En un artículo de la Cátedra Regional UNESCO: Mujer, Ciencia y Tecnología en América Latina, Mario Peláez, la cara detrás de Sassy Science, afirma: “Yo he escogido hablar de ciencia con tacones, barba y una silueta entallada. Y eso ya es una transgresión, porque supone desafiar las normas de lo que entendemos por ciencia y de lo que definimos como feminidad”.
¿Quién es Sassy Science?
Después de estudiar Física en la Universidad de Oviedo, hacer un máster en Física y Nanociencia en la Université Paris-Sud y un doctorado en Microscopía Electrónica de Transmisión en el Instituto de Nanociencia de Aragón, Peláez decidió compartir sus conocimientos y denunciar la descriminación en la ciencia hacia las mujeres, las personas racializadas y la población LGBTIQA+, a través del arte drag.
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Fue durante el periodo del doctorado que nació su personaje drag Sassy Science, la primera drag queen en el mundo que se dedica a divulgar conocimientos científicos.
Esta fue una idea individual que pudo evolucionar gracias a la presencia de SOMOS LGBT+ Aragón, una ONG activista por los derechos de las personas diversas y disidentes, que le dió a Pelaéz un lugar seguro para expresarse. Por otro lado, el físico le atribuye el conocimiento en la comunicación a su proyecto Enabling Excellence.
“The Sassy Science Project” es el espacio donde la ciencia se vuelve inclusiva. Con respecto a esto, Peláez afirmó precisamente, en un artículo de elPeriodico.com que: “La divulgación no es neutra. La manera de hablar de ciencia también tiene una importante carga ideológica (…) Este discurso normativo solo consigue llegar a públicos a los que normalmente ya llega la ciencia. Y no, tenemos que romper estos esquemas y construir relatos más diversos en los que se incluyan las minorías”.
Su apuesta por la divulgación a favor de las minorías y en contra de lo normativo se veía canalizada perfectamente a través de un personaje drag, explicó el físico en una entrevista en Social Media en Investigación. Es un formato muy visual que logra llamar la atención de todas las personas desde un primer momento y, además, es un arte reivindicativo y político.
“El drag me ha hecho reflexionar mucho sobre cuestiones de género y mis privilegios de hombre blanco cis. Hay pequeños micromachismos que la gente no tiene en cuenta”, explica para Ciencia LGBTIQ.
Sassy Science es entonces la primera drag en el mundo que se dedica a divulgar conocimiento sobre la ciencia, un ámbito que no solo sigue siendo completamente cisheteronormado y dirigido por hombres, sino que también discrimina y violenta a las minorías, como son las personas de orientaciones sexuales e identidades de género disidentes y las mujeres.
“No quiero hablar de mujeres científicas para crear historias inspiracionales” dice como ejemplo en elPeriodico.com. “Quiero visibilizar su aportación a la ciencia, los obstáculos que han tenido que superar para conseguirlo y los retos pendientes que quedan por resolver”.
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La ciencia, las mujeres y la comunidad LGBTIQA+
Mario Peláez, interprete de Sassy Science, ha sufrido de discriminación en algunos laboratorios donde ha trabajado. Las personas que ejercían este tipo de violencias hacia Peláez lo normalizaron y se excusaron en el hecho de que eran “bromas”.
Lastimosamente, esta no es solo una situación de una sola vez. “Es un secreto a gritos que la situación del colectivo en el ámbito científico está muy lejos de ser positiva, desde gente que prefiere cambiarse de carrera a gente que directamente quiere dejar la investigación”, explica el físico.
En el artículo de every “Baja representación LGBT en la ciencia: poca participación y dsicriminación” se habla de un estudio realizado por la Universidad de Exeter en el Reino Unido y la Universidad de Vanderbilt en Estados Unidos donde se evidencia que, aunque sí han habido avances a lo largo de la historia, la población LGBTIQA+ sigue expuesta a discriminación y falta de visibilidad en el área de las ciencias.
La causa de esta baja representación de las personas LGBT en las ciencias, según Representation of sexual minorities in STEAM, es debido, entre muchas cosas, al sexismo, la dominación de las personas heterosexuales en los trabajos disponibles, exclusión de las personas disidentes en ciertas actividades y los estereotipos y prejuicios, entre otros.
Si hablamos de las mujeres y nos guiamos por porcentajes, el Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina de la Universidad de Los Andes, publicó en el 2021 un artículo con cifras referentes a las mujeres en la ciencia.
Para dar algunos ejemplos: solo el 30% de las personas investigadoras son mujeres, el 6% de los Premios Nobel en la ciencia han sido otorgados a mujeres y solo el 3% de las matrículas en tecnología corresponden a las mujeres.
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Lograr más cambios tomará mucho tiempo. Sin embargo, según Sassy Science, “el camino pasa por amplificar las voces de las personas pertenecientes a colectivos oprimidos estructuralmente (ya sean personas racializadas, mujeres, personas LGTB+, personas discapacitadas, etc.) (…) ya que muchas veces las cosas que pedimos no son tan imposibles como se nos hace creer”.
Asimismo, es una lucha que se debe llevar a cabo de manera colectiva. “Cuando denunciamos que una situación es injusta para nosotres, muchas veces o hay una voluntad de cambio por la otra parte; pero si encontramos el mismo problema de forma masiva, de pronto existen los medios para subsanarlo”.
Sin duda, “The Sassy Science Project” es parte de esta lucha conjunta y masiva para que desde un espacio que está en auge de reivindicación, como lo es el arte drag, la ciencia (sexista y heteronormada) empiece a abrir camino, reconocer y visibilizar a las minorías.