Viajamos una primera vez para firmar contratos, conocer la clínica, básicamente a hacer todo lo que hacía referencia al papeleo. Todo el embarazo, las ecografías, el seguimiento del estado del bebé y de la gestante lo llevamos a cabo a través de emails. Además, teníamos un abogado de familia porque por supuesto nadie sabía en qué consistía la gestación por sustitución, que era un camino nuevo para todos.
Nos acercamos a Cancillería porque habíamos logrado hacer un recurso de amparo para poder habilitar a la Embajada Argentina en Nueva Delhi a emitir – cuando naciera nuestra hija – su pasaporte argentino para poder regresar a nuestro país.
Recuerdo que la funcionaria de la Cancillería nos dice: esto nos les va a servir, deberán llevar adelante otro proceso, porque el problema que ustedes tienen es otro. No se trata de darle la facultad a la embajada de emitir un pasaporte, sino lo que se tiene que lograr es que la puedan inscribir a pesar de que en la partida de nacimiento no figure una madre. Si bien en la India nos emitían una partida de nacimiento con el nombre del padre y el de la madre en blanco, según el Código Civil argentino siempre debe figurar la persona que pare, por lo que no podría existir una partida de nacimiento sin madre.
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Con muchísimo miedo empezamos nuestro viaje hacia India. Salimos el 2 de noviembre de 2013 a buscar a nuestra hija pero sin saber bien cómo íbamos a volver. Hace 9 años todavía no había legislación que contemple el universo de la gestación por sustitución, nosotros teníamos únicamente un recurso de amparo que le pedía al juez la emisión de un pasaporte de emergencia para poder traer a nuestra hija a Argentina. Teníamos que llegar acá para poder hacerle un DNI y toda su documentación.
Ten en cuenta que no era considerada india porque era una gestación por sustitución pero tampoco argentina hasta que lográramos llevarla a argentina y poder inscribirla en el registro civil. La situación era muy complicada, no tenía ni nacionalidad, ni documentos.
De por sí los tiempos judiciales son muy largos, si a eso le sumas las lagunas legales y el desconocimiento respecto de algo muy nuevo y tan delicado en el derecho familiar, es incluso peor. Había mucha gente que nos quería ayudar, pero no sabían cómo.
Una vez en la India, comenzó nuestra gran experiencia de ser padres por primera vez. Que por cierto es muy difícil, no sabes que tenes que hacer o si sabes que tenes que hacer no sabes cómo hacerlo. Ahí aprendimos a darle el primer baño, cambiarle el pañal, a sostenerla, fue una experiencia muy fuerte.
La diferencia horaria era nuestra aliada porque cuando era de noche en India amanecía en Buenos Aires y ahí nos convertimos en abogados. Nuestro objetivo era resolver la vuelta, poder traer a nuestra hija que no tenía papeles. Todas las noches nos enfrentamos con problemas que iban a determinar el futuro de nuestra familia de un modo u otro.
Por otra parte, en la India prohíben las demostraciones homosexuales en la vía pública por lo que el Embajador nos recomendó que tomemos cierta precaución, que no iba a pasar nada pero debíamos cuidarnos. Entonces nos encontramos en esta situación de que éramos padres primerizos y que no nos podíamos dar un beso a la vista de todos. Si alguien preguntaba teníamos que decir que éramos amigos.
Se hizo diciembre y terminamos pasando navidad en nuestro hotel, que era nuestro hogar. Nuestra hija tenía su pediatra indio y logramos hacer toda una vida como si estuviésemos en nuestra casa pero en otro país, con otra cultura, con otro idioma.
Eso sí, con algunas dificultades que ahora son anécdotas. Te doy un ejemplo: no conseguíamos alcohol para limpiar el cordón umbilical porque ellos lo llamaban de otra manera. Allá el tipo de alcohol que se usa tiene color para que no sea consumido y lo descubrimos una semana después, gracias a que le preguntamos a una enfermera como conseguir alcohol.
El tiempo fué pasando y no sabíamos qué hacer. Nuestra familia en Argentina se estaba preocupando muchísimo y el dinero se empezaba a acabar porque teníamos pensado volver al país en quince días o un mes. Llegó año nuevo y la gente de la embajada nos invitó a pasarlo con ellos y por un rato nos sentimos acompañados.
La desesperación comenzaba a ser muy grande y no había mucho margen de tiempo. Pero logramos que en Enero reabran el caso durante la feria judicial y con la ayuda de Flavio y María de la Federación Argentina LGBT, en la que actualmente trabajo, se comenzó a destrabar nuestro caso.
Pasó enero y no teníamos noticias. Recuerdo que mirando a través de una ventana en el hotel, le digo a mi pareja “sabes que no volvemos más a la Argentina, esto no va a salir”, fue un momento muy difícil.
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Logramos que el caso pase a CABA, donde creíamos que iba a tener mayor recepción y finalmente una jueza ordenó la emisión de un pasaporte de emergencia para volver a la Argentina para que una vez instalados poder comenzar con otro recurso de amparo para lograr la inscripción en el registro civil argentino.
El 30 de enero conseguimos ese pasaporte pero todavía debíamos pedir una autorización en India para salir que requería todo un procedimiento. Ya que a fin de cuentas estás sacando un menor del país con papeles de emergencia. Nosotros fuimos los últimos casos en la India que se permitía ya que se había prohibido hacer eso.
La autorización estaba trabada, veíamos a la cónsul que iba todos los días al Ministerio del Interior a tratar de ver la manera de conseguir la autorización. Era 20 de febrero y no teníamos novedades.
El 28 de febrero nos llaman por teléfono a la habitación desde el Ministerio del Interior y nos anuncian que teníamos la autorización para salir en 48 hs de la India sino había que volver a pedirlo. Nos acompaña la cónsul al aeropuerto para pasar por migraciones que fue toda una demora ya que había que chequear todos estos papeles. A todo esto estaban los vuelos llenos, llegamos 21 hs y eran las 7 de la mañana y no habíamos podido subir a un avión. Ya cansados siendo las 8 de la mañana decidimos comprar boletos con tarjeta de crédito y volamos hacia Argentina, después de cuatro meses de estadía en India.
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