Después de que Kesha Williams, una mujer transgénero, demandara al Centro de Detención de Adultos del Condado de Fairfax en Virginia, debido a que la encarcelaron con hombres y no tuvo acceso a un tratamiento hormonal adecuado, se produce la sentencia que vuelve a estar en boca, ahora, del Tribunal de Apelación del Cuarto Circuito de los Estados Unidos.
El martes 16 de agosto, este tribunal de apelación se convirtió en el primero en afirmar que la disforia de género es una discapacidad y debe ser protegida. Según una nota del Washington Post el tribunal escribió que: “ser trangénero no es una discapacidad pero muchas personas transgénero experimentan disforia de género (…) Las necesidades médicas de una personas trángenero son tan merecedoras de tratamiento y protección como las de cualquier otra persona”.
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Siendo así, los tres jueces del panel afirmaron que no había motivos legítimos para que el Congreso pudiera excluir de las protecciones que brinda la Ley Estadounidense de Discapacidad (ADA) a las personas que tienen disforia de género.
American with Disabilities Act (ADA)
ADA es una ley que protege a las personas discapacitadas de ser discriminadas en espacios de trabajo por el gobierno estatal y local, en instalaciones públicas, en las telecomunicaciones, en los establecimientos comerciales y en el transporte.
Según la Ley Estadounidense de Discapacidad (ADA), y escrito en un artículo de la página web ada.gov, una persona discapacitada es “aquella persona que tiene una discapacidad física o mental que limita considerablemente una o más de las principales actividades vitales, una persona que tiene un historial o antecedentes de tal discapacidad o una persona que es percibida por otros como alguien que tiene tal discapacidad”.
Es importante clarificar que esta ley no dice explícitamente cuáles son las discapacidades que están amparadas. De hecho, uno de los argumentos de los jueces era que esta ley está “desfasada” ya que no toma en cuenta ni menciona discapacidades que deberían estar bajo su amparo. Por esto, según Gay Times, “la disforia de género constituye un trastorno de identidad de género excluido de las protecciones de la ADA”.
Originalmente esta demanda no continúo debido a la dictaminación del juez del distrito de Virginia, Claude M. Hilton. Sin embargo, vuelve a sus manos después de las afirmaciones del Tribunal de Apelación del Cuatro Circuito de Estados Unidos.
De acuerdo con CromosomaX, el abogado de Kesha Williams, Josh Erlich, se manifestó en el Washington Post al respecto de esta decisión. “Estamos muy contentos de volver a los tribunales para reivindicar los derechos de Kesha. Fundamentalmente, esta sentencia se aplica a cualquier persona que busque acomodaciones para la disforia de género, incluyendo en el empleo, los alojamientos públicos, y en cualquier otro contexto en el que la ADA proporciona protecciones para la discapacidad”.
Disforia de género
La Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU, MedlinePlus, define disforia de género como “una profunda sensación de incomodidad y aflicción que puede ocurrir cuando su sexo biológico no cincide con su identidad de género”. La disforia de género está diagnosticada en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5) publicado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA).
Esta incomodidad, angustia y diferenciación entre el sexo biológico y la identidad de género pueden vivirla niñes, adolescentes, jóvenes y adultes. Esta situación la viven comunmente las personas transgénero y no binarias en algún momento de su vida.
“Disforia de género en experiencia de vida trans – Emma Cruz y Natalia Restrepo” es un episodio del podcast Every Somos Todes, donde la doctora Restrepo y Emma Cruz se sientan a hablar de la teoría y la experiencia de este concepto.
En esta conversación, Emma define disforia como “la disconformidad con el género con el que esa persona es asignada o identificada en el momento en el que nace, muchas veces basándose en el sexo biológico”.
La doctora Restrepo, por otro lado, afirma que “es interesante pensarnos dos dimensiones de la disforia. Hay una dimensión social y hay una dimensión que es corporal. Hay una que tiene que ver es con esos patrones de conducta que se esperan de nosotros por ese sexo que se nos asignó al nacer y otra también es cómo vamos creando una relación con nuestro cuerpo y con lo que las diferentes partes de él van significando según ese género con el que yo me siento identificado y qué tanto dista o se acerca a ese que es el sexo asignado a nacer”.
Esta disforia no solo causa consecuencias, malestar y disconformidad física, sino también puede llegar a tener repercusiones emocionales que afectan al individue en su cotidianidad.
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Más a fondo
Según ¿Disforia de género? Una perspectiva trans y queer publicado en Rebelión Femenina, las personas trans siempre han existido pero no bajo el mismo sentido porque las definiciones de género son diferentes en todas las sociedades. Por eso, lo que hay actualmente debajo de la estructura y el estereotipo rígido de género, lo que se entiende por una vida trans “tiene que ver con romper con un esquema de géneros que es binario absoluto (un género excluye el otro) y complementario (heterosexual)”.
El problema de estas imposiciones no es el hecho de que se “deben seguir” para ser parte de la sociedad, sino que el no seguirlas al pie de la letra lleva a las personas a experimentar episodios de violencia y discriminación que se traduce también en la falta de acceso a los derechos fundamentales.
Es por esto que en este artículo nos proponen una mirada queer diferente a la que da el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5) sobre la disforia de género.
“Una perspectiva queer debe señalar que, por el contrario, las fronteras entre las realidades sociales del sistema sexo/género no pueden estar nunca perfectamente trazadas, ya que no se trata de existencias predefinidas, sino situadas histórica y socialmente. Sin ignorar que el género es una dimensión real y (aún) esencial de la vivencia personal, queremos repensar algunos falsos binarismos que exige la mirada cis sobre el género”
Retomando la demanda de Kesha Williams, nuevamente en manos del juez Claude M. Hilton, se espera que sea el principio para los sistemas penitenciarios que “clasifican” a sus reclusos según su sexo asignado al nacer cambien y tomen consciencia sobre sus protocolos, ya que esto causa altos índices de violencia (sobre todo agresión sexual) para las personas trans.
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De hecho, y conforme a estas políticas de disciminación y violencia, este año El Departamento Correccional de D.C llegó a un acuerdo para cambiar los protocolos para las personas trangénero en las cárceles.
Sin embargo, esta no es la primera vez que se piden modificaciones en estas leyes. En el 2015 en Maryland, gracias a una demanda interpuesta por una mujer transgénero hacia una prisión estatal, se presentó un nuevo proyecto de ley en la lesgislatura estatal que pedía que las personas trans fueran alojadas en las cárceles de acuerdo con su identidad de género y no con su sexo asignado al nacer. Este nuevo proyecto, debido a la falta de interés y conciencia frente al tema, no pasó.
Se espera que la reapertura del caso de Williams no solo ayude a crear conciencia frente a las situaciones que viven las mujeres trans en las cárceles, sino también sea un paso al cambio, a la consideración y el trato necesario de la disforia de género.