En el segundo semestre de 2020, cuando feroces incendios forestales arrasaron con más de 300 mil hectáreas en la provincia argentina de Córdoba, un grupo de mujeres y personas LGBTIQ+, habitantes del barrio Los Chañares, en el pueblo Tanti, decidió acompañar la labor de los bomberos y hacerle frente a las llamas.
Ese fue un año crítico para Argentina en materia ambiental, pues los incendios alcanzaron un récord de focos activos con alrededor de 70.000 durante el 2020. De acuerdo con un reporte del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible argentino, en los 12 meses resultaron afectadas 1.151.931,054 hectáreas.
Además, indicó que el 95 por ciento de los incendios son por causas antrópicas, es decir, por actividades humanas.
Brigada Chañares, contra los incendios forestales
Ante la emergencia, decenas de ciudadanos y ciudadanas se unieron en brigadas y salieron a proteger la naturaleza combatiendo el fuego que les amenazaba. De esta manera nació la Brigada Chañares, una organización autogestionada por vecinos y vecinas de las sierras.
Así lo recoge el informe ‘Contra el fuego, todes’’ que hace parte de la investigación ‘Territorios y Resistencias’ realizada por ‘Chicas Poderosas Argentinas’, que es una comunidad global que fomenta “el desarrollo de mujeres en medios de comunicación y personas LGBTIQ+ creando oportunidades para que todas las voces sean escuchadas”, según se lee en su página web.
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Según señala el informe, la brigada se formó a partir de una organización llamada ‘Vecines Autoconvocades’ integrada por residentes del barrio Chañares, en el Departamento de Punilla, con el objetivo de impedir el desmonte (excavación de tierra para rebajar el terreno en el que se tiene previsto ejecutar una obra).
A raíz de los devastadores incendios, desde 2020 se consolidaron en la mencionada brigada y emprendieron la lucha a favor del territorio.
“El llamado a la acción convocó a todes, incluso a quienes quedaron afuera de las actividades físicas o de riesgo por los prejuicios y estereotipos de género. Mientras que los estigmas de los grupos o comunidades aíslan y destierran al diferente, el fuego -irónicamente- lo incluye, sin distinción alguna. Desde ese paradigma, la Brigada Chañares comenzó a fundarse”, se lee en la historia escrita por la periodista Casandra Sandoval para fines investigativos.
Sobre cómo funcionan este tipo de brigadas, el informe indica que se sostienen gracias a la autogestión.
“Cada agrupación se encarga de gestionar sus propios recursos, desde ropa, herramientas y calzado adecuado, hasta equipos personales y de seguridad. Para poder funcionar, muchas veces reciben donaciones y organizan rifas, actividades culturales o venden comidas”, agrega.
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Disidencias y resistencia
Una cantante conocida como Le Tité, que vive en la localidad San Marcos Sierras, en el departamento Cruz del Eje (Córdoba), fue entrevistada para este informe y destacó las personas LGBTIQ+ que se sumaron a la tarea de combatir el fuego despertaron asombro entre los miembros de la brigada de su territorio.
“Éramos la brigada ‘conchihuevi’. Maricas, tortas y travestis, para dejar de renegar con el machirulismo (machismo) y agruparnos para defender el monte”, dijo Le Tité, según reseña la historia ‘Contra el fuego, todes’.
Asimismo, sostiene el documento que la Brigada Chañares opera bajo consignas como “horizontalidad, igualdad e inclusión”. Explica también que cada militante adopta un “cargo” que implica funciones específicas para la eficacia de las labores.
Así las cosas, hay quienes deciden poner el cuerpo en la línea de fuego, mientras que otras personas se encargan de la “comunicación grupal” o de la logística para dar alimentos y lugar de descanso a las compañeras después de atender los incendios.
“Algunas otras simplemente escuchan y abrazan. Cada integrante fue encontrando una manera de estar y construir ese espacio”, añade.
Según el informe, miembros de la brigada manifiestan que “aún falta construir el marco legal” que les permita obtener “un reconocimiento institucional” con el que poder acceder a recursos y robustecer la organización.
La gestora cultural Micaela Suárez, también consultada para la investigación, considera que es “crucial trascender la urgencia y conformarse en un colectivo institucionalizado y con identidad política para estar presentes en los espacios de toma de decisión”.
Mientras avanzan en ese tema, ya Chañares hace parte de una red de organizaciones ambientalistas que “trabajan en la defensa del monte nativo y del territorio, contra el progreso extractivista de proyectos como la autovía de montaña, o el negocio inmobiliario y agropecuario”, se lee en el informe.