El irreverente Albie Birmann

Expectante al personaje que podría presentarse al mediodía en el Buena Vista, con el maquillaje chorreado por la lluvia y la peluca estropeada por el viento, me encontraba sentada en la mesa de un café en el tercer piso. Un hombre alto, robusto, con cabellos cortos y castaños, y luciendo una camisa de plantas tropicales se sentó conmigo.

Como el café, caliente y atrapante es Seven Cabaret, el show de Albie Birmann, que se está presentando esta temporada en Barranquilla con el apoyo de la alcaldía distrital.

La puesta en escena, donde convergen diversos talentos y corrientes artísticas, ha sido un éxito en la capital del Atlántico. En todas las sesiones hay aforo lleno, por lo que tuvieron que duplicar las funciones del pasado sábado 23, ubicando a más de 800 personas en el auditorio de La Fábrica de Cultura.

Peripecias de la obra

Sentado en la mesa con la mirada desenfocada Albie Birmann, como lo conocen en el mundo del espectáculo, evocaba las peripecias que tuvo que superar para conducir su carrera al éxito. El actor escénico y gestor cultural siempre ha sido irreverente y se ha atrevido hacer lo que para muchos requiere un gran valor y conlleva también un gran dolor.

Desde el inicio de su carrera artística se vio excluido por el mismo medio artístico. Podía percibir como ignoraban su trabajo y el público siempre eran amigos y conocidos. En más de una ocasión le cancelaron shows y negaron espacios de ensayo. Durante mucho tiempo ha sentido cómo la comunidad artística, a razón de prejuicio por su sexualidad, sin señalarlo directamente, ha tratado de bloquear cualquier posibilidad de que haga parte de la misma.

Justo ese rechazo fue lo que terminó desvaneciendo el proyector de Kinesis. La compañía de teatro fundada en 2012 era la oportunidad para que el director de teatro buscara su propio estilo de creación. Sin embargo, la discriminación hacia su trabajo por ser abiertamente gay y transformista terminaron por apagar el brillo de la compañía en el 2016. Comentarios homofóbicos de tipo “cómo eres gay debes hacer teatro gay” eran frecuentes en el campo actoral, privandolo de explorar otras facetas del teatro, a lo que Birmann se resistía.

Cuando tuvo una situación personal difícil el medio artístico le dio la espalda, me comentaba. Nadie quería brindarle espacios de ensayo por la imagen que lo acompañaba en ese momento y tuvo que recurrir a ensayar en los parques, recuerda. Sin duda, una época muy dura para el artista; y confesó mirándome que “cuando alguno de mis actores gestiona un lugar para ensayar le decían, no pero es que es con Albie, entonces no. No es que no me querían, era que no se querían quemar”.

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Aún en tiempos más recientes y cuando su trabajo empieza a ser respetado sigue encontrandose con episodios de discriminación. Actualmente no hace parte de ninguna mesa de trabajo teatral de la ciudad y me compartía con los ojos bien abiertos una anécdota reciénte “me iban a enviar un correo donde estaban todos los artistas escénicos de la ciudad y le pregunto a la persona, ¿por qué yo no estoy ahí? y me dijo no sé”. También confiesa que nunca ha ganado un portafolio de estímulo a pesar de tener una mención honorífica como artista de la ciudad por parte de la alcaldía y tener siempre aforo lleno en sus presentaciones. La razón, su teatro es muy “fuerte”. Para el público barranquillero es muy “fuerte” ver a dos hombres besándose en escena, pero si son dos mujeres es sexy, concluye Albie.

Compañía de teatro Man-drag-o-art

En mi cuaderno anotaba los datos más destacados, mientras Birmann me contaba cómo se había impuesto a las dificultades de su carrera artística. Por fortuna, comentaba con satisfacción, contó con el apoyo de personas maravillosas y grandes artistas, con los que creó la compañía de teatro Mandragoart.

Con este proyecto logró reconciliarse con los conceptos como “teatro gay” que antes representaban un estigma y logró reflexionar sobre su trabajo.

“No es teatro gay, simplemente que yo tengo que tener un estilo propio y no siempre voy hablar de cosas gays pero dentro de mi estilo voy a meter las cosas que a mí me gustan” afirma el gestor cultural.

Como la planta mitológica que le gritaba las verdades a quién la arrancaba, su obra grita realidades de la sociedad que la misma se niega a oír, que invisibilizan y en el escenario quedan a la vista de todos.

La compañía teatral funciona con tres áreas de trabajo, la producción de espectáculo, donde obras profesionales como Seven Cabaret salen a la luz ; el área formativa, con talleres de formación para actores; y Booking, una agencia que promueve a los artistas en plataformas audiovisuales.

La compañía ofrece un programa de becas formativas a las cuales se puede acceder por medio de audiciones donde miden las capacidades actorales del aspirante. Otra forma de hacer parte de la formación Mandragoart es inscribiéndose a los talleres, costeando una mensualidad.

Las puertas de Mandragoart están abiertas para todas las personas con el sueño de actuar. En definitiva las personas diversas se podrán sentir en un espacio seguro, respetadas como artistas y no discriminadas.

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Art-tivismo

Al preguntarle si se considera activista, respondió que no; a pesar de haber fundado la Mesa LGBTI de Barranquilla con el grupo de trabajo conformado por Heriberto Mejía, Emel Noreña y los dueños de las discotecas de la época, ya que “todo se reducía a las discotecas, porque no habían otros espacios para nosotros. La parte cultural, educativa, de salud y social estaba abandonada” afirma Birmann sorbiendo de su café.

Más bien, él se considera artivista, al hacer las mismas acciones transformadoras, pero desde el arte. Seven Cabaret, por ejemplo, se caracteriza por la convergencia de diversidad, tanto sexual como de talentos, creando algo mágico y armonioso. Esta obra vincula todas las manifestaciones artísticas en un mismo escenario y todos cuentan la misma historia, esa es una forma de transformar la percepción que se tiene de arte y de sociedad.

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Otra experiencia enriquecedora, tanto en lo artístico como en lo social fue en el 2017, con la creación de Alzados en Alma, la primera obra de teatro explícitamente diversa en la ciudad y de la región. La dramaturgia se presentó durante cuatro años con la colaboración de Caribe Afirmativo, una ONG que trabaja por los derechos de las personas LGBTI, haciendo posible llevarla a todos los territorios víctimas del conflicto armado colombiano.

Albie confiesa que sin el apoyo de la organización jamás hubiesen llegado a esos lugares, ya que mostrar a un actor vestido de mujer, la simulación de una violación crudamente y narrar los horrores de la discriminación en esas zonas representaba un gran peligro.

Antes de finalizar la entrevista y levantarnos para almorzar Albie revela algunos proyectos para Mandragoart. La temporada de Seven la llevará hasta las últimas consecuencias, afirmó. Además, cuenta con una invitación del actor Juan Sebastián Aragón, para presentarse en su auditorio en Bogotá. Tal vez, hagan una temporada permanente de Mandragoart en la Fábrica de Cultura con la alcaldía, declara y aspira realizar una obra de teatro de inmersión en un hotel para finales de este año.