Sexo kinky y ¿por qué existe el kinkshaming?

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El sexo kinky son todas aquellas practicas sexuales que salen de lo convencional y “kinkshaming” es una nueva forma de censura y de intentar aleccionar nuestra sexualidad y sus expresiones. Distintos colectivos llaman la atención sobre esta forma específica de juzgar de manera negativa a personas que manifiestan disfrutar algún “kink”, o mejor conocido como “fetiche”.

Un ejemplo más conocido e igual de dañino, es el del bodyshaming, práctica en la que se desvaloriza toda corporalidad que salga por fuera del estándar normalizado de flaquez. Se lo puede reconocer hasta en comerciales de productos, es mucho más visible porque la conversación lo es. En cambio, el kinkshaming, por ser menos conocido, aparece de manera más sutil y por sobre todo en los intercambios interpersonales diarios.

¿Qué es el sexo kinky?

El sexo kinky incluye todas aquellas practicas eróticas y sexuales que salen de lo convencional. Son aquellas prácticas que comúnmente son catalogadas como fetiches en el idioma español.

Los fetiches se los puede entender como el deseo sexual por un objeto o parte del cuerpo o una práctica no-convencional que tiene como fin, por supuesto, la obtención de placer. El espectro es muy amplio, tan variado como personas existen. Se puede fetichizar desde un objeto como la madera hasta cosas más comunes como los pies, axilas o un ojo.

Algunos fetiches llevan el nombre de parafilias. “Filias”, significa gusto y existe por ejemplo la xilofilia, que es la excitación por la madera y la coprofilia que es la excitación por las heces. Pero estas son simplemente dos de las miles que potencialmente existen y son practicadas, por supuesto, todas dentro de los marcos de legalidad de cada estado y siempre con objetos inanimados o partes del cuerpo de las personas involucradas en el acto.

 

Los “kinks” también pueden ser prácticas sexuales específicas como la diversidad agrupada en el “BDSM”, siglas que se leen de a par y representan un amplio espectro de maneras de disfrutar la sexualidad no convencionales. BD por Bondage y Disciplina, DS por Dominación y Sumisión, SM por Sadismo y Masoquismo.

Bondage es el ejercicio de la restricción física del cuerpo. Es común asociar esta práctica con la idea de “atar” a personas con objetos como corbatas, cintos o esposas, pero quienes practican el bondage, sugieren no usar tales objetos, sino que siempre tiene que haber un sistema de seguridad que haga tope para no asfixiar la zona atada, además de dejar al menos unos centímetros de distancia entre la piel.

La disciplina, el seguir órdenes, van de la mano del bondage porque ambas hablan de condiciones físicas impuestas, el bondage puede hacerse sin ningún elemento de por medio, tan solo ordenando a la persona no moverse o no de ciertas maneras.

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El sadismo es el disfrute a partir de infligir dolor en otro y masoquismo es el disfrute del sentir dolor físico propio. Entre ambas prácticas se pueden distinguir otras específicas como el juego con piezas cortantes como cuchillos (knifeplay), el juego con cera de velas encendidas (waxplay) y el juego con agujas (needleplay), entre otras.

La dominación y la sumisión se entienden por sí mismas y más gracias al alcance masivo que tuvo “Cincuenta sombras de Grey”, la novela erótica convertida en película que retrata ese juego de poder a partir de sus protagonistas.

Todas estas prácticas sexuales son realizadas entre adultos que dan consenso mutuo para llevarlas a cabo.

El no compartir ni conocer estas prácticas, sumado al habitual pánico frente al tópico de la sexualidad es la combinación letal que lleva a sectores de la sociedad a condenarlas. Condena hecha bajo la excusa de la moral y de pretender imponer que existe una sola manera válida de vivir la sexualidad. Cuando en realidad la sexualidad es plural y diversa.

La información previa que se pueda recolectar sobre la práctica que se desea ejercitar es clave para realizarla de manera responsable. Así como también lo es la comunicación sincera entre los participantes. Los límites los marca cada uno, por ejemplo, en una sesión de knifeplay, la persona que está siendo cortada decide hasta dónde y cómo, y la persona que ejerce el acto de cortar también decide hasta qué punto se siente cómodo haciéndolo.

Los cuidados posteriores también son enfatizados por quienes realizan estas prácticas. Por un lado, en lo físico, si se hacen ataduras o se realizan cortes o si se quema alguna parte del cuerpo, la idea es poder atender las zonas afectadas. Por otro lado, también se hace énfasis en lo emocional, porque para algunas personas es un gran cambio estar dentro de un juego y salir de él y tal vez requieren atenciones específicas al terminar, que deben comunicarse antes de comenzar.

¿Por qué es importante abordar el kinkshaming?

Uno de los registros más antiguos sobre los fetiches y las prácticas sexuales alternativas se encuentra en la novela del Marqués de Sade, “Los 120 días de Sodoma” publicada en 1904. En la pieza se describe con detalle un vasto repertorio de parafilias y relaciones sexuales grupales. Es decir, que hace más de 100 años que existe conocimiento público sobre el tema y sigue siendo tabú.

 

Michael Foucault sería también de los pocos que se anime a hablar sobre el tema en la literatura, como en su libro “la historia de la sexualidad” publicado en 1976. Era de los pocos, porque hablar del tema tenía un costo, en el caso de Foucault, que lo llamen “perverso” y hasta “enfermo”.

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La patologización, es decir, tratar una característica identitaria como una enfermedad y el cuestionar decisiones personales, son aparatos de censura que históricamente se han usado en contra de la diversidad sexual y de género. Es por ello que se identifican y reconocen con facilidad para quienes conocen la importancia política del movimiento que ha luchado por la despatologización y la libertad de elección.

Otro colectivo que sufre la patologización es el de las diversidades corporales. En este caso se ataca a los cuerpos gordos tildándolos de “no sanos” basándose simplemente en un criterio sanitarista, cuando no necesariamente tener mucho peso se traduce en problemas de salud, sino que sus principales problemas son la falta de accesibilidad en los espacios físicos y quienes los señalan peyorativamente, es decir: quienes ejercen el “bodyshaming”.

Así como se estigmatizan las maneras de relacionarse dentro de la diversidad, de la misma manera se estigmatizan estas prácticas sexuales alternativas. Por ende, el avance contra la censura de estas es el avance del conservadurismo contra la diversidad y libertad sexual.

Además, es un recordatorio que para relacionarse con otra persona hay que encarar la conversación sin prejuicios para no ofender ni malinterpretar. En particular, para relacionarse sexualmente, es importante mantener una escucha activa y una comunicación fluida para que haya lugar al descubrir y compartir las diversas maneras válidas que hay para sentir placer.

Ya es complicado cuando se sabe lo que se quiere así que más complicado aún cuando la persona puede incluso no saber lo que le gusta y estar en camino descubrirlo.

¡Abajo el kinkshaming y arriba la comunicación con el fin de disfrutar más y mejor la sexualidad!


Fuentes:

 

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