El documental que mostró el lado LGBT del conflicto armado colombiano

Foto: Caribe Afirmativo

En distintos países del mundo se han venido gestando cambios sociales estrechamente relacionados con la exigencia de derechos civiles no solamente relacionados con el sector LGBT. Precisamente, Colombia es un ejemplo de esa lucha ya que ha vivido una historia plagada de violencia y de conflicto interno, y también de discriminación y desigualdades a las personas disidentes. ‘Una sola golondrina no hace llover’ es el largometraje realizado por Caribe Afirmativo y Señal Sur para retratar las historias de las personas LGBT durante el conflicto armado.

Este tipo de producciones son importantes debido a las implicaciones que tiene en la sociedad el reconocer que los conflictos internos (y las guerras en general) vienen acompañados de violencias directas a las personas LGBT que pasan desapercibidas y que no son reconocidas como crímenes de odio con razón de la orientación sexual y la identidad de género.

Marcha LGBT
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Una sola golondrina no hace llover: un largometraje sobre ser LGBT en el conflicto armado

Como se dijo anteriormente, la ONG Caribe Afirmativo y Señal Sur lograron adelantar el proceso de plasmar los relatos de personas orientaciones e identidades de género diversas durante el conflicto armado en Colombia. Es importante aclarar que este proceso surge luego de la firma del acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), luego de un conflicto que duró (y aún está vigente) más de 50 años. En ese producto se narró cómo las personas disidentes sobrevivieron a actos violentos en el marco de la lucha entre este grupo subversivo y el estado colombiano.

El documental lleva por nombre: “Una sola golondrina no hace llover”. El curioso nombre del documental, según la organización caribeña, se da por la metáfora de las golondrinas y la necesidad de que estas vuelen en bandada para que ocurra el aguacero: “así sucede con el movimiento LGBTIQ+ y, particularmente, con las personas con orientaciones, identidades y expresiones de genero diversas que vivieron las crueldades del conflicto en sus cuerpos y territorios”, agregan en un comunicado de prensa.

Con el documental sus autores buscan hacer un ejercicio de memoria social para promover la reparación tangible de las víctimas, pues se les reconoce a ellas como sujetas de derechos. Lo que se quiere es que disfruten de una cultura de paz y la promoción de la pluralidad en todo el país.

Soldado en un combate
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En ese orden de ideas, según Publimetro, en el largometraje cuenta relatos como el de Mariposa, que ya no se considera víctima pero sí sobreviviente, además, quien afirma que el contar su historia en el documental fue un tanque de oxígeno para su vida.

Testimonios de las víctimas

Mariposa, una de las participantes, apropió ese nombre debido a que “el día que me pasó lo que me iba a pasar se me acercó una mariposa”, además, agregó: “Fui secuestrado y violado y me iban a desaparecer. Me ocurrió eso un día 13, hace más de 30 años en Chigorodó, Antioquia. Yo lo perdí todo, pero tengo que agradecerle a Dios que estoy vivo”.

También, dijo en el marco de su lanzamiento: “Contar mi testimonio también es un mensaje a mis compañeros LGBTIQ+ que son jóvenes, porque les habla un año dorado. Nosotros abrimos cancha para que esto les sirva de experiencia, para enseñarles a ellos que nosotros tenemos derecho a la vida, que tenemos derecho a abrir caminos y dar pasos firmes así tengamos muchos tropezones”.

Asimismo, se narra el testimonio de Lorena Restrepo y su experiencia en Casa Diversa, un lugar para proteger a las personas LGBTIQ+ en la Comuna 8: “venimos trabajando desde hace un año con estas chicas en cómo es ser lesbiana, bisexual, o trans en las periferias de los territorios”, afirmó. Junto con su labor, se reconoció a su hermano, también activista, que dirige dicho refugio.

Persona con la bandera de Colombia
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Esto sirvió, además, para mostrar lo difícil que es para las familias que apoyan la diversidad desde el activismo en momentos de conflicto armado, pues, el hermano de Lorena sufrió atentados y fue exiliado del territorio por grupos al margen de la ley.

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“Siempre ha sido muy difícil, en el primer atentado él se salvó y quedamos mi mamá y yo. Me quedé y seguí con esa lucha en el territorio, pero fui víctima de acoso sexual. Me decían: ‘usted tiene que ser mía porque yo lo decidí’. No solo era el miedo de lo que me podrían hacer a mí al salir, sino a mi mamá, a mi hermano y a mi novia”, aseguró la participante del documental.

Así como el testimonio de estas dos sobrevivientes, existen varios más que demuestran la impactante realidad de las personas disidentes durante el conflicto; mientras que hacen visible la lucha del sector LGBT para amplificar la voz a las personas que fueron silenciadas por el prejuicio y por la violencia de un hecho tan doloroso como el conflicto armado.

La reconstrucción histórica de la memoria de las víctimas es esencial para luchar contra los imaginarios negativos que han perpetrado estos hechos y que son el desencadenante de la marginación de las personas LGBT. Esa forma de reparación se convirtió en una deuda con la sociedad y con las personas con identidades y orientaciones sexuales disidentes.

Claqueta de película
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Conflicto armado y ser una persona LGBTIQ+

Según Colombia Diversa, la organización no gubernamental colombiana que trabaja en favor del bienestar y reconocimiento legal de la comunidad LGBTIQ+, la violencia por prejuicio “es aquella que se dirige contra las personas con identidades sexuales y de género subversivas; se ejerce tanto de forma jerárquica como excluyente: para establecer la subordinación de la víctima y consecuente superioridad del victimario o para exterminar el simbolismo transgresor que representa la alteridad”.

De esta forma, es posible identificar el daño diferenciado contra las personas pertenecientes a esta población de forma muy específica, algunas que menciona la organización son: homicidios por prejuicios, violencia sexual, daño moral (señalamiento, ridiculización y estigmatización) y desplazamiento forzado.

De otra parte, la organización Caribe afirmativo estima que el conflicto armado en Colombia ha dejado más de 4.190 personas LGBTIQ+ víctimas y, sin embargo, este número no abarca la totalidad de casos pues existe un subregistro que las entidades gubernamentales no recolectan con la relevancia necesaria.

Personas pasándose botellas de agua
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Colombia y la lucha contra la discriminación

Como se dijo anteriormente, Colombia no es la excepción de diversas formas de discriminación a lo que es percibido como “diferente”, puntualmente, el sector LGBT es agredido por irrumpir en la barrera de “lo tradicional” y de la heteronormatividad. Lo anterior exacerba los prejuicios fuertemente arraigados en el imaginario colectivo del país que se manifiesta, en consecuencia, a través de expresiones discriminatorias, mayormente debidas a la ignorancia, los temores y los discursos religiosos que le dan una carga de “pecado” a la diversidad de género y de orientaciones sexuales.

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Esos imaginarios son los principales causantes de la violencia estructural que se ha normalizado y justificado. Además, esta población vulnerada no ha encontrado una solución estructural e institucional para que dichas exigencias de derechos civiles se cumplan y tengan el eco necesario, sobre todo ya que la discriminación no está en una sola dimensión sino en todas.

Dos mujeres besándose
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Así pues, al igual que otros, nuestro país mantiene el pensamiento homofóbico profundamente arraigado que hace que tenga una deuda histórica con el sector LGBTIQ+. Un ejemplo de ello es la permisividad desde lo jurídico, vía omisión, que permite situaciones que violentan a dicha población, además, condiciona el detonante de otras situaciones de violencia sistemática que no parecen ser importantes para el estado.

Aunque para algunas personas se debe regular, para que la libertad no se convierta en lo moralmente denominado como ‘libertinaje’, lo cierto es que es importante que se encuentre un punto de equilibrio social y moral para que las personas LGBT tengan la posibilidad de desarrollar su personalidad libremente y sin diferenciaciones a las personas con una orientación sexual e identidad de género dominante. Este tipo de propuestas institucionales pueden permitir que se llegue a la deseada equidad y justicia social.

Como es conocido, en Colombia la homosexualidad estuvo penada hasta la década de los 80. Además, con el avance de los años se han ganado batallas en materia legal, como la adopción y el matrimonio igualitario, pero ha sido iniciativa de la ciudadanía y no de personas LGBT que ocupen un cargo de poder.

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