Un nuevo espacio dedicado al arte surgió en diciembre de 2017 en la Ciudad de México. Casi cinco años después, Salón Silicón se ha convertido en un referente en cuanto a galerías de arte queer en México se refiere.
El proyecto fue creado por la galerista Olga Rodríguez, el artista visual Romeo Gómez López, y el artista y curador Laos Salazar. En un principio, la galería fue instalada en la colonia Escandón, de la Ciudad de México.
“Salón Silicón se dedica a promover el trabajo de artistas, mujeres, cuirs y/o miembros de la comunidad LGBTI+. Buscamos ser punto de encuentro para diferentes expresiones, lenguajes y personas”, se lee en la página web de la galería.
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¿Cómo nació Salón Silicón?
Estas tres personas coincidieron gracias al artista mexicano Damián Ortega, pues Olga y Romeo trabajaron en su estudio y experimentaron una conexión de la que resultó la idea de Salón Silicón.
En entrevista con ‘Reporte Índigo’, Laos Salazar detalló en abril de 2021: “Romeo y yo estudiábamos juntos en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, y éramos amigues, teníamos cosas en común, como ser jotos. Él empezó a trabajar en el estudio de Damián Ortega, donde Olga es la manager, y se hizo una amistad, hicimos clic todo el tiempo, tenemos el mismo sentido del humor y la misma ética”.
Cuando empezaron con el proyecto, decidieron que querían darle visibilidad a las obras de artistas pequeños que no tenían oportunidad de hacer exposiciones en lugares tradicionales y de gran reconocimiento.
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Entre los lineamientos que acordaron estuvo que el 50 por ciento de sus exposiciones fueran de mujeres y apoyar al talento joven con presentaciones individuales.
“En un principio acordamos que haríamos más shows de mujeres, pensando en no ser parte del problema y en comunicarnos usando lenguaje inclusivo”, dijo Olga Rodríguez a ‘Chilango’.
Por su parte, Laos explicó a ‘Reporte Índigo’: “Nos parece chido poner a jóvenes artistas y darles la oportunidad de que hagan sus exposiciones, que experimenten y tengan errores, no somos un espacio perfeccionista, en ese sentido, confiamos mucho en la gente”.
Asimismo, Salazar contó que realizan una exposición por mes y que no exigen muchos requisitos para aprobar la presentación de las obras de una persona que se postule para estar en Salón Silicón. Según expresó Laós:
“No nos gusta tomarnos el arte tan en serio, no en el sentido de hacerlo mal, sino, muchas veces, el arte tiene esta carga de ser superintelectual y, tampoco creo que deba ser así, debe ser accesible y que cualquier persona pueda entender de qué va, eso es uno de los objetivos que queremos hacer, no que no seamos listos o podamos hacer una expo con esas premisas más clásicas o académicas, pero nos gusta la lentejuela, Las chicas pesadas y es parte de lo que nos forma como personas que crean imágenes y cosas visuales”
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Para Olga, el arte queer que Salón Silicón apoya no es más que “una sensibilidad que desafía ciertas narrativas sobre el cuerpo (sus usos y representaciones), la naturaleza, la familia, el orden… Suele ser por diseño autorreferente, autocomplaciente, anti-universal. Puede tener una dosis de rabia o de humor. De preferencia ser antiespecista y anticapitalista e incluir su propia bomba que dinamite todo esto”, según afirmó a ‘Chilango’.
Después de más de cuatro años sacando adelante juntos este proyecto inclusivo, en junio pasado Olga dio a conocer que Romeo y Laos se desvincularán y ella quedará al frente de la galería de arte, que ahora se traslada de Escandón a la colonia Roma Sur.
“Desde ahí seguiremos con nuestro programa, pero ahora Romeo y Laos dan un paso a un lado para seguir adelante con sus propios proyectos y me quedo yo a cargo, que soy la única que quiere ser galerista”, puntualizó.