A partir de la semana del 16 de agosto, Escocia dará en los espacios públicos, farmacias, centros comunitarios y clubes juveniles, entre otros, productos para la menstruación como tampones o toallas higiénicas de manera gratuita. Este es un logro pionero en el mundo que se viene desarrollando desde el 2017 y culmina este año gracias a la nueva legislación “Ley de productos para la menstruación”.
Georgie Nicholson, el director de la organización británica que busca el acceso gratuito a productos menstruales en todo el Reino Unido, Hey Girls, aseguró para un artículo de la BBC que, según un estudio realizado antes de la pandemia, en Escocia una de cada cuatro mujeres se había enfrentado a la pobreza menstrual en algún punto de su vida.
Debido a estas circunstancias, desde el 2017, el país invirtió alrededor de 30 millones de dólares para poder poner tampones y toallas sanitarias en los lugares públicos. Gracias a “La ley para la menstruación” los concejos públicos y las instituciones educativas están en la obligación de desarrollar métodos para garantizar el acceso gratuito a estos productos.
También te puede interesar: Un retroceso de 49 años: Estados Unidos revoca el derecho al aborto
Ley de productos para la menstruación
Esta ley fue creada por la legisladora y portavoz de salud del Partido Laborista, Monica Lennon, y el proyecto fue presentado en el 2019. Después de cuatro años de campaña social, el Parlamento escocés aprobó de manera unánime la normativa el 25 de noviembre del 2021.
El 14 de agosto, un día antes de que la norma entrara en vigencia, Lennon escribió en su cuenta de Twitter: “Mujeres, niñas y personas que menstrúan nunca deberían enfrentarse a la pobreza menstrual. Estamos orgullosos de hacer realidad la dignidad de la menstruación para todos”.
Pobreza menstrual en otros países
La fundación no gubernamental a favor de la infancia, Plan Internacional, aseguró que la pobreza menstrual es una problemática poco tratada en América Latina. De hecho, en un artículo escrito en France 24, “el costo de un paquete de diez toallas higiénicas equivale a dos libras de frijoles o un almuerzo común”.
En Ecuador, por ejemplo y según un artículo de EFE escrito a principios del 2021, se estima que las personas gastan alrededor de 42 dólares en toallas higiénicas al año, un precio altísimo, sobre todo, para las personas de bajos ingresos. En Venezuela la situación es muy preocupante porque el costo de los productos para la menstruación puede llegar a ser más de la cuarta parte de un salario mínimo.
El impuesto más alto sobre toallas sanitarias, tampones y copas menstruales, entre otros, (conocido en muchas ocasiones como “tasa rosa”) lo tiene Uruguay que paga un 22% sobre estos productos, le siguen Argentina y Chile con un 19%.
Sin embargo, hay buenas noticias
En el 2018, Colombia se convirtió en el primer país en América Latina en eliminar los impuestos (IVA) en las toallas higiénicas y los tampones. Inspirado en este hecho se creó Menstruación Digna, la organización sin ánimo de lucro en México que lucha por los derechos de las mujeres y por combatir la desinformación en torno a la menstruación.
Alejándonos bastante de América Latina, en el 2018 los funcionarios de Seúl, la capital de Corea del Sur, empezaron a dejar productos para la menstruación en algunas instalaciones públicas como respuesta a una protesta pública debido a la pobreza menstrual que estaban atravesando.
En Estados Unidos existen organizaciones y asociaciones como Project Code Red que se dedica a proveer productos menstruales a personas que lo necesitan y, asimismo, becas y apoyo educacional. La marca de productos higiénicos Tampon Ride busca, no solo combatir la pobreza menstrual, sino al mismo tiempo la contaminación ambiental.
En el estado de Colorado se eliminó este mes de agosto el impuesto estatal de las toallas higiénicas y tampones, entre otros productos menstruales, así como sucedió en Gran Bretaña.
También leer: Mujeres en la cima del mundo: 51 mujeres relatan sus experiencias sexuales
Según una nota ilustrada de El Espectador, desde el 2021, en Nueva Zelanda todas las escuelas del país proporcionan toallas higiénicas y tampones de manera gratuita para combatir la pobreza menstrual, así como también lo planteó Francia. En el 2020, en Alemania el impuesto de estos productos bajó de un 19% a un 7%. Por último, en Kenia, país de África Oriental, se redujo el impuesto y, desde el 2011, se guardan fondos para distribuir de manera gratuita toallas higiénicas en las escuelas.
¿Qué es la pobreza menstrual?
“Hay una manera muy simple de describir la pobreza de la menstruación: vas al supermercado y tienes que elegir si puedes comprar una bolsa de pasta o una caja de tampones. Es así de básico” afirmó el director de Hey Girls, Georgie Nicholson.
Sin embargo, para adentrarnos más en la explicación, según la ONG Humanium, a favor de acabar con la violación de los derechos de les niñes, la pobreza mentrual está relacionada con “la falta de acceso a productos de higiene mentrual, eduación, instalaciones higiénicas y gestión de residuos”.
Es necesario tener en cuenta, entonces, que la pobreza menstrual es un problema mucho más amplio que el hecho de no poder tener acceso a productos para la menstruación. Según RTVE se habla también de “la falta de disponibilidad de agua potable, jabón y otros elementos necesarios para cuidar la higiene”. Esta afirmación se confirma con el porcentaje dado por UNICEF en que se demuestra que solo 40% de la población tiene acceso a baños higiénicos.
Estigmas, tabúes, mitos y eufemismos
A pesar de que hemos evolucionado en el tiempo y en las creencias, siguen existiendo muchos estigmas alrededor del hecho de que las personas menstrúan (por ejemplo, en las zonas rurales de Ghana e India las mujeres no pueden cocinar alimentos o entrar a las casas con un hombre debido a los mitos alrededor del periodo). Este es, según un artículo de Humanium, un problema de salud pública que no ha recibido la atención y el trato que necesita.
Puede interesarte: La salud mental aún tiene una deuda pendiente con las mujeres
Hablemos de las realidades que se han tejido debido a la pobreza menstrual y el manejo precario de la situación resaltados en el artículo mencionado.
La Coalición Internacional por la Salud de las Mujeres (IWCH)* realizó un estudio donde demostraba que, en el argot (variedad lingüística específica en un grupo de personas) de diez lenguas diferentes hay alrededor de cinco mil palabras que reemplazan o hacen referencia a la menstruación. El hecho de que no se pueda nombrar hace evidente los estigmas de las sociedades, la falta de conciencia y educación de la realidad.
En Pekín, el Centro de Asesoramiento Psicológico para Mujeres (MAPLE), desarrolló un estudio en el que se demostraba como el 70% de las encuestadas* afirmó que en varias oportunidades han intentado esconder los productos para la menstruación que llevan. Por otro lado, el 61% utiliza eufemismos al hablar de la menstruación (según Oxford Languages, eufemismo se refiere a la una “palabra o expresión más suave o decorosa que sustituye otra considerada tabú”).
En definitiva, el paso que dió Escocia marca un ejemplo muy importante para combatir la pobreza menstrual y derrumbar los estigmas, tabúes y mitos que han girado alrededor de este tema y han afectado la vida de las mujeres, hombres trans y personas no binarias que menstrúan.