impacto solidario.
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Poco a poco, las organizaciones que apoyaban la investigación recibían un porcentaje de las ganancias de los productos de marca vendidos. Empezaba a ganar grandes cantidades de dinero que era invertido en la investigación.
Dado el potencial de rentabilidad de estos productos, muchas empresas empezaron a querer obtener beneficios económicos. Poco a poco empezaron a desarrollar estrategias de marketing. Así nació el pinkwashing en el marco del cáncer de mama.
La controversia surgió cuando algunos productos se empezaron a vender bajo la afirmación de que, con los beneficios obtenidos, se ayudaría a la investigación del cáncer de mama. Pero esto en realidad nunca ocurrió.
De este modo, quienes compran y consumen estos productos bañados por esta aura rosa, sienten que están toman una decisión ética y solidaria al hacer dicha compra. Pero el dinero no siempre termina en manos de las personas investigadoras.
A veces, las empresas no tienen acuerdos con las organizaciones que investigan el cáncer de mama. Simplemente se dedican a vender productos marcados con tonos y cintas rosas para que los consumidores crean que están apoyando la investigación del cáncer de mama.
Consecuencias del pinkwashing
El pinkwashing supone un problema muy serio. En primer lugar, porque los productos con fines solidarios son una de las mayores fuentes de fondos que pueden ser destinados a las organizaciones que realizan investigaciones científicas.
Si en el mercado aparecen productos de este tipo, con un mero fin comercial, quienes trabajan e investigan sobre el cáncer de mama finalmente reciben menos dinero para trabajar en este campo.
En cuanto a los consumidores, no siempre reciben información sobre si su compra es o no es ética.
Por otro lado, el pinkwashing también puede ser perjudicial para la salud. Esto ocurre cuando, por ejemplo, se venden productos supuestamente solidarios con el cáncer de mama que, no solamente son un ejercicio de pinkwashing, sino que pueden contener elementos carcinógenos.
Pero, además, este lavado de color rosa puede llevar a conceptos erróneos sobre la enfermedad y las respuestas necesarias. Existe una sobrecarga de información y mensajes diversos que embarran el mensaje, o que pueden generar el efecto contrario al deseado en la población.
Además, cuando el cáncer de mama se simplifica demasiado para el público, también dejamos a un lado las desigualdades en salud. Por ejemplo, que las mujeres negras tienen más probabilidades de morir de cáncer de mama que las mujeres blancas
Por otro lado, el enfoque abrumador en las experiencias de las mujeres cis con cáncer de mama significa que las preocupaciones de las poblaciones LGBTQIA+ y de género no binario quedan desatendidas y subrepresentadas en la investigación.
Gayle Sulik, autora de Pink Ribbon Blues: How Breast Cancer Culture Undermines Women’s Health, explicó que el lavado rosado puede limitar nuestra capacidad de comprender cómo es realmente enfrentar la enfermedad. En definitiva, que los mensajes con tonos rosados que vemos sobre el cáncer de mama dejan a un lado la compleja y devastadora realidad de la enfermedad.
Por otra parte, si la única vez que una marca menciona el cáncer de mama de forma insistente y masiva es en octubre… Quizás el producto que se anuncia en realidad no esté haciendo mucho para apoyar la causa en su conjunto. Esto es algo que podemos comparar a lo que ocurre el mes de junio con el orgullo LGBT.
¿No será que hay cosas que existen todo el año y por las que tenemos que luchar de forma consistente y cotidiana?
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¿Cómo se puede evitar el “lavado rosa”?
Con este objetivo por bandera, algunos activistas han sugerido poner fin a las estrategias de vinculación con marcas y que las personas donen directamente a organizaciones benéficas que apoyan la investigación de este tipo de cáncer.
Otros activistas argumentan que precisamente la disponibilidad de dichos productos es lo que hace posible que las personas que normalmente no harían una donación lo hagan. Las probabilidades de conseguir esa financiación a través de la compra es más alta.
Es posible realizar una investigación en fuentes oficiales para saber qué organizaciones hacen un uso realmente benéfico de sus beneficios, y cuáles no. Algunas organizaciones acreditadas que luchan contra el cáncer de mama son:
@hiphop_felizhora @metavivor @AiRSFoundation @bcrfcure @tutuproject @the_breasties @chickmission @dempsey_center
Son muchas las empresas que usan campañas de marketing engañosas para hacer creer que están sensibilizadas con este tema. Sin embargo, detrás del telón, en realidad no están haciendo mucho para apoyar la causa. Esta falta de ética anula el potencial del mes de octubre por completo. Por ello, siempre es conveniente investigar antes de invertir nuestro dinero en un producto supuestamente solidario.
Cada euro es importante cuando hablamos de avanzar en la investigación de este tipo de cáncer. Así que, animamos a quienes nos están leyendo a que tomen conciencia de la historia del pinkwashing y de cómo funciona en la actualidad.
Puedes compartir todo lo que aprendas con otras personas, para que, de querer apoyar la causa, lo puedan hacer apoyando directamente a organizaciones acreditadas para ello.
Si conoces a alguien que esté sufriendo esta enfermedad, o que la haya sufrido en el pasado, quizás quieras defender la causa y educarte sobre el tema para conocer las señales de advertencia y las medidas preventivas. La detección temprana es clave cuando se trata de combatir el cáncer de mama.
Siempre hay cosas por hacer. Dedicar un tiempo a reflexionar sobre las estrategias de marketing que son pinkwashing. Apoyar a las organizaciones que realmente son benéficas y donan sus beneficios. Aprender cómo realizar un autoexamen de mamas, asegurarte de que tu seres queridos también lo sepan, etc.
Todas estas son maneras de defender la causa y ayudar al avance en la investigación en el cáncer de mama. Que el lavado rosa no borre la importancia de la solidaridad en algo tan importante como son las vidas de las personas.