El Método Montessori cada vez adquiere más popularidad entre les adultes y educadores que buscan otorgarle a les más pequeños una educación que también atienda sus necesidades y deseos. Aprende sobre esta pedagogía que viene a revolucionar la educación tradicional.
La educación de nuestros pequeños puede resultar todo un dolor de cabeza si atendemos a la cantidad de métodos que existen a día de hoy. Y nos referimos sobre todo al ámbito estudiantil y a cómo cada centro escolar asume la educación de todos los menores. Porque, por supuesto, en cada casa la idea de educación es muy distinta y cada progenitor hace lo que considera mejor para los suyos. No se trata nunca de ser mejores o peores padres o madres, sino de ofrecer lo más beneficioso para les peques.
Ahora bien, ¿es el método Montessori el que más se adapta a las necesidades actuales de les niñes? ¿En qué consiste exactamente? ¿Por qué tiene tanto éxito? ¿Cómo lo puedo aplicar en casa?
¿Quién fue María Montessori?
Resulta que el método Montessori se lo debemos a una pedagoga y educadora de origen italiano que durante el siglo pasado desarrolló un estilo de educación basado en tres pilares fundamentales: el amor, el ambiente y las relaciones con les niñes.
María Montessori tuvo un hijo y, aunque nunca ejerció como madre al uso, pues este niño fue educado por otra familia, sí observó las necesidades y los requerimientos que el niño necesitaba como alternativa a la educación tradicional.
Entre otras influencias, Montessori apoyó su teoría en los estudios de varios médicos y colegas franceses que consideraban como fundamental la observación de los menores y el entendimiento de sus comportamientos. Así como la importancia de la figura del maestro como educador implicado y no como mero profesor de conocimientos.
¿Qué es el método Montessori?
Basado en una educación cercana y de primer impacto, la primera llave para entender el método Montessori es la empatía.
Para desarrollarlo, la italiana observó que con frecuencia los adultos nos olvidamos de que también los más pequeños tienen sentimientos y, en muchas ocasiones, no los tenemos en cuenta. Por eso este método no está basado tanto en ir aprendiendo y adquiriendo conocimientos generales sino en todo un proceso de asimilación cognitiva.
Para ello, María dividió las etapas de un infante en seis, agrupándolos según las capacidades de absorción que otorga la edad a cada bebé. De esta manera, por ejemplo, les niñes agudizan la coordinación de los movimientos entre los 18 meses y los 4 años, y resultaría absurdo salirse de esa horquilla de edad, puesto que con menos edad su cerebro aún no estaría capacitado, y con más edad el pequeño habría saltado a otros conocimientos cognitivos, como podría ser el comportamiento social, que Montessori establece entre los 2 y 6 años.
A priori, esta clasificación por comportamientos, o mejor dicho por las capacidades concretas propias de cada edad, podría suponer la resolución del método, pues una vez que conocemos las etapas de un infante podemos actuar en consecuencia.
Sin embargo, Montessori también alumbró con su pedagogía cómo debería ser el entorno externo que rodea al bebé para un desarrollo pleno y completo.
¿Cómo aplicar el método Montessori en casa?
Sabemos que, a día de hoy, existen múltiples herramientas para aplicar este método, como son los juguetes, mobiliario, cuentos y demás útiles relacionados con los más pequeños. Pero, antes de la extensión del método y de su aplicación a cualquier ámbito relacionado con los menores, la italiana ya dejó apuntado cuáles eran los pasos que los padres debían seguir con este método. Estos son:
1. Autonomía.
Montessori estableció como punto fundamental la autonomía, siempre bajo supervisión y por supuesto con ciertos límites para no poner en riesgo la salud de los pequeños. Según la italiana, otorgar al pequeño cierta autonomía resulta beneficioso para su motivación personal, su seguridad en sí mismo y la aceptación de responsabilidades. El adulto solo debe intervenir cuando el menor así lo solicite.
2. Papel del adulto.
Aquí María engloba tanto al adulto como al progenitor, o familiar, así como a les educadores profesionales. Ellos son los responsables de otorgar al menor un espacio seguro y fiable, y su papel será el de mero observador.
3. Ambiente.
Podríamos decir que el entorno del pequeño es una de las mayores claves para el desarrollo del Método Montessori. Una de las piezas fundamentales es la altura de los objetos. Esto quiere decir que para permitir la autonomía del menor habrá que facilitarle los propios objetos y herramientas.
Por ejemplo, la estantería de sus libros infantiles deberá tener la altura indicada para que, sin necesidad de pedir ayuda, pueda alcanzar fácilmente sus cuentos. Otro ejemplo es la cama. Para Montessori es recomendable que les niñes que ya caminan y se mueven tengan la libertad de subir y bajar de su propia cama cuando quieran para no depender de un adulto.
Montessori en el s.XXI
María Montessori murió hace casi 70 años, pero no es hasta ahora cuando su método se ha extendido como la pólvora. Si la italiana comenzó a desarrollar su pedagogía a principios del siglo pasado, ¿por qué hasta este momento era prácticamente desconocida? La respuesta a esta pregunta es el cambio generacional y sobre todo la coyuntura social actual.
Desde hace algunos años, y sobre todo a partir de los años 2000 y de la generación Z, la metodología de educación tradicional ha sido puesta en cuestión. La rigidez del sistema y de las leyes ha impedido que se pudieran poner en práctica otros modelos. Sin embargo, ahora, en pleno s. XXI, padres, profesores, educadores, pedagogos, etc. comienzan a estar más preocupados por el sentir y el padecer de sus menores que porque se aprendan de memoria la lista de los 33 Reyes Godos.
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