Santiago Quizamas: «Yo no iba a ser la otra mamá, yo iba a ser papá»

Santiago Quizamas es presidente de la Asociación Varones Trans Santa Fe y trabaja en la Comisión de Feminismo y Disidencias del cuerpo legislativo de Rosario.

En esta entrevista recorremos la trayectoria vital de Santiago desde su construcción, la importancia del activismo y la visibilidad en una charla donde reinó la empatía, el respeto y la buena onda.

¿Qué es ser un varón trans?

Es un día a día. Yo no soy el mismo varón trans de cuando empecé. En ese momento tenía la necesidad de encajar, porque la misma sociedad te empuja a eso. Pasar lo más desapercibido posible, encasillarme y luego, el estar, el conocer te va abriendo la cabeza. El poder transicionar y permitirme nombrarme, que las personas me nombren, verme y todo eso hizo que me replanteara esa masculinidad que en algún momento había sido un faro para ser.

¿A qué edad transicionaste?

A los 36 años. A los 13 salí del closet y mucha gente supo cuál era mi orientación sexual y mis parejas me nombraban en masculino. Pero de alguna manera después es como que haces esto de completar los espacios con el día a día y no te das cuenta de que la vida pasa y cuando te querés dar cuenta habían pasado 36 años.

Igualmente, siento que la persona que me sacó fue mi hija. Porque en mi círculo íntimo yo ya era, no necesitaba transicionar, o más bien era algo que podía relegar. En ese ámbito yo ya era Santiago, sin el nombre Santiago. Pero cuando nació Pili y ella trajo otra gente, otro círculo que tenía que ver con la escuela, el jardín, la plaza, la interacción con otras familias, me hizo salir de esa burbuja en la que estaba. Siempre digo que de lo primero pude autopercibirse fue de ser papá o sea esa fue mi primera decisión fuerte. Yo no iba a ser la otra mamá, yo iba a ser papá.

Y cuando ella fue creciendo de alguna manera tuve como ese click para pensar sobre el futuro de mi hija. Mi mayor preocupación era cómo iba ella responder si alguien le decía que yo no era su papá. Mi hija fue el resorte, el trampolín porque de alguna manera yo vivía en una comodidad con mi familia que no me expulso a la calle. Si bien con mi familia no es que lo hablamos en la mesa, tampoco vivía situaciones incómodas con mi pareja frente a mis amigas, me había casado y vivía en una burbuja, pero  cuando nació Pili fue otra cosa.

Tener a mi hija significó  salir de esa zona de confort para empezar de nuevo, porque en primer lugar no quería perder esa identidad de padre. Quería correrme de ser esa figura de «la otra mamá». Pili, lo primero que dijo fue papá y se festejaba el día del padre, pero cuando empezó hablar y en ese mundo exterior te gritaba papá, empecé a sentir esa incomodidad de ver las miradas de la gente, de esos adultos que hizo que me temblara todo.

¿Tuviste referentes en ese momento?

Recuerdo muchas veces haber buscado esa referencia porque esto fue previo a todas las leyes. Cuando empezamos con los tratamientos de inseminación comenzamos a pensar en el vínculo que iba a tener yo con el bebé. Había muchas dudas porque todavía no había leyes de matrimonio, no había una ley de identidad de género, entonces mi duda era ¿quién iba a ser yo para el bebé? y ¿cuantos derechos tendría sobre esa persona?.

Entonces, buscaba información que todavía no había y era también esto de paternar que calmara toda esa angustia “algo podes ser “, “alguien te ve” porque en el momento que Pili me dijo papá o para las demás personas era papá, alguien me veía como yo me sentía.

Después fue muy difícil, el primer varón trans que vi fue Iglesias en el reality de Gran Hermano y vi en la gente  todo ese morbo de ver cuando se le iban a ver las tetas. Eso te devolvía un poco a la realidad de lo difícil que era. En su momento hasta que me opere a los 37 nos fajábamos y encontrabas en el espejo los miles de detalles que se te ven las cintas, que se te nota el bulto, que ponete una remera y una camisa para que no se te note.

Y cuando me reencuentro con un amigo Emi, con quien nos conocemos de antes de nuestras transiciones, me presenta  a Esteban Pavlon, secretario de diversidad, y así llego a la subsecretaría dónde se hacían encuentros de trans-masculinidades en el 2017 . Ahí encontré a otras personas, otros pibes; vi la barba y flashee, vi la cirugía y flashee.

Por eso la necesidad de ser visible, pero elegir llevar el pañuelo en la mochila, mostrar las cicatrices es levantar la mano y decir soy un varón trans, es una forma de servir de referencia. Nosotros los varones trans no queremos pasar como chabones cis. Duele la respuesta de la sociedad, ves a un pibe con barba y tetas y automáticamente lo tratas en femenino. Eso duele más que fajarse. Cumplir las expectativas de los demás todo el tiempo.

¿Cuánto les cuesta a ustedes los varones trans correrse de la figura de varón cis?

Hay que entender de dónde venimos, y en ese de dónde venimos es como tratar todo el tiempo de meter la cabeza en la tierra porque al habernos socializado como mujeres, esto del NO, está siempre presente. Ese NO del cuerpo, de esconder, incluso de no permitirnos el autoconocimiento, el disfrute, todas esas cosas hacen que todas esas violencias que son  externas del afuera que luchan con vos todo el tiempo; cuando transicionas y adoptas esa libertad ; te das cuenta que  transicionaste y de pronto tampoco te reflejas como querés frente a  las personas , y te sumergís otra vez en ese pozo de violencia de donde venias. 

Para muches encajo y paso lo más desapercibido posible para poder disfrutar y curarme de dónde vengo porque muches venimos de situaciones heavys , de violencia simbólica, psicológica, sexual; incluso desde nuestro círculo más íntimo. Y curar eso de un día para el otro y poder adoptar esa otra libertad para poder ser realmente es un proceso muy largo y difícil.

Los varones cis por ser cis tuvieron otras herramientas que los varones trans no tenemos, nosotros venimos de ser el eslabón más débil y nos cuesta mucho terminar de completarnos. Por eso es importante visibilizar la paternidad que llevo adelante porque no se entiende social y culturalmente que podamos hacer esto. Hay que visibilizar que podemos gestar, muchos compañeros lo tuvieron que ocultar porque la sociedad no está preparada para ver una panza de 8 o 9 meses en un varón trans y es como volver al closet.

¿Qué importancia tuvo tu familia en tu trayectoria vital?

Yo agradezco mucho a mi familia que no me expulsó. Pero fue muy limitado todo, me hubiese encantado otro tipo de contención o por lo menos hablar un poco más de lo que me pasaba. Me hubiese gustado una revancha ahí, hablar, decir me enamore…

Me enamore de alguien a los 11 años y esa persona me respondió y viví un amor de pibitos, que a esa edad era impensado o sea tenía una novia a esa edad y la novia me escribía cartitas y nos dábamos besos, nos agarrabamos de la mano y esas cosas me hicieron mucho bien y por eso me hubiese gustado un diálogo con mi familia que habilite eso. Sentir ese respaldo familiar y no que te “acepten” pero las demostraciones deben ser donde nadie te vea, a escondidas.

¿Crees que la sociedad está cambiando, que evoluciona o sigue costando?

Yo creo que sí está cambiando, hoy somos más  quienes nos mostramos;  y  esa viabilidad está bueno que sea bien plural porque nos sitúa en distintos territorios, en distintas sociedades, estilos de vida, me parece que eso está bueno.

Y estoy convencido de que cambia porque hay nuevas generaciones que no piden permiso para ver si pueden cambiar la sociedad, la están cambiando y fuerte. Va por ahí los, las y les pibites entendieron de las leyes, entendieron del feminismo, entendieron de la lucha, del dolor, de la otredad como dice Susy Shock y de la empatía (no todo el mundo) pero gran parte sí. Hay otra conciencia social hacia la diversidad, hacia la ecología, hacia el planeta.

Nos corremos del activista y vamos por el Santiago más íntimo: ¿Cómo es Santiago en el amor?

Yo soy un boludo (risas), soy un gil en el amor porque me entrego, tuve relaciones muy largas y me comprometo mucho, voy hasta los dientes.

Volvemos a lo anterior, yo decía como que escapaba hacia mi burbuja, bueno acá está la persona que me acepta, me entiende, me puedo vincular, lo sexual está bueno lo adaptamos, vamos bien por ese lado, en esa burbuja estaba bien.

Desde que entendí a este Santiago militante activista me habilite a otros permisos, como por ejemplo de no restringir tanto esa otra vida que me habían picoteado la cabeza en referencia a te casas, los domingos en familia, el asado, las vacaciones, el auto, el perro… todo ese álbum de figuritas que tenes que llenar en la vida.

¿Cuáles son esos permisos a los que hacías referencia?

Primero poder llevar la paternidad, entender que soy un papá hoy separado hace 11 meses, que cuesta adaptarse, queremos siempre ser superman. Y después en no encajar, yo en gran parte de mi vida pensaba que a la hora de lo sexual me iba a encasillar, en esto de “no me animaría a esto” y ahora que me amigué con mi corporalidad me permito experimentar y sentir otras cosas que antes no.

¿Usas aplicaciones de citas?

No, soy cero aplicaciones (risas) soy más del chamuyo en vivo. Si vamos… vamos, no soy vergonzoso. Si estoy en un bar hago una mínima investigación si es que alguien me gusta mucho.

¿Qué te gusta de una persona? ¿Qué te conquista?

Me conquista la inteligencia, me atrapa mucho la persona práctica e inteligente. Creo que en todos los aspectos de una relación la fluidez es primordial.

¿Cuál es tu previa ideal?

Yo creo que la previa ideal es afuera, para descontracturar un poco. Si ya sabemos que es solo sexo, vamos directamente a lo sexual. Pero si estamos en esa, que no sabemos qué va a pasar es la que más me entusiasma y el ámbito es un bar, tragos y si da vamos a lo otro, pero se tiene que dar de manera fluida.

Si la  química ya existe, si aparece esa necesidad del contacto, de la risa, de encontrarse, de que hablemos, de que nos riamos, la excusa es la salida a tomar algo y llegar a ese estado de decir no aguanto más, pasemos a otro plano más íntimo. Dejarnos llevar y no condicionarnos.

¿Qué significa para vos el Orgullo?

El orgullo es todos los días, levantarme, reconocerme, es vivir libremente. Permitirse cambiar y volver sobre sus pasos.

¿Qué mensaje le dejas a ese joven trans que se encuentra transitando sus cambios?

Que se permita ser, volver , equivocarse, que se permita porque somos muy exigentes con nosotres mismes con el cuerpo, con encajar, con el que nos respeten todo el tiempo y hay gente que no nos va entender y la vida sigue. ¡No te quedes ahí!. Hace tu camino, si no es por ahí será por otro lado, hay muchísima gente que te va abrazar.

Es aprender y desaprender siempre.

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