Isa tiene 21 años, desde pequeña sintió gusto por la música. Su entorno la rodeó de música: su padre tocaba la batería en el grupo Cassandra, su tío materno lideraba una banda, su tío paterno tocaba la guitarra y su abuela fue compositora de música para iglesias.
Es alta y delgada, tiene el cabello rubio hasta los hombros y los ojos cafés. Habla lento y, comúnmente, sonríe cuando la estás mirando. Su música favorita es el rock, el reggae y el pop. Se define por no ser estática y por tocar varios géneros.
Estudió música contemporánea en la Escuela de Música, Medios, Arte y Tecnología EMMAT. Hoy, toca la batería, compone, canta, produce y hace mezclas, aunque se centra más en estas dos últimas. Vivió algunos años en China, donde trabajó con diferentes artistas, como raperos, pero su carrera allí se vio truncada por el COVID.
Llegó a tocar en Shanghái, en el Mercedes Benz Arena; allí tuvo la posibilidad de producir y trabajar con gente conocida localmente. Aunque su transición le hizo poner un alto a la música, espera poder retomar varios proyectos y volver al mundo de la música muy pronto.
¿Cómo fue ese inicio en la música?, ¿qué impacto tuvo estar rodeada de músicos desde pequeña?
Mi papá siempre ha sido músico, entonces desde pequeña tenía ese referente. Mi infancia siempre estuvo muy rodeada de grupos de música que tocaban frente a mí. Eso me inspiraba mucho y desde temprana edad, unos cuatro o cinco años, él ya me estaba enseñando a tocar la batería.
Con los años empecé a aprender más por mis propios medios, entonces empecé a ver a la música como mi amiga en situaciones difíciles, porque se convirtió en ese lugar ameno entre tantas cosas malas que pueden ocurrir en la vida.
Mi familia me enseñó mucho, todo el tiempo estaba rodeada de música, eso me hizo ser tan versátil y tener gustos musicales tan diversos. Suelo tocar muchos géneros por eso mismo, porque crecí teniendo la mente abierta a las diferentes formas del arte.
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Entre esa versatilidad, ¿qué música te gusta hacer y cuál es tu proceso para crearla?
He tenido muchos proyectos, por un tiempo fui productora, luego me dediqué a hacer bases para temas: Trap, Rap y Reggaetón. Luego, empecé a dedicarme más a hacerlo para mí, grabé canciones acústicas o covers de canciones que me gustaban.
Siempre he sido muy cambiante, he intentado hacer música con herramientas distintas, con personas diferentes y con sonidos variables. Intento no limitarme. Eso lo aprendí de mi familia, porque a cada quién le gusta su género propio y están muy inmersos en eso, por lo que intento que la música tenga esa posibilidad de compartirse.
¿Cuáles son tus referentes a la hora de crear?
Siento que cada género ha influenciado mi carrera a su manera, por ejemplo, me gusta mucho Queen, Bob Marly y los Red Hot Chili Peppers. Cada uno tiene cabida en mis creaciones. Igualmente, la música contemporánea tiene una influencia marcada en lo que hago.
Los géneros han tenido una influencia marcada en tu música, y ¿cómo es esa relación recíproca de la música con tu identidad de género?
Yo diría que la música tiene un papel importante en mi transición. Como que ha estado desconectada de este proceso, pero a la vez muy presente. Porque aunque yo en mis inicios me identificara de una manera y ahora de otra, siempre ha tenido el mismo impacto en mí y ha estado presente en mi vida de la misma manera.
Sin embargo, sí noté que por un tiempo dejé de grabar muchos vídeos, porque me costaba mucho que la gente me viera a mí. Me generaba mucha inseguridad que me vieran tocando mientras empezaba la transición. Sin embargo, cuando toco música en espacios más privados me siento demasiado libre. Por eso he dejado de tocar para mucha gente, porque tocar para círculos pequeños me sirve como una forma de autoayuda, es algo que me llena el espíritu.
¿Algo más ha cambiado en tu música tras el proceso de transición?
Yo diría que sí, han cambiado muchas cosas, aunque también hay que tener en cuenta que recién estoy empezando ese proceso, pero ahora que estoy volviendo a retomar esto de mostrar a la gente mi lado musical, siento menos pena o vergüenza. Como artista, hablo por mí, a veces me genera miedo mostrarle a la gente eso que una duró horas preparando y que puedan llegar a decir que es una mierda o que suena a algo que ya habían escuchado antes.
Pero, algo que me ha brindado la transición es que ya no me importan tan profundamente esas opiniones de las demás personas. Si una entra en procesos queer está pensando en les demás; que la familia, les amigues y el mundo, no lo va a lograr. Por eso ahora me siento con más carácter y eso lo reflejo en mi música.
¿Sientes que entrar al mundo de la música tras un proceso de transición puede cambiar la percepción del público?
Cuando alguien se reconoce como queer, toda su carrera cambia en ese momento, es una espada de doble filo; porque puede recibir apoyo u odio. Algo muy cierto es que esa situación polariza a la gente y eso sirve, porque finalmente funciona en la carrera que la gente hable. Sin embargo, ser queer en esta sociedad es muy difícil y salir a expresarlo al mundo es muy complicado, especialmente si se está empezando.
¿Qué se viene para Isa en la música?
Me gustaría mucho que mi trabajo de tiempo completo pueda ser la creación, obviamente soy consciente de que en el mundo de hoy en día es difícil lograrlo. Pero me veo aquí y así me tenga que ver obligada a dedicarme a otras cosas al tiempo, continuaré estando presente en el mundo de la música. Esto para mí, aparte de ser una profesión, es un arte y un estilo de vida, por medio de ella le doy forma física a mis emociones y espero continuar haciéndolo.