El deporte en la adolescencia tiene un papel muy relevante para el desarrollo físico, mental y social. Es, durante esta etapa de cambios y desarrollo, muy importante mantener un estilo de vida activo que potencie el uso del cuerpo, la mente y el trabajo en equipo.
Es de conocimiento popular hacer referencia a que la adolescencia es una etapa que se caracteriza por ser un momento de transición, que marca el paso de la niñez a la edad adulta. En el período adolescente se producen cambios biológicos, psicológicos y sociales a una gran velocidad. Es la etapa en que se adolece.
Muchos son los especialistas que destacan la importancia de la práctica de ejercicio para todas las edades, pero durante la adolescencia, tiene un lugar central. Esto se debe a que el deporte es capaz de potenciar la salud física y mental de las personas. Además, si se realiza en equipo, ayuda a fortalecer los vínculos sociales.
Durante la etapa de la adolescencia, se producen cambios importantes en el físico de la persona. Es normal que el adolescente se sienta extraño en su cuerpo y hasta que no termine de desarrollarse no estará cómodo con su apariencia física. Por lo que el deporte puede ayudar a mejorar la opinión que el adolescente tiene de sí mismo y potenciar la autoconfianza.
Cuando se es adolescente, la vida social, los compañeros y amigos adquieren una importancia casi fundamental. Para el adolescente, sus amigos son su punto de referencia y las personas a las que acudir cuando surge un problema.
El deporte no solo influye en el bienestar físico y mental de un individuo, sino que también es beneficioso para construir relaciones sociales sólidas y duraderas. Practicar deporte acompañado es una excelente oportunidad para conocer personas con gustos similares.
En el caso de los deportes en equipo, también es una forma de aprender a colaborar con los demás para alcanzar una meta en común. Por todo ello, se debería promover la actividad física en este grupo de edad dando oportunidades para que escojan aquellas actividades que más les motiven.
Ahora bien, ¿qué sucede con el deporte y la comunidad LGBT?
Los deportistas, independientemente de su orientación sexual o género, son muestra de esfuerzo y de constancia. Son personas que luchan por alcanzar sus metas, que demuestran que cada quién puede triunfar y ser feliz siendo lo que desea ser, siempre y cuando trabaje para conseguirlo.
Es fundamental repensarnos como sociedad para lograr cambios trascendentales e inclusivos de verdad.
Todavía vemos que realizar deporte o participar de eventos deportivos no es fácil para la comunidad LGBT. Es común que durante un partido se griten frases homófobas, racistas o sexistas; frases que promueven la violencia, la discriminación, la homofobia y el racismo.
En ese mismo sentido, no es extraño que un deportista pierda el aprecio del público y que su valor, habilidad y destreza se borren como por arte de magia cuando él o ella revelan su orientación sexual.
Afortunadamente, cada vez son más los atletas de élite que «salen del clóset» ayudando con su valentía a romper las barreras que la discriminación ha impuesto sobre muchos de sus compañeros.
Tan solo por nombrar algunos deportistas de diversas disciplinas, se puede pensar en el boxeador Orlando Cruz, el jugador español de waterpolo Víctor Gutiérrez, la jugadora de futbol soccer estadounidense y medallista olímpica de oro, Megan Rapinoe; la tenista ganadora de 25 títulos y dos Grand Slams, Amélie Mauresmo; el clavadista británico y medallista olímpico, Tom Daley, o el jugador de los Jefes de Kansas City (NFL) Ryan O’Callaghan.
Lo que queda ver es que para que el deporte sea tan sano como debería, debe ser libre y abierto pues, como la vida misma, es un escenario en el que se desarrolla la diversidad del ser humano.
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