Hace poquito estaba teniendo una conversación con mi mamá sobre mi mejor amiga y su novio. Se conocieron por Bumble (una dating app), están felices y si se casan seguro yo soy la dama de honor. Mi mamá estaba sorprendida. Entre su preocupación de que pase algo por conocer a desconocidos por Internet y el hecho de que el uso es relativamente reciente (la primera dating app fue Tinder y se lanzó al público en el 2011), me pareció el momento perfecto para decirle que yo soy fan de las aplicaciones de citas.
Puede que gran parte de ese gusto por las aplicaciones de citas sea porque para mi yo de 16 años que salió del closet y seguía estudiando en el colegio, donde no se hablaba casi nunca de la homosexualidad, el mejor lugar para conocer “gente como yo” fue el Internet.
Además, era fácil: escoger una foto, poner una descripción, seleccionar el género, el rango de edad y de distancia y swipe right o left.
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No voy a decirles que es el espacio garantizado para encontrar el amor o que no son aplicaciones que dejan muchas cosas en el aire, pero sí puedo decirles que como hay historias de amor que comienzan en una fiesta porque un amigue te presentó a su amigue, hay, comprobadisimo, historias de amor que comienzan gracias a los algoritmos.
Cuando salí del clóset, me acuerdo que Tinder era una revelación y no había mucho más que escoger en el mercado de las dating apps. Sin embargo, existían muy poquitas (como Grindr) que eran mucho menos conocidas. A mi primera novia “oficial” la conocí por Her, una aplicación de citas solo para mujeres, de la que casi nadie había escuchado hablar.
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Para los que nunca han usado aplicaciones de citas, spoiler alert, ver por primera vez a alguien que conociste por internet es aún más interesante que conocer a alguien en una circunstancia tradicional. Sí es cierto que ahora puede ser un poco menos emocionante, debido a que ya es algo mucho más normal que en mi época. De hecho, La República sacó un artículo en el 2021 donde afirma que más de un 46 % de los colombianos usan las aplicaciones de citas. Aún así, tenemos en nuestra cabeza tantas historias de “personas que se hacen pasar por otras personas en Internet” que sigue siendo muy emocionante.
(Esto fue un chiste, por favor, utilicen de forma responsable cualquier aplicación de estas).
Antes a une le tocaba inventarse que iba a verse con la prima de Juanita que estudiaba en el colegio de Sofía para que lo dejaran salir y eso era porque te caía bien la prima de Juanita, no porque te gustaba y llevaban hablando muchos días por Tinder. Eso sumado a la preocupación de que el lugar donde se viera con la persona fuera “lo más público posible” hacían que se viviera una adrenalina pura.
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Ahora, las aplicaciones de citas no solo son para las personas recién salidas del clóset que buscan amor. En el 2018, las estadísticas de Tinder mostraban que un 36,7% de sus usuarios eran personas entre 25 a 34 años y un 31,1% estaban en el rango de 35 a 44 años. Entonces, las probabilidades de que en ese momento su profesor estuviera usando alguna dating app era del 67,8%.
En el 2022 las probabilidades son mucho más altas, sobre todo después de que la pandemia duplicó el uso de estas aplicaciones.
Hace un mes estuve unos días en Estados Unidos y la tentación de conocer gente nueva desde la comodidad de la cama me tentó. Es impresionante la cantidad de posibilidades que existen ahora: ¿buscas algo serio? ¿estás interesado mejor en algo casual? ¿trabajas de modo remoto y buscas a alguien que lleve tu mismo estilo de vida? ¿quieres tener hijos? ¿eres gamer y quieres tener una pareja que también lo sea?
(Cada pregunta tiene como hipervínculo la página de la aplicación por si la respuesta a una de esas preguntas fue SÍ, acá no juzgamos).
Desde que tengo memoria d.C (después de salir del clóset), he hecho muchos trabajos sobre las dating apps y la vida me premió con poder escribir para Every, que además de ser una red social para toda la comunidad LGBTIQ+ donde puedes mantenerte informado, tiene una opción en su app de dating para todes. Mi mamá ya sabe esta información porque siempre me pregunta que le explique bien dónde estoy trabajando por si alguien le pregunta.
Es que es inevitable: los tiempos han cambiado y el Internet, queramos o no, hace parte de la mayoría de los aspectos de nuestra vida. Yo podría decir que hace parte de mi vida amorosa mucho antes de lo que hizo parte de mi vida académica, pero ese es otro tema.
Actualmente así como hay historias de amor que comienzan por “yo le conocí porque vivíamos en el mismo barrio cuando éramos chiquites”, hay muchas que comienzan por “le di swipe right en una aplicación de citas”.