Oye Siri, ¿eres machista?

Foto: Pro android

Una de las clases que más me marcó en la universidad, profesional y personalmente, fue Violencia de Género y Derechos Humanos. Era una clase pesada anímicamente porque, para poder entender los conceptos y sus contextos, veíamos muchos casos de abusos e injusticias basadas en el género. Como casi todas éramos mujeres, era muy difícil no imaginarnos reflejadas en las situaciones que muchas de nosotras habían tenido que pasar debido al machismo que caracteriza nuestra sociedad.

Por esto, las profesoras siempre nos decían que cualquier cosa que quisiéramos hablar, preguntar o contar era más que bienvenida. Teníamos que sentir que, a diferencia de lo que algunas veces nos rodeaba, ese sí era un espacio seguro.

Después de varias clases, todas llegamos a la misma conclusión: el mundo se veía más rancio, más oscuro, más infectado por el machismo y las estructuras abusivas de poder. Mientras entendíamos ciertas conductas y patrones gracias a la clase, nos dábamos cuenta de que ya estaban en nuestra vida, solo que nunca antes lo habíamos notado.

Ana Paola, la profesora, nos dijo que esto nos estaba pasando porque empezamos a ver mundo el mundo a través de «las gafas de género». Todo lo analizábamos desde una perspectiva diferente porque ahora entendíamos que muchas cosas que antes no nos gustaban y dábamos por “normales”, en realidad son conductas sexistas.

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Yo crecí en una familia de mujeres. Mi papá murió cuando yo era muy chiquita y eso me desentendió de muchas dinámicas tradicionales de las familias. Nunca he tenido que “hacerle la comida al papá”, “calentar y llevarle la comida al papá”, “servirle primero al papá”… Y así como no lo viví en mí, tampoco vi a mi mamá ni a mis tías en esas dinámicas “normales”, que ahora podemos nombrar machistas.

No sé cómo fue para alguna de mis compañeras que sí viven en esta “rutina” de vida y estaban asistiendo a la clase de violencia de género, pero para mí fue espantoso empezar a darme cuenta de todos los machismos y micromachismos que presenciamos y dejamos, en cierta forma, perpetuar.

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Quiero aclarar que no considero que haya nada de malo en querer ser gentil con alguien, pero una cosa es ser gentil porque te nace y otra es porque tienes que serlo. Soy consciente de que puede ser mucho más fácil para mí decir “no apruebo y no sigo esos comportamientos” porque nunca los he vivido y no estoy inmersa en ellos, así como también soy consciente de que muchas cosas se me escapan por contarlas desde esta perspectiva.

Pero, en mi experiencia personal, gracias a esa electiva de la universidad me volví más consciente de esto y, por ende, empecé a deconstruir otra parte de mi vida que me habían armado.

¿Puede una tecnología perpetuar los roles de género?

Así llevaba un largo tiempo, pensando que tenía las gafas del género bien puestas, hasta que, precisamente para esta nota, me di cuenta de que hay cosas tan pequeñas que damos por alto, que no cuestionamos y que terminan teniendo un trasfondo gigante.

Luciana, mi editora, me recomendó dos artículos cortos en los que hablaban del por qué los asistentes virtuales como Siri, Alexa, Cortana, Bixby, entre otros, tienen voz de mujer.

Foto: transmedia

Mis primeros pensamientos fueron: ¿en qué cambiaría si fuera voz de hombre? ¿Acaso eso importa? Y después, a medida que empezaba a leer, todas las fichas encajaron. Si en la casa siempre era la mujer la que hacía el desayuno, cuidaba a los niños, lavaba la ropa, organizaba la casa… Es la voz de mujer la que te pregunta qué quieres y qué necesitas para hacerlo por ti.

Las marcas como Amazon y Apple se protegen diciendo que todos los operadores no son ni hombre ni mujer (Siri me lo dijo cuando le pregunté: “así como los cactus y algunos peces, no tengo género”) y, además, que el usuario puede cambiar la voz del asistente tecnológico a su gusto. Sin embargo, la percepción de todes es que Siri, Alexa y Cortana son mujeres.

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De hecho, centrándonos en Apple, Siri es el diminutivo de Sigrid, nombre de mujer nórdico que significa “bella victoria”. Esta fue una mitología a la que recurrió la empresa en muchos de sus primeros diseños. Asimismo, Microsoft le puso Cortana a su asistente virtual por un personaje femenino del famoso videojuego Halo. Entonces, ¿a quién intentamos engañar?

Foto: AndroidZte

Hay un gran estudio sobre la interacción humano y ordenador por voz contado en el libro Wired for Speech. En este se llega a dos grandes conclusiones: la primera es que las personas se sienten más cómodas intercambiando información con alguien de su mismo género porque, la similitud en el tono de la voz les genera confianza. La segunda es sobre cómo las personas tendemos a identificar las voces masculinas a figuras de autoridad y las femeninas a labores colaborativas y afectivas.

La analista Chandra Steele dice que es claro cómo las voces de les asistentes tienden a perpetuar las ideas sexistas. Siri, Alexa, Bixby y Cortana son secretarias y llevan la voz de mujer para seguir de forma “coherente” la creencia machista de que las mujeres deben servir. Mientras que, por ejemplo, artículos mencionan estudios que demuestran cómo muchos GPS usan la voz masculina para dar indicaciones concretas.

El problema no es solo que nosotres digamos que una voz por ser más aguda es femenina y otra por ser más gruesa es masculina (que de por sí es un gran problema de estereotipos y estigmas), el problema, en este caso, radica en los adjetivos que le damos a cada voz dependiendo al género que pensemos que pertenece.

En el 2017 Samsung presentó su nueva asistente Bixby. Probablemente, para superar el problema que otras empresas habían tenido al asignarle voz femenina de entrada a su asistente virtual, Samsung ofreció una voz masculina y otra femenina para que el usuario escogiera a su gusto antes de empezar a utilizar el sistema.

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Los adjetivos calificativos que acompañaban cada opción eran incluso un sesgo más grande que la diferenciación de género por voces. La voz masculina era “asertiva y confiable”, la femenina, por el contrario, “animada y alegre”. ¿Cuál es entonces el mensaje que nos están transmitiendo ahí?

Nos hace falta un camino tan largo para desligarnos de estos micromachismos que son tan pequeños, tan obvios, tan insignificantes que hasta les que usamos las gafas de género damos por alto. Claro que cambiar la voz de les asistentes virtuales no está en lo primero en la lista para erradicar, pero sí me parece importante plantearnos la duda del por qué detrás de las cosas.

Lastimosamente, no podemos cambiar el mundo sexista en el que vivimos de un día para otro, pero podemos ser conscientes de cómo nos inmerge en sus dinámicas para salir a patadas, juntas, de ellas.

Y después de esto… ¿qué?

Una semana después de que esta nota fuera publicada, varios medios sacaron a la luz la noticia de que con la actualización 15.4 de iOS la operadora y asistente de les usuaries de Apple, Siri, tendría una voz con género no binario. Inicialmente, la operadora tenía voz predeterminada de mujer y, con el tiempo y en su versión en inglés, se le sumaron tres voces más grabadas por personas de raza negra. 

Con esta nueva actualización, se sumará una quinta voz con timbre neutro grabada por una persona de la comunidad LGBTIQ+. “Estamos encantados de presentar una nueva voz de Siri para los angloparlantes, dando a los usuarios más opciones para elegir una voz que les hable”, afirmó Apple. “Millones de personas en todo el mundo confían en Siri cada día para ayudar a hacer las cosas, por lo que trabajamos para que la experiencia se sienta lo más personalizada posible”. 

Retomemos nuestra crítica inicial y recordemos que Siri está para hacerle y solucionarle las cosas al usuarie. Su voz inicialmente era la de una mujer y, debido a las críticas que recibió no solo Apple, sino Samsung con Bixby y Google con Alexa, la voz dejó de ser predeterminada y se le empezó a preguntar al usuarie cuál prefería. 

También recordemos que según el estudio sobre la interacción humano y ordenador de voz del libro Wired for Speech, llegamos a dos conclusiones. La primera, les usuaries se sienten más cómodes con una voz de su mismo género y, la segunda, las personas identificamos las voces masculinas a figuras de autoridad y las femeninas a trabajos colaborativos. 

Me atrevo ahora a darles una tercera conclusión personal, y es que el problema en realidad no radica en si los sistemas operativos tienen o no voces binarias. Les aseguro que Apple dirá con orgullo unos meses que su nueva actualización de iOS es más exclusiva y después no lo volverá a mencionar. 

Esto es algo parecido al pinkwashing en Junio cuando todas las marcas sacan productos con los colores y la bandera de la comunidad LGBTIQ+ mostrando su “apoyo”. La verdad detrás de esto es que, la mayoría de las veces, solo quieren sacarle provecho a las ventas en el mes del orgullo. Muchas de esas empresas solo mencionan la diversidad en esos 30 días. 

La directora de Igualdad de la Unesco, Saniye Gulset Corat, afirmó: “El mundo debe prestar mucha más atención a cómo, cuándo y si las tecnologías de la Inteligencia Artificial tienen género y, sobre todo, a quién las está generando”. 

El problema de fondo con la voz de Siri es una lista de estereotipos tradicionales, machistas y cisheteropatriarcales. No dejo de aplaudirle a las grandes empresas por preguntarse cómo pueden hacer sus productos más inclusivos y diversos, porque si no nos hemos dado cuenta, vivimos en un mundo diverso (y no lo digo solo por las orientaciones sexuales). 

La reflexión va guiada a darnos cuenta hasta qué punto realmente nos estamos preocupando, tanto usuaries como empresas, de los actos tan simples cómo la voz en les asistentes virtuales. Usemos la voz de género neutro para Siri, sí (siempre y cuando nos sintamos comodes), pero después de esto… ¿qué? 

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