¿A qué nos referimos cuando hablamos de roles sexuales? Por lo general, nuestra mente queda asaltada por estereotipos cuando hablamos de este tema y es posible que cada persona tenga su propia manera de entenderlo.
Más allá de la lectura puramente biológica, donde se asocia el término de rol sexual a estrategias masculinas y femeninas que se llevan a cabo en el sexo con el objetivo de lograr el apareamiento, hablaremos de las cuestiones educativas que nos afectan a la hora de intimar con otra persona.
La cultura sexual gay está llena de muchas identidades y experiencias, tanto sexuales como no sexuales, pero inevitablemente las identidades queer se exponen en la intimidad.
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Roles sexuales: ¿qué es activo, pasivo o versátil?
Cuando se habla de sexo entre parejas homosexuales o bisexuales, entra en escena la etiqueta de rol sexual para hacer referencia a la posición sexual y papel que se desempeña en la práctica. Es decir, activo (top), pasivo (bottom) o versátil (switch). Recientemente, ha sido añadido el rol de ‘no penetración’ o ‘neutro’, pero en otro artículo profundizaremos en ello.
Estas tres etiquetas engloban muchas cuestiones. En primer lugar, que los roles sexuales están relacionados con prácticas de penetración ideales versus las que realmente se tienen con la pareja.
Las personas activas son quienes introducen el miembro (u objeto sexual), las pasivas tienen sexo receptivo y las versátiles pueden hacer ambas cosas sin problema.
En cualquier encuentro sexual, gay, heterosexual o de otro tipo, una persona suele asumir el papel dominante mientras que la otra asume el papel de sumisión. Y aunque el «dar y recibir» puede cambiar en función de la práctica y el deseo de la otra persona, generalmente las personas optan por decidir con cuál se sienten cómodas en el momento del acto.
En el caso de las personas versátiles que tienen sexo sin importar el rol, pueden realizar ambas cosas de manera consistente, parece que son el ideal en el sexo. Por eso, pueden darse casos de presión para que la otra persona trate de ser versátil también, aunque no lo sea.
Todo esto está fuertemente conectado con el tabú y el estigma. Hay personas que encuentra mucha plenitud siendo pasivas, aunque nuestros imaginarios sexuales construidos socialmente a veces nos generan malestar, porque los ideales y estereotipos no se corresponden con nuestro verdadero sentir,
¿Tendría que ser activo también? ¿Lo ideal es ser versátil? ¿Puedo buscar la manera de cambiar de rol? ¿Me estoy limitando siendo solo pasivo?
Este tipo de dudas y planteamientos ponen encima de la mesa dos cuestiones:
En primer lugar, que, a causa de la socialización diferencial de género, sabemos muy poco en detalle sobre la sexualidad de los hombres. Independientemente de que sean LGTB o no. Poco se habla de sus miedos, sus inseguridades y sus presiones por tener que desarrollar un rol activo y potente en el marco de la intimidad sexual.
Como dice Gabriel J. Martín, autor del libro Quiérete mucho, maricón:
“Existe cierta tendencia a pensar que el sexo gay es algo así como la fantasía definitiva del siglo XXI…Si le preguntas a un hetero, te dirá que los gays se pasan el día follando porque es lo que tiene el sexo entre hombre y hombre, que siempre están “ready”. Si le preguntas a un amplio porcentaje de los homosexuales, por cierto, te dirán que el sexo es una de las partes más importantes de su vida…Pero, de alguna forma u otra, resulta que todos mienten. Porque el sexo gay no es ninguna fantasía y, de hecho, es un escenario repleto de claroscuros… En los que los oscuros suelen superar a los claros. Al fin y al cabo los heteros tienen una cierta visión idealizada del sexo homosexual… Y los gays… ¿Qué te vamos a decir los gays? Pues que todo fenomenal. Claro. Porque a nadie le gusta hablar de sus miserias. Y mucho menos si el resto del mundo piensa que, en vez de entre miserias, vive entre riquezas”.
En segundo lugar, que estos estereotipos generan malestar a causa de las presiones sociales relacionadas con la masculinidad hegemónica se repiten. Pensamos que quizás seríamos mejores realizando determinadas prácticas, porque a lo mejor es lo que se espera de nosotros, y a veces se nos olvida que cada persona es diferente.
Vivimos la sexualidad a nuestra manera, y nuestras preferencias, aunque puedan estar muy influidas socioculturalmente, es parte de lo que somos. ¿Por qué forzarnos a cambiar algo si en el fondo no nos gusta o no nos resulta cómodo?
Asimismo, otro tema que es importante abordar cuando se habla de roles sexuales es que históricamente han estado rodeados de un ‘deber ser' que encamina a muchas personas a etiquetar a una persona con cierto rol de acuerdo a su forma de actuar. Es decir, que la persona ‘pasiva' es sumisa y que la persona ‘activa' es dominante. Sin embargo, esto ocurre debido a la heterosexualización de las orientaciones sexuales disidentes, que comúnmente se ve reflejada en el ‘¿Quién es el hombre y quién es la mujer de la relación?'.
Pero, no hay nada más irreal que ello, las personas pueden disfrutar su sexualidad sin tener ciertos rasgos específicos, por ejemplo, un hombre percibido como masculino por la sociedad puede decidir ser pasivo sin que eso represente un problema ya que, de nueva cuenta, se trata del placer de cada persona.
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La presión por la versatilidad
A pesar de que existen tres roles sexuales dominantes, y que cada persona se suele enmarcar en uno o fluir entre ellos en diversas etapas de sus vidas, existe una presión hacia hombres pasivos y activos para que sean versátiles. Para que flexibilicen sus prácticas sexuales y se adapten a los gustos y situaciones de la otra persona.
Sin embargo, esto equivaldría a decirle a una persona que no está cómoda con la práctica del sexo oral que trate de practicarla hasta que le guste, para que su abanico de oferta sexual sea más amplio. Una vez más, nos volvemos a olvidar de las subjetividades de las personas.
Asimismo, aquellas personas versátiles quieren por lo general tener ambas experiencias en el sexo, es algo que no encontrarán si la otra persona es activa o pasiva. Esto puede causar problemas de futuro, si la forma en que la persona vive su sexualidad es muy diferente a la de su pareja. Sobre todo si la relación es a largo plazo.
Por otro lado, este tipo de cuestiones también revelan lo presente que está el coitocentrismo y el falocentrismo en nuestra vida. En el sexo también es posible tener prácticas muy placenteras sin necesidad de que el pene tenga siempre un papel activo y principal.
Pero la construcción de la masculinidad pasa a través de una estructura jerárquica y patriarcal que pone lo genital en primer plano. Para que un hombre sea reconocido como tal tiene que estar siempre disponible sexualmente. Esto valida su identidad y virilidad, siempre en relación con su potencia sexual.
Asimismo, de nada sirven las expectativas que nos hemos montado del posible encuentro y de las prácticas sexuales que nos apetecería llevar a cabo si no estamos seguros de lo que le apetece a la otra persona.
La pregunta que surge en torno a lo versátil es la siguiente: ¿Se busca con eso reflejar la idea de que un chico es realmente masculino? Pues si eres pasivo, quedas inevitablemente relacionado con lo femenino. Recordemos que la homofobia y el machismo van de la mano, y ese rechazo a lo femenino dentro de los ambientes gays repercute en aquellos chicos que son pasivos. Son los penetrados, la otredad, la parte menos masculina.
Sexo y salud
Si bien una persona activa puede proporcionar mucho placer a la otra, hay una idea errónea generalizada de que hay pocos o ningún riesgo para la salud para las personas que asumen este rol. Sin embargo, la salud sexual de estas es probablemente la más importante, ya que su estado es lo que podría poner en riesgo a la persona pasiva a la hora de transmitir el VIH.
Por su parte, una persona pasiva debe conocer muy bien su cuerpo y llevar una buena rutina de autocuidado para gozar de una buena salud sexual que no ponga en riesgo su placer y su corporalidad, como por ejemplo, hacerse lavados anales muy constantemente.
La existencia de diferentes roles sexuales y su relación con una mayor conciencia sobre salud sexual y prevención de ITS está muy relacionada con el estigma existente principalmente hacia los hombres homosexuales activos sexualmente.
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Mujeres LGTB
Aunque los términos anteriores fueron creados por y para hombres homosexuales, se usan cada vez más entre las mujeres LGBT y las personas no binarias.
En una relación lésbica, la persona activa es generalmente la que prefiere dar a recibir placer sexual. Pero como pasa con todo en la sexualidad, no todo es blanco o negro. Algunas mujeres disfrutarán mucho de recibir parte del tiempo, pero también pueden querer dar placer. Algunas personas activas, sin embargo, prefieren dar siempre y no recibir nada.
No todas las mujeres activas son necesariamente más masculinas o seguras. Las mujeres pasivas, por el contrario, tampoco son siempre sumisas y poco activas. Al igual que ocurre con el sexo entre hombres, cada persona es un mundo y cada cuerpo es único.
Las mujeres versátiles son perfiles que se muestran cómodas tanto dando como recibiendo placer. No todas las mujeres son versátiles y, una vez más, hay muchas prácticas sexuales diversas. Sin embargo, el sexo lésbico también está marcado por unos estereotipos que no se corresponden con la realidad, lo que genera dificultades a la hora de establecer los roles sexuales.
Internet está lleno de preguntas sobre “cómo es la primera vez con una mujer”. Ideas erróneas como la tijereta están presentes y es difícil saber cómo actuar la primera vez. Estas dificultades se incrementan por la invisibilización tan grande que existe de la sexualidad femenina, la desconexión con el propio cuerpo, el desconocimiento en torno al deseo, etc.
En conclusión
Hay muchos roles y prácticas sexuales, y cada persona ha de encontrar aquella con la que se encuentre más cómoda. Por suerte, hay mil maneras de disfrutar de los placeres y el deseo.
Lo que yo deseo puede no ser deseable para otra persona y si doy por hecho que mi deseo es “lo normal”, esto puede dar lugar a malestares en la otra parte. Porque no escuchamos lo que quiere la otra persona y creamos una idea ilusoria de que es lo que tiene que ocurrir en el encuentro sexual, cuando el sexo es algo que tiene un significado diferente para cada persona.
Recordemos que más allá de los roles activo, pasivo y versátil, existe un rol que todas las personas tenemos que desempeñar en el sexo. Y este rol no es otro que el de ser una persona responsable, que comunica y planifica sus encuentros sexuales para que estos sean lo más placenteros posibles para todas las partes implicadas.