El teatro: terapia contra la opresión

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Filósofos y artistas siempre han reflexionado sobre el placer, el deleite y el entretenimiento que están asociados al teatro. En la filosofía clásica, actuar tenía un componente pragmático; se realizaba con alguna finalidad en concreto. Al mismo tiempo, algunas personas consideraban que el fin de este arte era unir tanto el deleite como la instrucción de las personas que veían la obra.

Las reflexiones actuales en torno a la finalidad del teatro siguen estando muy presentes. Pero lo más interesante quizás sea reflexionar en torno al potencial que encierra como herramienta de transformación social. Sobre todo para lidiar con cuestiones que nos interesan especialmente, como las realidades del colectivo LGBT.

Teatro aplicado y visibilidad LGBT

Por lo general, no hay un conocimiento profundo sobre los tipos de teatro que hay más allá de los géneros convencionales que ya conocemos. Por tanto, hablaremos en primer lugar del género aplicado. 

Los principios del teatro aplicado se basan en la noción de que es un medio educativo. Fomenta la transformación personal a través de la experiencia individual y colectiva, con el fin de mejorar la condición humana a través de ejercicios creativos e imaginativos.

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Este movimiento teatral moderno explora cómo se puede usar el teatro para mejorar, entre otras cosas, nuestro bienestar como individuos mientras disfrutamos con el proceso creativo. Una mezcla entre creación, pedagogía y entretenimiento que encierra mucho potencial para crear, por ejemplo, obras de temática feminista o LGBT.

Mascaras teatrales
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Hay muchos movimientos teatrales paralelos que aprovechan este potencial transformador para llegar de forma más fuerte al público. Por ejemplo, la dramaterapia, la performance o el teatro del oprimido o de las oprimidas.

Dramaterapia

Hoy en día esta ténica se define como un enfoque activo y experiencial que busca generar un contexto para la narración, la resolución de problemas, la expresión de sentimientos y realización de catarsis. 

Permite que la profundidad y la amplitud de la experiencia interna se puedan explorar activamente. Quienes participan en esta técnica, logran fortalecer sus propios roles de vida gracias a su potencial terapéutico.

A veces se usa en hospitales, centros de salud y espacios comunitarios. Encierra el beneficio de terapia propia de ciencia médica como del teatro en sí.

Este tipo de técnica teatral cobra especial relevancia cuando queremos abordar temáticas como la LGBT y mostrar sus realidades. Las personas del colectivo que hagan uso de esta técnica podrían encontrar en ella un espacio donde hablar de sus vivencias personales y colectivas. Al mismo tiempo, la dramaterapia logra que se generen espacios seguros, comunitarios y de confianza donde la persona puede sentirse comprendida y en paz consigo misma.

Una obra de esta técnica puede además ser compartida con un público y unos espectadores, logrando que la catarsis colectiva se expanda y que el resto de personas empaticen con los sentimientos y vivencias de las personas que están llevando a cabo la obra.

Este tipo de técnicas teatrales tienen un mayor potencial que las obras de teatro clásico, por la carga emocional que encierran y, quizás, sean una excelente oportunidad para hacer activismo por el cambio social, ya que se genera un cambio desde la emoción sincera.

Teatro del oprimido

El teatro del oprimido o de las oprimidas, impulsado principalmente por autores como Augusto Boal, es un enfoque muy interesante que, al igual que la dramaterapia, aprovecha la capacidad creativa del teatro para generar una transformación social.

Este tipo de teatro está dirigido principalmente a poblaciones discriminadas o marginadas, como minorías étnicas o comunidades empobrecidas. El potencial terapéutico de este tipo de teatro logra en muchos casos la sanación comunitaria.

El impacto que las formaciones en Teatro del Oprimido han tenido en las personas que lo han practicado ha sido estudiado múltiples veces. Actualmente, existen muchos estudios sobre el tema.

Sin embargo, pese a que la investigación es abundante, apenas se ha tenido en cuenta las experiencias de las personas LGBT. Además, suelen ser investigaciones de carácter cualitativo.

Sería interesante investigar diferentes metodologías mixtas de cara a evaluar el impacto que estas técnicas pueden tener en personas que luchan contra la opresión. En este caso todas las personas queer que se salen de la cisheteronorma.

Mediante el uso de encuestas, se podrían recopilar datos específicos sobre las personas participantes. De este modo, no solamente se estará poniendo en práctica la metodología del teatro del oprimido. También se podrán analizar las percepciones y vivencias internas tanto de las personas facilitadoras como de las participantes.

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Si existe una mayor conciencia de la opresión, como es el caso, esto se podría extrapolar a una dinámica pedagógica que podría implementarse en escuelas y espacios educativos. Para trabajar tanto con población joven como con edades más adultas, en la línea de los buenos tratos y la no disciminación.

Personas haciendo teatro
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El teatro de las oprimidas permite que la persona entre literalmente en la obra y forme parte de ella para cambiar cosas. Por tanto, es fácil que las personas participantes tomen conciencia de su nivel de privilegio y de opresión. Dando pie a que todo el grupo busque soluciones en conjunto para poder cambiar la realidad.

Una de las estrategias que se pueden abordar es la búsqueda del impacto personal durante el taller. Que las personas que no viven la opresión se conviertan en mejores aliados, creando una sensación de igualdad, comunidad y seguridad.

Performance

En el caso de la performance, ¿cómo podría generar un espacio terapéutico? ¿Puede contribuir a aliviar malestares? La respuesta es sí.

Como sabemos, las personas que pertenecen a la comunidad LGBT tienen mayores tasas de problemas de salud mental a consecuencia de la estigmatización por parte de la sociedad.

El arte del performance podría dar lugar a generar actuaciones que generen un impacto profundo en el espectador, haciendo un llamado a la empatía. Sobre todo porque la performance permite, entre otras muchas cosas, poner realidades vivenciales en primer plano para que el público interactúe y forme parte de la obra.

Esta técnica puede ser muy reveladora si queremos mostrar realidades LGBT, ya que, a diferencia del teatro al uso, el impacto suele ser mucho mayor.

Imaginemos una de las actuaciones clásicas de Marina Abramović, pero adaptado a temática LGBT. Las posibilidades son infinitas y el potencial transformador podría ser una excelente oportunidad para generar un cambio social.

Tanto la performance como el resto de técnicas de teatro aplicado han demostrado tener beneficios allá donde se realizaba la representación. El impacto suele ser mayor además por el hecho de trabajar con actores no tradicionales en espacios no convencionales, como prisiones, campos de refugiados, hospitales, escuelas, residencias de mayores etc,

Los objetivos que se logran son una mejora de la autoestima, un impulso de la confianza, mejor manejo de la ira o  sanación de heridas sociopsicológicas. Todo eso al tiempo que se crean nuevos enfoques para el aprendizaje y se promueve el desarrollo comunitario participativo, incluso después de situaciones traumáticas.

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Un modelo a seguir: Odín Dupeyrón

Dejando a un lado las técnicas de teatro no convencional, un ejemplo de teatro al uso pero que encierra un potencial muy transformador es la obra de Odín Dupeyrón. Este actor logra generar un impacto en el público gracias a su capacidad de equilibrar comedia y existencialismo vital, como ocurre en su obra 22:22

En un país aún muy conservador como es México, obras como Los vecinos de Arriba dan pie a hablar sin tapujos sobre la sexualidad desde la cercanía y el humor. Y esta quizás sea una de las claves para hacer que estas temáticas lleguen de forma más sencilla a un público de todas las edades.

Persona haciendo teatro
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En esta obra en concreto, aparece un contraste entre dos parejas. Una de ellas muy convencional y cansada el uno del otro; frente a otra pareja que es muy abierta en lo sexual y ruidosa. A partir de este contraste se genera un espacio divertido donde romper tabúes y hablar de aspectos cotidianos de la sexualidad humana.

La obra de este autor nos recuerda que incluso en países más conservadores el humor se convierte en una herramienta muy potente para generar catarsis, espacios de encuentro y conexiones con el espectador.

Conclusiones

El teatro en cualquiera de sus formas constituye una gran herramienta para trabajar a distintos niveles temáticas como la salida del armario o las opresiones vividas, involucrándose desde el sentimiento y conexión con la otra parte.

Todo lo que se genera después de ver o hacer una obra de teatro puede ser utilizado por educadores en sexualidad y facilitadores de teatro para trabajar en prevención de violencias y en la intervención de LGTB-fobia.

Trabajar con jóvenes del colectivo LGBT en edad escolar para conseguir mayor justicia social y la promoción de la igualdad de derechos humanos, puede hacerse a través del teatro. La filosofía que hay detrás es liberadora; se genera un proceso  que implica repensar conceptos como ‘significado', ‘verdad', ‘subjetividad', ‘libertad' y ‘poder'.

Los talleres de teatro con jóvenes LGBT encierran el potencial de generar narrativas en torno a la identidad y orientación sexual, desafiando estereotipos, prejuicios y desigualdades y los mitos destructivos.

Invitamos a todo el mundo a poner en práctica la dramaterapia queer, ya que nos permite cuestionar la heteronormatividad, romper el binario dañino y generar espacios y herramientas para combatir el acoso LGTBI-fóbico, cristalizando así en un cambio social. Siempre desde la asertividad, la emoción, la empatía y el entretenimiento. Herramientas que el teatro nos regala para ayudarnos a abrazar la libertad.

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