Las tradiciones y las culturas son nuestra fuente primaria para con la sociedad que nos rodea. No es nada nuevo afirmar que en nuestro crecimiento como persona influyen estas dos cuestiones, y que dependiendo de nuestro lugar de nacimiento el desarrollo personal es muy diferente. De hecho, es lo que comúnmente llamamos ‘zona de confort’, un área delimitada por todo lo que conocemos y basándonos en el miedo que pueden producir los cambios.
Aunque la diversidad va ganando terreno, aún quedan muchos prejuicios que superar, muchos temores que vencer y mucha empatía que ganar. Los cambios nunca son fáciles y sobre todo los cambios que afectan a nuestra forma de entender la vida y nuestra manera de desarrollarnos dentro de la sociedad en la que vivimos. Por eso, el proceso de una persona transexual puede verse afectado por el entorno familiar que bien no sabe responder a él de la mejor manera posible, ya que durante su vida no ha podido contar con las herramientas suficientes.
¿Cómo puedo ayudar?
Lo primero de todo es la empatía. Quizá, por distintas circunstancias y sobre todo debido a nuestra identidad de género ‘normativa’, hayamos gozado de ciertos privilegios que una persona transexual no ha podido disfrutar. Hablamos en términos de bullying, discriminación, burlas o menosprecio por el simple hecho de tener una identidad sexual distinta al resto.
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Por este motivo, es muy importante el apoyo y la compresión, al final en núcleo familiar debe ser refugio y resguardo de lo que sucede en el exterior de nuestras vidas. En este sentido, incluimos también la palabra comprensión, pues, como ya hemos mencionado, no todo el mundo ha tenido el mismo acceso de educación y en materia cultural para comprender la diversidad en todas sus formas, por lo que el respeto hacia la otra persona debe ser algo básico e imprescindible
Una vez superado el proceso de la empatía el siguiente paso es el acompañamiento. El proceso de cambio de una persona transexual conlleva muchos vaivenes, ya no solo a niveles médicos, sino también relacionados con temas administrativos, educacionales (si nuestro familiar se encuentra aún en edad educativa) y dentro del entorno laboral y de las amistades.
La mejor opción siempre será ofrecernos como acompañamiento para cualquier cita, siempre y cuando la persona nos lo requiera y esté de acuerdo. Recordemos que los tiempos no los marcamos nosotros y nunca podemos forzar a esa persona a realizar algo que no quiera.
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Así, es absolutamente necesaria la implicación de toda la familia para evitar sentimientos negativos como el rechazo, la frustración o la soledad. Recordemos que solo el mero hecho de dar el paso hacía la identificación de la propia identidad puede llegar a suponer una situación de agobio y de estrés para todas aquellas personas que no se identifican con el género asignado al nacer.
Algo tan simple, y que debería normalizarse aún más, como defender los derechos y el bienestar de nuestro familiar por encima de construcciones y estereotipos sociales no solo beneficia a las personas transexuales, sino que además nos enriquece a nosotros mismos. Esto es que poco a poco comprendamos que la diversidad va más allá de lo establecido y que existen tantas formas de ser y existir como personas hay en el mundo.
En resumen, lo que queremos especificar es que este proceso debe naturalizarse. Asumimos que la asignación de los géneros basándonos en los genitales es un simple constructo social y no es excusa la tradición, la cultura o la educación. Todos podemos aprender, todos podemos comprender y ese será el único camino para una sociedad rica, libre y diversa.
Documentales recomendados para ver en familia
No obstante, si lo que queremos es la búsqueda de información para tratar de aprender y a la vez de ayudar a visibilizar, podemos encontrar algunas piezas artísticas que nos ayuden.
Como recomendación ‘En el umbral’, un documental sobre la historia de Noah, un niño trans, realizado y grabado la cineasta Coraci Ruiz, la propia madre del adolescente, con el fin de mostrar la realidad diaria de miles de familias. Lo que se traduce también en un paseo por proceso íntimo de la directora en su largo recorrido, liberándose de prejuicios y miedos.
Siguiendo la línea de los cortometrajes, Real Boy es 100% un documental. Grabado de manera íntima, el adolescente Bennet Wallace ha querido dejar plasmado en formato vídeo lo que ha sido toda su transición y todos los problemas a los que ha tenido que hacer frente por ello, incluida la resistencia de algunos familiares ante su verdadera identidad.