La renombrada cantante Lizzo, una artista estadounidense cuyo nombre real es Melissa Viviane Jefferson, ha sido una figura icónica en el mundo de la música y el activismo por la aceptación corporal y los derechos LGBTIQ+. Sin embargo, su imagen de defensora se tambalea tras las impactantes denuncias de acoso sexual y abuso laboral presentadas por tres de sus exbailarinas, Arianna Davis, Crystal Williams y Noelle Rodríguez.
La cantante, famosa por éxitos como «Good as Hell» y «Juice», ha luchado contra los estereotipos de belleza y promovido la autoestima en personas de todas las formas y tallas. Sus enérgicas presentaciones en el escenario y su activismo en las redes sociales la han convertido en un modelo a seguir para muchos, especialmente en la comunidad LGBTIQ+. Lizzo se ha pronunciado sobre la importancia de apoyar a las personas trans negras y ha instado a celebrar la diversidad en todas sus formas.
Sin embargo, las denuncias presentadas en el Tribunal Superior del Condado de Los Ángeles pintan una imagen muy diferente de la artista. Las exbailarinas acusan a Lizzo ya su equipo de crear un «ambiente de trabajo hostil» durante su participación en la gira «The Special Tour» entre 2021 y 2023. Además del acoso sexual, las denunciantes alegan discriminación religiosa y racial, agresión y detención ilegal .
Según los informes, Lizzo habría forzado a una de las bailarinas a tocar los pechos de una stripper en un club de Ámsterdam, lo que va en contra de su mensaje de consentimiento y respeto. La denuncia también detalla intentos de conversión religiosa por parte de la líder del equipo de baile, Shirlene Quigley, quien habría hecho comentarios despectivos sobre la sexualidad y la moral de las denunciantes.
Quizás te interese: 23 programas de podcasts que hablan sobre diversidad sexual, sexo y sexualidad.
La denuncia pone de relieve un conflicto entre la imagen pública de Lizzo y las alegaciones de sus exbailarinas. La artista, quien ha hablado sobre la importancia de luchar contra la gordofobia y el racismo, ahora se enfrenta a evidencia de haber publicado comentarios gordófobos y contribuye a un ambiente de discriminación.
Lizzo ha respondido a las denuncias negando categóricamente las alegaciones y expresando su dolor ante la situación. En un comunicado, declaró: «Estos últimos días han sido desgarradoramente difíciles y abrumadoramente decepcionantes. Mi ética de trabajo, moral y respeto han sido cuestionados». Insiste en que su intención nunca fue hacer que nadie se sintiera incómodo o no valorado.
La controversia ha tenido un impacto en la presencia de Lizzo en las redes sociales, con una pérdida significativa de seguidores después de que las denuncias se hicieron públicas. Aunque las investigaciones aún están en curso y el veredicto no se ha publicado, el impacto en la imagen de Lizzo y su legado de activismo es innegable.
La comunidad LGBTIQ+ y los seguidores de Lizzo están divididos en su respuesta a las objeciones. Algunos expresan su decepción y preocupación, mientras que otros defienden a la cantante, citando su historial de apoyo a la comunidad y su lucha contra la discriminación.
En última instancia, el caso de Lizzo refuerza la importancia de la responsabilidad y la coherencia en el activismo y la representación pública. A medida que se desarrolle la investigación y se revelen más detalles, queda por verso cómo esta situación impactará en el legado de Lizzo y su papel en la lucha por la igualdad y la aceptación.