El Ballet nació como una danza académica y clásica. Depende del país y época para que esta expresión artística puede incluir desde danza, mímica y teatro. Con el tiempo y nuevas formas de arte nació el ballet queer, una forma inclusiva de ejercer el baile.
Este tipo de danzas se ven profundamente delimitadas por los roles de masculinidad y feminidad (hombre-mujer). Sin embargo, dentro de la comunidad LGBT se ha intentado permear aquellos espacios con roles heteronormativos tal como en el ballet.
¿Por qué nace el ballet queer?
En el libro A Queer History of Ballet del autor Peter Stoneley se explica cómo en el ballet queer los bailarines cuentan con una posición privilegiada debido a que se convierten en los protagonistas y personas activas que dominan la escena. Sin embargo, Stanley también expone que los bailarines, por otro lado, se vuelven un objeto de escrutinio público.
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Frente a lo anterior explica que los protagonistas, bailarines de ballet, están casi que obligados a cumplir con las expectativas del espectador. “Existe el sentido, como Stokes diría que estas personas son nuestros ‘juguetes'”, afirma Peter Stoneley en su libro.
Es necesario recordar que el ballet es una danza tan clásica y tradicional, que las expectativas que tienen los espectadores sobre el performance y los bailarines también está muy ligada a cómo se concebía el mundo antes de que las expresiones de género y orientaciones sexuales estuvieran completamente normalizadas.
Por tal motivo, han nacido organizaciones que promueven el Ballet Queer o no binario. Este es el caso de Queer The Ballet, quienes buscan ampliar el alcance del ballet clásico e incluir de forma auténtica voces y narrativas LGBTIQ+.
En el medio de comunicación The Guardian, Queer The Ballet explicó que los movimientos y los performances dentro del ballet están completamente codificados dentro del género binario.
“Los hombres están entrenados para saltar más alto y se les permite mostrar un poco más de esfuerzo. Se supone que las mujeres deben verse como si hubieran sido arrojadas al aire por una brisa. No proviene de tu propio poder o tu propia fuerza”, afirma Katy Pyle, fundadora de ballet Ballez, un espacio que nació para brindar un espacio a bailarines de ballet queer, trans y de género no conforme.
Por tal motivo el Ballet Queer busca eliminar estos patrones de género para que las personas puedan expresarse libremente a través de la danza.
Perspectivas queer en el ballet
La página The Australian Ballet realizó algunas publicaciones de bailarines que comentaban cómo se sentía realizar ballet siendo queer:
“Siento que, desde la perspectiva dominante, que un bailarín de ballet masculino y queer sea femenino se considera una debilidad. Personalmente, lo veo como una fuerza. Todas las áreas de esta forma de arte son impresionantes. Me gustaría ver a un hombre asumir un papel femenino en función de su habilidad y que no se vea como una comedia. Ese sería un día de orgullo para la comunidad de ballet queer. El arte es arte. Talento es talento. No importa el género”, afirmó Murray.
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“Habrá coreógrafos que te pidan que seas más masculino y machote: en esos momentos puedes sentirte aislado. Es posible que debamos representar un papel, pero también debemos recordar que nuestra feminidad interior es hermosa. Puede ser nuestra mayor fortaleza y hace que nuestro arte sea más convincente y emocionante”, explica Brook.
“Espero ver la diversidad matizada de la comunidad queer reflejada en el futuro de las compañías de ballet y sus bailarines. ¿Qué tan asombroso sería ver una mayor representación de bailarines de ballet transgénero? Me encantaría que se rompiera el binario de género que rodea a los estereotipos del ballet al crear nuevas obras o reinterpretar los ballets tradicionales” asegura.
“Estas construcciones sociales son exactamente eso; están restringiendo nuestra creatividad y limitando nuestro potencial para hacer bellas artes con nuestro baile. Tener historias queer contadas en el escenario en ballets narrativos de larga duración también sería un gran avance. ¡Exploremos las asociaciones queer a través del ballet!”, confirma James.
“En mi propia carrera, mi identidad como hombre queer no ha surgido con tanta frecuencia. Estoy agradecido de haber interpretado una serie de personajes en el escenario, pero me he dado cuenta de que lo que menos disfruto son los papeles estereotípicos ultra masculinos. Pero creo que eso tiene más que ver con mis propias preferencias personales”, relata Martino.
Historia del ballet
Los orígenes del ballet se remontan a los siglos XV y XVI durante el Renacimiento Italiano. Esta danza se fue desplazando desde Italia hasta Francia, desarrollándose bajo una fuerte influencia aristocrática, en donde el ballet tenía el fin de entretener a los aristócratas de la época.
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La primera puesta en escena de una pieza de ballet se llevó a cabo en 1573, cuyo nombre fue Ballet des Polonais, realizada para homenajear al embajador polaco que se encontraba de visita en París. La pieza integró poesía,danza, música y escenografía.
Catalina de Médici fue una de las grandes precursoras y promotoras del ballet. La noble italiana (1519-1589) fue esposa de Enrique II de Francia y reina consorte de Francia desde 1547 hasta 1559.
En 1533 Catalina contrajo matrimonio con Enrique II, hijo de los reyes Francisco I y Claudia de Francia. Enrique falleció y Catalina tuvo que ser regente de sus hijos que tomaban la posición de reyes para reemplazar a su padre.
Inicialmente la madre apoyó al joven rey de quince años, Francisco II. Ante la muerte de éste, Catalina pasó a ser regente del nuevo rey, su hijo de solo diez años Carlos IX (1560), lo que le permitió tener una alta influencia sobre su hijo. Tras la muerte de Carlos, Catalina volvió a desempeñar un papel de influencia en el reinado de su tercer hijo, Enrique III.
Durante todo este tiempo de gobernanza por parte de su familia, Catalina de Médici desarrolló una fuerte influencia en el país. Eran épocas de guerras civiles y declive de la monarquía, ante esto, Catalina se enfocó en reforzar el prestigio real a través de una espléndida exhibición cultural.
En esta búsqueda de expansión cultural Catalina de Médici logró estandarizar y dejar un precedente de la cultura del ballet en el país y en el mundo.