Ya sabemos que vivimos en un mundo virtual e hiperconectado en el que los teléfonos móviles se han convertido prácticamente en una extensión del propio cuerpo. Las redes y aplicaciones son una parte más de nuestro día a día. Ante este panorama, cabe reflexionar cuál es la relación existente entre la salud mental de las personas LGBT y las redes sociales.
Las redes sociales han llegado para quedarse
Nuestra forma de socializar ha ido cambiando a lo largo de los años y, actualmente, las redes sociales se han convertido en el espacio de socialización contemporáneo. Tanto para tejer redes como para hacer activismo LGBT.
Según el estudio The Global State of Digital, elaborado por Hootsuite y We Are Social, se calcula que el 45 % de la población mundial usa redes sociales. Asimismo, según el Centro de Investigación Pew, el 72% de las personas en los Estados Unidos usan actualmente las redes sociales.
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Estas herramientas tienen la función principal de fomentar la comunicación entre varias personas que no comparten un espacio físico. El intercambio de información de todo tipo es permanente, por lo que se convierte en una pieza clave en la vida de las personas y su salud mental, sobre todo cuando se es LGBT y se convierten en el único espacio de socialización ‘fuera del clóset’.
Sin embargo, a pesar de todas las ventajas y facilidades que nos aportan, las redes sociales también tienen sus desventajas y su parte negativa. Quizás estemos haciendo un uso excesivo de ellas, lo que puede afectar negativamente la salud mental de las personas LGBT de muchas formas diferentes.
Estudios sobre los efectos negativos en la salud mental
Cada vez se está estudiando más la relación entre un uso frecuente de redes sociales y la depresión, la ansiedad e incluso la baja autoestima. Esto ocurre sobre todo en aquellas personas usuarias que viven hiperconectadas, o que incluso han llegado a desarrollar una adicción digital, ocasionalmente, debido a que estos espacios virtuales son los únicos que permiten ser quien realmente se es —o quien se desea ser—.
Estudios recientes a los que hace referencia The Child Mind Institute y The National Center for Health Research sugieren que las personas que usan las redes sociales con frecuencia se sienten más deprimidas y menos felices con la vida que aquellas que pasan más tiempo en actividades no relacionadas con la pantalla.
Por otro lado, una encuesta de Common Sense de 2015 descubrió que los adolescentes pueden incluso llegar a estar hasta 9 horas en línea al día. Prácticamente un tercio del día. Esto empieza a generar preocupación y alarma por la forma en que estamos invirtiendo nuestro tiempo. Se reflexiona sobre este nuevo escenario de adicción digital para las personas más jóvenes.
Asimismo, el uso de las redes sociales puede tener un efecto directo en el sueño. Es frecuente que las personas que más tiempo pasan frente a la pantalla ven afectada la duración del sueño y la calidad del mismo.
Un estudio de 2019 realizado por Trusted Source encontró una relación entre el uso de redes sociales, sobre todo antes de dormir, con una mayor tasa de sueño interrumpido o retrasado. Se pierde así la calidad del sueño y aparecen cada vez más problemas asociados a esto mismo.
Por otro lado, un estudio canadiense realizado en 2017 afirmó que aquellos estudiantes jóvenes que usan las redes sociales durante más de 2 horas diarias tienen muchas más probabilidades de tener una salud mental más regular con una tendencia al deterioro y al desarrollo de problemas como la ansiedad.
Este mismo estudio indicó que los adolescentes que usan las redes sociales durante más de 3 horas al día tienen más probabilidades de experimentar otros problemas de salud mental más graves como depresión, agresividad y comportamiento antisocial.
No todo es negativo: la ayuda a la salud mental de las personas LGBT
Son muchos los estudios que se están realizando sobre la relación entre salud mental y el uso de redes sociales, y prácticamente todos apuntan en la misma dirección. Además de los ya comentados podemos mencionar algunos más, pues las cifras son reveladoras y en cierto modo un tanto alarmantes.
Sin embargo, es cierto que los estudios que se centran en las personas más jóvenes muchas veces no suelen tener en cuenta otros factores que también afectan a su salud mental. Factores que son estructurales (salarios bajos, precio de los alquileres, malas condiciones laborales, competitividad) y que a veces se dejan de lado cuando se proporciona una mirada culpabilizadora y adultista de la juventud.
Asimismo, de acuerdo con la plataforma de salud Faros, del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, las redes sociales ayudan a la salud mental de las personas LGBT ya que les ayudan a conectar y crear sentido de comunidad, a pesar de la distancia.
Ciberacoso y adicciones
Además de los ya comentados efectos negativos de las redes sociales, una de las cosas más preocupantes y que tienen un impacto directo sobre la salud mental de las personas LGBT y de la población en general es el ciberacoso. Este no es otra cosa que el acoso de siempre, pero trasladado al entorno digital. Es decir, no es algo nuevo, pero hace uso de las plataformas de socialización como son las redes sociales.
Es fácil difundir daño y palabras hirientes ante una falsa sensación de anonimato digital, lo que nos lleva a reflexionar sobre la importancia de los cuidados digitales y la autodefensa en redes sociales. Si te interesa este tema, te invitamos a leer la entrevista que le hicimos a Sara García Antúnez.
Incluso, el medio virtual se convierte en el espacio perfecto para esparcir discursos de odio en contra de las personas LGBT, pues, son plataformas que no siempre detienen los discursos de odio y a las que se puede acceder fácilmente de forma anónima.
En relación con la adicción a las pantallas, se trata de una realidad palpable y bien visible cuando las estadísticas nos muestran la cantidad de horas que las personas usuarias pasan delante de una pantalla. Esto ocurre porque aplicaciones como TikTok o Instagram, están aumentadas para que inviertas en mayor tiempo posible en ellas.
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Por lo general, no sabes el contenido que vas a ver hasta que abres la aplicación. Por tanto, los resultados espontáneos causan una sensación de «recompensa» al liberar dopamina, el mismo químico relacionado con otras actividades placenteras como el sexo y la comida.
Las redes sociales y la autoestima corporal
Otro de los problemas que tienen un efecto directo en el autoconcepto y la autoestima tiene que ver con la forma en que interactuamos en redes y con las imágenes que consumimos.
En primer lugar, puede ser problemático poner demasiado énfasis en las interacciones recibidas. Por ejemplo, cuando se publica una imagen con la esperanza de recibir muchos Me gusta o comentarios. Si finalmente no se obtiene el feedback deseado, esto puede generar sensación de decepción o invalidez.
En segundo lugar, se puede experimentar decepción al comparar las publicaciones personales con las de otras personas. Todo esto puede provocar baja autoestima, distracción de otras tareas e incluso sentimientos de ansiedad o depresión.
Por último, las redes sociales son un escaparate inmenso e infinito de todas las aristas de la vida humana. Por tanto, es fácil que las imágenes que consumimos tengan un efecto directo en nuestra persona. Sobre todo si son imágenes de cuerpos normativos que nos pueden hacer sentir que nuestra apariencia física no es válida.
Esto ocurre profundamente en la población LGBT al existir unos estándares muy marcados de belleza hegemónica que consideran la blanquitud, la delgadez y una vida de ejercicio como un ideal. Incluso, la salud mental de las personas LGBT se ve profundamente afectada cuando se les bombardea de publicaciones que muestran a parejas “felices” pero solo aquellas que tienen estas características ya mencionadas.
Todo esto tiene un mayor impacto en personas adolescentes y, además, es algo que también ocurre mucho con los filtros. Todo lo anterior promueve un ideal de belleza que no se corresponde con el físico real de cada persona. Y nos afecta inconscientemente.
Asimismo, las redes sociales pueden desencadenar sentimientos de insuficiencia. Las personas pueden sentir que su vida o su apariencia no se comparan favorablemente con las de los demás en las redes sociales, lo que genera sentimientos de envidia e insatisfacción.
Finalmente, en relación con los cuidados digitales que comentábamos antes, siempre es posible bloquear o silenciar determinados contenidos que no nos estén haciendo bien. No solamente es posible, sino que es recomendable. Y es que, aunque no nos demos cuenta, nuestra psique lee todos estos mensajes visuales inconscientemente y es posible que nos genere malestar ver una vida que nosotres no tenemos, aunque no seamos plenamente conscientes de ellos.
Efectos positivos y ventajas
Aunque las redes sociales tienen muchas cosas negativas, una mirada tecnofóbica puede hacernos olvidar sus ventajas y efectos positivos y beneficiosos en la salud mental. Las redes sociales han llegado para quedarse, e inevitablemente van a formar parte de nuestra vida. Por otro lado, el sistema en el que vivimos ya daña la salud mental de diferentes formas. Las cuestiones estructurales de base nos perjudican, y no todo es culpa directa de las redes sociales.
El espacio virtual se puede convertir en un lugar particularmente ventajoso para los grupos discriminados, como las comunidades LGBTQIA+, ya que permite que las personas se reúnan e interactúen con otras personas de ideas afines.
En el año 2018 se realizó un estudio que demostró que un uso frecuente y continuado de las redes sociales aumenta los sentimientos de soledad. Un menor uso de estas ayudaría a las personas a sentirse menos solas y mejorar su bienestar. Sin embargo, esta no es una fórmula exacta puesto que las redes sociales también pueden contribuir a aliviar la soledad.
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Por ejemplo, en relación con la salud mental de las personas LGBT, las redes sociales han sido clave para que las personas encuentren grupos similares, incluso, un entorno donde ser comprendidas sin miedo a que las juzguen.
En relación con la comunidad asexual, por ejemplo, los espacios digitales han sido absolutamente imprescindibles para encontrar información sobre este tema. También para disminuir el sentimiento de soledad y malestar que se crea al no encontrar fácilmente personas del espectro asexual en el entorno cercano. Esto es consecuencia de la fuerte invisibilización de la asexualidad.
Poder crear redes entre grupos pequeños de personas incluso puede contribuir a evitar, por ejemplo, problemáticas estructurales como el suicidio, ya que en redes sociales puedes encontrar recursos a dónde acudir para pedir ayuda. Por otro lado, aquellas personas que tienen dificultades para socializar muchas veces pueden expresarse con mayor fluidez en redes sociales.
Por último, cabe recordar que las redes sociales también son herramientas que sirven como altavoz para personas que hacen ciberactivismo o que no tienen voz en sus respectivos entornos. Y esto, lejos de perjudicar nuestra salud mental, contribuye a que se consigan objetivos para que nuestra vida sea más saludable y más equitativa.