Las claves de la Dieta Mediterránea y los Beneficios del Aceite de Oliva

Foto: InfoSalus

Dieta Mediterránea, un estilo de vida

El Mar Mediterráneo no es solo el segundo mar interior más grande del mundo, tras el Caribe, y tampoco se simplifica a ser un gran atractivo de turista por sus aguas cálidas y templadas. El Mare Nostrum, como solía llamarse en la Antigua Roma, constituye todo un estilo de vida que acoge a los 23 países que bañan sus aguas. Un estilo de vida marcado por tres puntos fundamentales: la cantidad de horas de luz, la agricultura y una dieta rica en vegetales, frutas y con el elemento principal del aceite de oliva.

No en vano, 8 de los 10 grandes productores de aceite de oliva se encuentran en la cuenca mediterránea. Liderando el ranking, y con unas cifras muy por encima del segundo puesto, se encuentra España, con una media de producción anual de 1.5 millones de litros de aceite, lo que supone alrededor del 50% de la producción total del planeta.

Foto de alimentos y aceite de oliva
Foto: Promedicas

La importancia del uso del ‘oro líquido’ en una dieta equilibrada la encontramos al analizar las diferencias entre la cocina mediterránea y otro tipo de cocinas como la anglosajona, donde es más popular el uso de la mantequilla. Incluso, en países mediterráneos como Francia, existen tremendos enfrentamientos entre los ciudadanos del norte, poco acostumbrados a sentir el agua del Mediterráneo (las regiones de Bretaña, Normandía, la Borgoña…) y que apuestan por el uso de la mantequilla, y aquellos que prefieren el aceite de oliva, sobre todo en la zona sur y en ciudades como Marsella, Toulouse y Lyon.

Esta discusión es mucho más habitual de lo que pensamos; y aunque el aceite de oliva, sobre todo si es virgen extra, suele ser la mejor opción, la mantequilla, por su parte, también cuenta con beneficios que no tiene el aceite gracias a su alto contenido en sales minerales y vitamina A.

Foto: El comidista

¿En qué consiste la dieta mediterránea?

El aceite de oliva es tan solo la punta del iceberg que corona una dieta rica en alimentos no procesados, de origen vegetal, lácteos, pescados y muchos cereales.

Más que una dieta al uso como ‘régimen’ para perder peso se trata más bien, como ya hemos mencionado, de un estilo de vida propiciado por el clima que aporta el Mar Mediterráneo y por la cantidad de huertas de regadío que abundan en los países de la zona. Por este motivo es tradicional el uso en abundancia de verduras y hortalizas en los platos de la cocina mediterránea.

Un gran ejemplo es la cocina griega y la cocina turca, donde abundan las ensaladas, distintos tipos de queso, especias para condimentar…

Podríamos decir que entre sus más destacados alimentos se encuentran el queso feta, originario del país, el pan de pita, el cordero y las hojas de parras, deliciosas a la hora de preparar los ricos dolmades (envueltas y rellenas de carne, arroz o verduras). Por otra parte, la dieta del Mediterráneo también se caracteriza por incluir numerosos guisos y potajes donde suelen ser las legumbres las protagonistas.

Se cree que el origen del típico plato de lentejas surgió hace unos 9.000 años en lo que hoy es Siria, país también abierto al Mediterráneo. Allí comenzaron a cultivarse estas legumbres ricas en hierro y que hoy sustentan la cocina española.

Es aquí, en España, junto con Italia, donde más oferta gastronómica de guisos podemos encontrar. Entre los más famosos el potaje de vigilia (espinacas con garbanzos y bacalao), la olla gitana con judías verdes, calabaza y patatas, fabada asturiana con carne de cerdo y fabes/alubias y el conocido marmitako vasco, un potaje a base de pescado, patatas y mezcla de distintas verduras.

En esta línea la pirámide alimenticia de esta dieta ideal se compone de:

  • Aceite de oliva como principal grasa para los aliños.
  • Verduras y hortalizas en abundancia. Se recomienda una cantidad de 2-3 diarias.
  • Pan y cereales. Arroces, pastas y productos integrales de manera casi diaria.
  • Elegir productos de temporada con frutas y verduras
  • Lácteos y quesos de forma diaria.
  • Reducir el consumo de carnes rojas y sustituirla por carnes blancas como el pollo, el pavo o el conejo a 3-4 veces a la semana.
  • Consumir pescado en abundancia, a ser posibles pescados blancos como la merluza, lubina, dorada o besugo.
Foto: Vitonica

En un contexto social en el que nos hemos acostumbrado a estar más tiempo sentados, sobre todo ahora en tiempos de pandemia donde el teletrabajo se ha hecho costumbre, y con todos los servicios a nuestra mano, es muy importante llevar un estilo de vida saludable. 

Por supuesto combinando cualquier tipo de alimentación equilibrada con la práctica de ejercicio habitual y excluyendo alimentos de tipos procesados y de alto contenido en azúcares.

Mas noticias de Cocina