Deebo Barreiro es investigadora y artista, y tuvimos la suerte de conocerla en persona en un evento dirigido a jóvenes que tuvo lugar en Mollina, España. Cuando vimos su obra, empezamos a vislumbrar esta entrevista para Every.
¿Quién es Deebo Barreiro?
Soy Deebo Barreiro, artista visual y actualmente investigadora en imagen visual y teoría de género en concreto. Mi paso por la educación ha sido bellas artes, en primer lugar. A continuación, estudié arte contemporáneo y más tarde fotografía.
No me considero propiamente activista porque creo que eso es en todos los planos de la vida cotidiana. Creo que es parte de la identidad y ser quién eres. En este aspecto sí, porque mi identidad es bisexual, agénero y genero fluido, y entonces soy activista en todos los planos de la vida. Pero yo creo que lo que hago son imágenes para ampliar el imaginario colectivo
Eso es bastante, puede ser un activismo pasivo que tiene su influencia en la gente. La exposición en Molina tuvo mucho peso. Tu trabajo dio pie a conversaciones, y estuvo presente todos los días. Te queríamos pedir que nos cuentes sobre tu trabajo de investigación queer.
Mi investigación es un doctorado se titula «La influencia de la pornografía queer y feminista dentro del panorama artista contemporáneo español». Aunque el nombre un poco largo, básicamente de lo que hablo es de que la pornografía está mal vista en general porque incluye muchas violencias y reproduce el patriarcado a niveles sexuales y niveles de relación entre las personas que están teniendo sexo en ese momento.
Y si lo llevamos a que las personas queer y feministas hemos tenido un rol pasivo dentro de la sexualidad, y no hemos tenido derechos ni pie a hablar de nuestra propia sexualidad…
¿Por qué no hablar de la sexualidad en primera persona a través del deseo? ¿Por qué no evocar y reinventar y renovar unos deseos que nunca han sido vistos a niveles públicos?. Eso sería democratizar la sexualidad. Ahora mismo solo hablan quienes tiene voz, directores, actores y actrices de pornografía mainstream, que repiten las mismas sexualidades y violencias todo el rato.
Hay mucha gente abolicionista de la pornografía y es entendible. Pero ¿por qué no darle la vuelta para ampliar la sexualidad, para visibilizar sexualidades sean más democráticas para todo el mundo? Parto de ahí para hablar de esos nuevos deseos de personas queer y feministas, un deseo activo que nunca se ha visto.
Cuando acabes la tesis la leeremos… Conecta con esa arista pornografía feminista o posporno que quiere ampliar la mirada. Te quería preguntar ¿cómo trabajas para visibilizar los no binarismos y el paraguas trans?
Concibo que actualmente el mundo de la imagen (al menos la española, porque internacionalmente sí que se visibiliza) sigue el estereotipo constante de las personas trans. Se imaginan como personas operadas, que se están hormonado y quieren hacer el cambio completo. Pero existen personas trans no binarias que no se quieren hormonar, que tienen un cuerpo híbrido, un cuerpo que sea cambiable o mutable.
Todo esto es muy interesante, porque visibilizamos esa realidad de que puedan volver atrás de lo que casi no se habla. Lo que dice Miquel Missé del retorno a dejar de hormonarse. Hay personas trans que no quieren ser normativas y, por ejemplo, no quieren tener barba, voz masculina, pelos en determinadas partes del cuerpo… Y mujeres que, hablando desde el estereotipo, no quieren ese cuerpo 90-60-90 que es lo que se visibiliza muchas veces. Hay que romper con ese estereotipo para decir que hay múltiples cuerpos y una amalgama infinita de posibilidades.
Sí, al final si quieres enseñar una imagen necesitas dar una imagen, y hay que pensar cómo enseñar más diversidad de imágenes para visibilizar todo el espectro del género. ¿Qué nos puedes contar sobre tu trabajo: ¿Te gusta el rosa o el azul?
Ese proyecto nació cuando empecé a investigar sobre teoría de género y cuando estaba empezando a conocer los géneros. Me fijaba en qué caía en los estereotipos y en qué no. Un amigo me dijo una vez ‘’eres demasiado masculina, te voy a ayudar a ser una mujer de verdad’’, y yo pensé, ‘’espera, ¿qué está pasando aquí? Creo que es el momento de plantearme si realmente tengo que ser una mujer normativa o puedo convivir en mi cuerpo siendo como soy y estando bien como soy’’.
Por ejemplo, este proyecto se divide en tres partes y en dos técnicas distintas: fotografía y texto. En la fotografía aparecen 4 personas que llegan a habitaciones corrompidas por esos comentarios que la sociedad dice, que parecen neutros y no parecen violentos en un principio porque estamos muy acostumbrados a escucharlos.
Se esconden de sus cuerpos hasta que se van dando cuenta de que son igual de lícitos. Y se van empoderando en sus habitaciones mientras se dan cuenta de que tienen que ir a luchar con su arma de género identitarias, como son el pelo en ciertas partes del cuerpo, la ropa, las actitudes, etc.
Mientras tanto, el texto está hecho de preguntas que comienzan con ¿Te has cortado alguna vez el pelo? ¿Has llorado en público? En la segunda parte hay preguntas sobre la identidad de género, sobre la comodidad con el propio género o si has pensado alguna vez, aunque sea una milésima de segundo, si perteneces a otro género… Esto es algo creo que a todo el mundo le ha pasado en algún momento.
En la tercera parte se lanzan preguntas muy íntimas en torno a la intimidad sexual, sobre todo. De tal manera que las personas en las fotografías van desde lo más íntimo a lo más público, y en el texto es al revés, de lo más público a lo más privado. Entonces hay un cruce y de repente el espectador se siente parte de las fotografías.
Por ejemplo, este proyecto lo hice en formato periódico y la gente lo iba leyendo y contestando en alto hasta la tercera parte, cuando empezaban a hablar más bajito y a callarse.
¿Crees que la fotografía es un buen medio para hacer activismo? Qué importante que se creen espacios donde se hable de esto, y que se siga investigando cuando ya sabemos que el binarismo está obsoleto y es muy limitante.
Creo que es uno de los mejores medios porque, por ejemplo, hay un debate en torno a las etiquetas. Si realmente construyen o visibilizan identidades, que en parte sí, porque te puedes identificar con ciertas personas aún más y sentirte correspondida con algún tipo de identidad. Pero por otro lado, la fotografía lo que hace es diluir todo tipo de etiquetas.
En Ser un cuerpo presento las identidades sin ponerle nombre, y la gente puede imaginar o concebir la identidad de esas personas. En cierto modo la fotografía, y la mía en concreto, ayuda a traducir la teoría de género a imagen.
Para las personas que no puedan o no entiendan de teoría de género, porque es muy densa y complicada de entender en muchos aspectos, pueden acceder desde la fotografía. Esa dificultad académica y ese elitismo se puede traducir a imagen de manera muy fácil. La gente puede ver muy fácilmente esa teoría de género con las personas que viven dentro de esas identidades.
En Mollina había dos exposiciones tuyas. ¿Te apetece contarnos sobre ellas?
Había dos exposiciones, una titulada Estigia, sobre la ansiedad y depresión de mi hermano, y otra que se titula Ser un cuerpo, sobre las identidades de género que habitan dentro del estado español. Concibo este proyecto como algo interseccional, fotografías de personas que habitan cuerpos híbridos, intervenidos y en los que hay una mutación, en el buen sentido de la palabra. Hay un espectro totalmente interpretable al público. Tenía ganas de que la gente se pusiera a debatir y hablar en torno a estas personas.
En Mollina hubo muchísima participación y sentí que os interesó mucho. esto tiene que ver con la generación que fue allí. Creo que es una generación que debate mucho más, que piensa y que se cuestiona todo. Algunas personas incluso eran del colectivo, y creo que hubo una participación muy activa al tener un mayor nivel de conciencia y sentirse más con este tipo de temas o debates.
Cuando expongo este proyecto en un museo rodeada de personas de 50 años me dicen que es interesante pero no están entendiendo nada cuando dicen ’’este es un chico’’ o ‘’esta es una chica’’.
Las imágenes están pensadas para ponerse a debatir de temas como que, por ejemplo, no hace falta que una persona trans se opere para ser una persona del género que quiere ser. Las leyes están luchando por eso para que no haga falta tener un cuerpo canónico de hombre o de mujer. Se está dando un cambio en la sociedad y en esta generación eso se está viendo constantemente.
¿Cómo dirías que afecta el estereotipo a la construcción identidad individual y colectiva?
El estereotipo lo impone la sociedad ganadora, que impone las grandes cuestiones. No hace falta hablar concretamente patriarcado, hay determinados partidos políticos que lo que hacen es hablar de familia natural o de cuestiones, naturales cuando sabemos que lo natural también es construido, como pasa con el género.
Lo mismo ocurre con la familia, por ejemplo. Históricamente hay hechos de que las familias empezaron a existir a través de la construcción de sociedades. Los estereotipos son provocados por lo que se considera natural. Del mismo modo que parece que solo hay dos géneros, invisibilizando a todos los demás.
¿Qué le dirías a les lectores de Every?
Pues creo que hay que dejar de encerrarse en el armario, que los armarios son para las sudadores. A veces es muy complicado por el entorno y es entendible que mucha gente se esconda. Es comprensible, porque no es lo mismo vivir en un pueblo pequeño o ser parte de una sociedad en la que no te sientes bien con el resto contigo.
Ahora mismo con las redes sociales es muy fácil encontrar gente con la que ser quien eres, gente que además te va a recibir con los brazos abiertos. Desahógate y siente ese apoyo, porque en algún punto lo vas a encontrar. Siempre lo vas a encontrar. Es muy fácil encontrar gente del colectivo y sentirte identificade con el resto. Esas personas también van a agradecer que las busques. Y es que creando redes y comunidad es cuando sumamos en conjunto.