Hace unos meses rondaba un TikTok que me mandó mi mejor amiga donde una joven afirmaba que “la comunidad trans le está quitando derechos a las mujeres y es algo de lo que se tiene que hablar” con una foto de un titular de Libertad Digital de fondo en el que se leía “Lia Thomas rompe todos los récords femeninos y desata la polémica”.
En el video se cuenta la historia de Lia, quién compitió en el equipo de natación de hombres hasta el 2019. En el 2021, después de haber hecho su transición, empieza a competir en el equipo femenino. Ganó todas las competencias y esto la llevó a estar, del puesto 462 en el equipo masculino, al primer puesto en el equipo de femenino. Cuando algunas mujeres empezaron a quejarse, la comunidad LGBT las llamó transfobicas.
“Les quiero dejar unas reflexiones” concluye la joven en el TikTok, “las mujeres lucharon 70 años para tener igualdad de condiciones y poder entrar a competir en este tipo de deportes y todo el mundo las aplaudió. Pero hoy cuando las mujeres luchan por tener igualdad de condiciones al momento de competir se les tacha de transfobicas (…)”.
Este video me golpeó muchísimo porque, aunque soy consciente que debo respetar la libertad de opinión de todas las personas, el tono y la conclusión a la que se llega discrimina y violenta en sí. ¿Por qué la joven no investigó también cuáles son las repercusiones psicológicas, sociales, culturales, entre miles, de una persona trans que debió vivir toda su vida bajo el género al cuál no pertenecía?
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Soy creyente de que estos temas deben ser hablados y debatidos por personas que hagan parte de la comunidad trans porque estamos hablando de sus vidas y sus experiencias y, es por esto, que vengo a exponerles un artículo que la BBC tituló “La atleta trans (y científica) que propone una solución para el dilema del cambio de sexo en el deporte femenino”.
En este artículo se habla un poco de la vida de Joanna Harper, una atleta transgénero e investigadora. Desde muy pequeña supo que era una niña en el cuerpo de un niño y lo describe como vivir en un mundo de diestros cuando se es zurda. Para distraerse de esos pensamientos, Joanna se resguardó en el deporte.
Durante su carrera universitaria se unió al equipo de cross y a los 25 años ya hacía parte de los primeros 20 atletas de larga distancia en Canadá. Estudió ciencias y empezó a trabajar en Estados Unidos como investigadora científica. Cuando cumplió 40 años comenzó la terapia hormonal para transicionar.
En muy poco tiempo se dió cuenta de que su rendimiento físico era mucho menor (corría 12% más lento que antes de su terapia hormonal, para ser exactos). Se presentó al equipo de atletismo femenino y no fue aceptada debido a que muchas mujeres se sentían en desventaja por la anterior fisiología masculina de Joanna.
La participación de las mujeres trans en los equipos femeninos en las competencias de deporte ya era debate. De hecho, en el 2005 el Comité Olímpico Nacional anunció que dejaría que las mujeres transgénero compitieran solo si ya se habían sometido a la cirugía y llevaban al menos dos años en terapia hormonal.
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“Esto me enganchó a nivel intelectual. Como científica siempre quise analizar el rendimiento de los atletas transgénero” afirma Joanna Harper en el artículo de BBC.
Fue por esto que realizó un estudio con ocho corredoras trans y logró llegar a conclusiones del rendimiento de ellas antes y después de la transición. En el 2015 publicó los resultados donde evidenciaba que, en el atletismo de larga distancia, las mujeres trans que han tenido terapia hormonal no muestran ventaja frente a las mujeres cisgénero.
La atleta y científica publicó Sporting Gender: The History, Science, and Stories of Transgender and Intersex Athletes, libro autobiográfico donde amplió su estudió. El British Journal of Sports Medicine publicó su estudio más reciente en donde se evidencian conclusiones como que los niveles de hemoglobina en las mujeres trans son equivalentes a las mujeres cisgénero después de aproximadamente cuatro meses de terapia hormonal y que la masa muscular y corporal es mayor por 3 años después de haber comenzado dicho tratamiento.
Harper llegó a una posible solución (en la que se incluiría también a atletas intersexuales) que presentó frente al Comité Olímpico Internacional en el 2019. Evidenció que se necesitan “requerimientos de elegibilidad apropiados para cada deporte”, como por ejemplo los biomarcadores de testosterona. En vez de tener divisiones binarias (hombre y mujer) se tendrían divisiones de testosterona alta, media, baja.
En el artículo de la BBC Joanna Harper afirmó que: «Estoy a favor de proteger las categorías femeninas. Si revisas los últimos 100 años, verás que el aumento de las categorías femeninas en el deporte es uno de los componentes más importantes en la lucha de las mujeres por la igualdad con los hombres».
Sin embargo, y aquí viene lo más importante del asunto: «Pero soy consciente de que la categoría ‘mujer' es muy importante para muchas mujeres. Lo que sería ideal es si pudiéramos encontrar una manera de integrar a las atletas trans en los deportes femeninos de una manera equitativa para todos«.