Sebastián Santafe es un artista bogotano de 27 años. Estudió publicidad y dos semestres de artes plásticas, tiempo en el que desarrolló su amor por la ilustración. Se considera un hombre gay y es consciente de que tanto la sexualidad como la identidad son un espectro. Por ende, todo puede llegar a cambiar. Actualmente, cuenta con una comunidad de más de 15.000 seguidores en su Instagram donde publica las ilustraciones y reflexiones que permean su vida.
Una bitácora personal
Su consolidación como artista empezó en séptimo semestre de publicidad cuando atravesó una crisis y decidió empezar a hacer doble carrera con artes plásticas. Le encontró amor a la posibilidad que le daba la ilustración de poder plasmar sus sentimientos, sus cuestionamientos, su salida del clóset, entre muchas otras cosas.
“La ilustración siempre ha sido para mi una bitácora viviente y paralela de lo que estoy sintiendo y viviendo”, afirma Sebastián.
Empezó a ser consciente y a tener cuidado de todos los aspectos de la ilustración y así formó un estilo propio y característico. El color, por ejemplo, es algo muy relevante en sus ilustraciones porque también lo es en su vida cotidiana. Siempre está buscando incorporar en sus espacios, en su ropa, en su maquillaje o en sus uñas los colores.
“Mi ilustración es detallada pero poco técnica. Es muy sentida y atravesada por todo lo que a mí me atraviesa”.
Por gusto propio, publicó todo en Instagram y empezó a buscar convocatorias para compartir su arte. Fue un proceso muy orgánico en el que Sebastián se dió cuenta de que “la gente se estaba identificando con mi trabajo, estaba hablando de algunos temas que me hubiera gustado a mí que otras personas hablaran”.
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Sebastián personificó su lucha en sus dibujos. Todo empezó inspirándose en el hueco de representación en el que se sentía: “no tener amigues queer y un círculo seguro de amistad y familia que me ayudaran a entenderme y entender por qué estaba viviendo lo que estaba viviendo”.
Entonces, su arte se volvió no solo su bitácora personal, sino también su forma de activismo.
“Creo que el activismo”, afirma Sebastián, “se construye desde lo cotidiano. Mi activismo gráfico va hacia visibilizar, educar y compartir lo que yo he aprendido estos años a partir de historias mías, de amigues y de fundaciones donde trabajo”.
“Hay algo muy lindo de la comunidad LGBTIQ+ que vi en una docuserie de Netflix. Alok decía que lo lindo de esta comunidad es que crece y se descubre toda en comunidad. Tú te descubres y te sientes cómodo cuando estás en un círculo que te permite ser y crecer. Conforme vas creciendo y vas conociendo más gente, más historias, te llenas de eso y eso también te permea y te ayuda a descubrirte a ti mismo. Mi activismo hace parte de ese esquema”.
El hecho de desarrollarse como persona y artista dentro de una sociedad cerrada y tradicional, no hace que Santafe se reprima, al contrario, “a mí parecer eso te empuja y te da, en cierta manera, más carnecita para hablar”.
Por ejemplo, hace dos años se enfrentó a ciertos miedos cuando se puso una falda por primera vez y salió a la calle con ella. Él sabía a lo que se atenía y era consciente de que podía recibir todo tipo de comentarios. Sin embargo, después de la experiencia, llevó esa conversación a su activismo gráfico y se dió cuenta que muchas personas atravesaban esos mismos miedos y el hecho de contarlo ayudaba a visibilizar y buscar soluciones en la comunidad.
“El arte hace eso: desmenuza libros enormes, teorías y tesis en cosas muy resumidas que transmiten un mensaje muy rápido a la gente”, responde Sebastián cuando habla sobre cómo el arte puede ayudar a la lucha de la comunidad LGBT. Pero para mí, el activismo gráfico de Sebastián radica en que sus ilustraciones son el espejo de sus propias vivencias y muchas de las personas de la comunidad LGBTIQ+ nos vemos reflejades y acompañades por su arte.