Aunque son cada vez más los países que avanzan en el reconocimiento de derechos y adopción de leyes que garanticen a la población LGBTIQ+ vivir en condiciones de igualdad, sigue habiendo una resistencia social y legislativa no menor que estimula la intolerancia y discriminación contra la diversidad sexual y de género.
De lo anterior se desprende una cantidad incalculable de mitos que han servido para estigmatizar, vulnerar, violentar y hasta encarcelar a quienes no “encajan” en la heteronormatividad, viéndose inmersos en situaciones desventajosas en distintos aspectos como el económico, educativo y político, entre otros.
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Entre las grandes luchas en las que ha persistido esta comunidad figura el derecho fundamental a una familia, que incluye a su vez la legalización del matrimonio igualitario y la adopción homoparental.
En ese sentido, la ciencia y las disciplinas de carácter social han desarrollado estudios e investigaciones que permiten desmontar varias de las tesis responsables de la deuda histórica en cuestión de derechos humanos que los gobiernos y las instituciones tienen con las personas LGBTIQ+.
Dos estudios realizados por expertos de la Universidad KU Leuven, en Bélgica, y del Instituto de Sociología y Psicología Social de la Universidad de Colonia, en Alemania, señalan que los hijos e hijas de parejas del mismo sexo logran adaptarse socialmente igual de bien y les va mejor en los colegios y universidades que quienes crecen en familias heteroparentales.
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Bien adaptados socialmente
Lejos de confirmar comportamientos problemáticos en los menores cuya crianza ha estado a cargo de parejas del mismo sexo, investigadores de la Universidad de Colonia hallaron que estas personas no registran mayores diferencias en su capacidad de adaptarse socialmente con respecto a quienes los cría una mamá y un papá.
El estudio, titulado ‘Resultados conductuales de los niños con padres del mismo sexo en los Países Bajos’ y publicado en mayo pasado en la revista ‘International Journal of Environmental Research and Public Health’, fue realizado precisamente en la primera nación del mundo en legalizar la adopción homoparental, en el año 2000, y el matrimonio igualitario, en 2001.
Para el hallazgo se utilizaron datos de encuestas sobre 134 infantes y adolescentes entre los 6 y 16 años de edad. 62 de ellos con padres del mismo sexo y 72 con padres de sexos opuestos, entre los 30 y 65 años.
El estudio reseña que fueron analizados “de cerca los resultados conductuales de los niños, informados por un padre, utilizando una versión adaptada de las subescalas emocionales, de conducta, hiperactividad, prosociales y problemas con los compañeros del Cuestionario de Fortalezas y Dificultades (SDQ)”.
Asimismo, indica que pese a que la teoría del sistema familiar apunta a que los altos niveles de estrés que enfrentan los padres del mismo sexo debido a experiencias negativas por su orientación sexual aumentan el riesgo de problemas psicológicos y de comportamiento de sus hijos e hijas, la literatura empírica llega a una conclusión contraria.
“En contraste con esta predicción teórica, el cuerpo de literatura empírica que examina las diferencias potenciales entre niños criados por padres del mismo sexo o de sexo diferente encuentra pequeñas o ninguna diferencia en términos de problemas de comportamiento, y solo unos pocos estudios encuentran pequeñas desventajas en términos de ajuste emocional y resultados escolares”, se lee en la publicación especializada.
Además, señala que los “pocos” estudios previos que han encontrado “desventajas en términos de ajuste emocional y resultados escolares” han sido criticados por deficiencias metodológicas.
Es así como concluye que los menores “en ambos tipos de familias muestran niveles similares de ajuste conductual y que no se pueden encontrar diferencias estadísticamente significativas entre los niños con padres del mismo y diferente sexo”.
Entre las reflexiones que se derivan del estudio, se lee que los resultados podrían ser el reflejo del esfuerzo realizado por las parejas del mismo sexo en la preparación de sus hijos e hijas para el “enfrentamiento con la sociedad heteronormativa y las reacciones adversas a su situación familiar para sobrellevarla, de modo que no influya en su comportamiento o bienestar”.
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Con mejor rendimiento académico
Una investigación de los economistas europeos Deni Mazrekaj, Kristof De Witte y Sofie Cabus, publicada en 2019, arrojó que quienes son criados por personas del mismo sexo se desempeñan mejor en los colegios, tanto en primaria y educación secundaria, que quienes crecen bajo el cuidado de parejas heterosexuales.
Para el trabajo, los expertos utilizaron datos gubernamentales sobre los niños nacidos en Países Bajos entre 1995 y 2005.
La información recolectada les permitió constatar el rendimiento académico de cada menor, nivel socioeconómico de sus hogares y el tipo de familia.
El artículo indica que fueron analizados los datos de alrededor de 1.200 menores con padres del mismo sexo y más de un millón criados por parejas de diferente sexo.
Entre los resultados destaca que “los niños de parejas del mismo sexo tienen un 6,7 por ciento más de probabilidades de graduarse que los hijos de parejas de diferente sexo”.
Añade que los primeros “continúan superando” a los segundos en la educación secundaria.
Sobre las razones de los resultados obtenidos, los economistas detallaron que las parejas del mismo sexo suelen tener mayores ingresos y esto podría favorecer la inversión que hacen en sus hijos e hijas y eso termina influyendo en el rendimiento escolar.
“Nuestros resultados apoyan en su mayoría el enfoque de selección afirmando que, dados los procedimientos costosos y que consumen mucho tiempo para que las parejas del mismo sexo tengan hijos, los padres del mismo sexo suelen tener un nivel socioeconómico alto, estado que resulta en una mayor inversión de los padres”, dice el artículo.