Hablar de educación sexual en Estados Unidos implica hablar de las barreras de su implementación en las aulas. Desde políticas regresivas hasta cómo se asume la educación sexual en el país hacen parte de una reflexión que permita dimensionar una educación más inclusiva.
El panorama general de la educación sexual en Estados Unidos
De acuerdo con una encuesta reciente de Planned Parenthood hay un apoyo mayoritario a la educación sexual en Estados Unidos. De la población encuestada, el 93% de los padres encuestades apoya la educación sexual en primaria y un 96%, en secundaria.
Cabe recalcar que la educación sexual agrupa una amplia variedad de temas. Según la página oficial de Planned Parenthood, la educación sexual aborda la enseñanza sobre las infecciones de transmisión sexual (ITS), la pubertad, las relaciones saludables, los anticonceptivos y la orientación sexual.
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En sintonía, varias organizaciones médicas del país apoyan la educación sexual, entre ellas están: la American Academy of Pediatrics, la American Medical Association y la Society for Adolescent Health and Medicine. Además, está la National Coalition Comprehensive Sexuality Education, que agrupa a más de 150 organizaciones que apoyan esta enseñanza en las escuelas de los Estados Unidos.
A pesar de las cifras que favorecen la educación sexual, su aplicación real dentro de las escuelas estadounidenses dista mucho de una implementación prometedora.
Implementación de la educación sexual en EEUU: falta mucho por recorrer
Al respecto, Leslie Kantor, presidenta del Departamento de Salud Pública Urbana y Global de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Rutgers, desarrolló un estudio donde evidencio que “la mayoría de los adolescentes estadounidenses no están recibiendo una educación sexual que les permita manejar sus vidas sexuales”.
El estudio de la Universidad de Rutgers, liderado por Kantor, analizó los datos de casi 8.000 adolescentes de la Encuesta nacional de crecimiento familiar del 2011 al 2015 y desde 2015 hasta 2019. Como resultado, se evidenció que más del 75% de los adolescentes recibió como educación sexual información relacionada con “decir no al sexo”. Solo un 60% de la población encuestada recibió información acerca del uso de anticonceptivos.
Lo más preocupante del estudio es que el resto de componentes de la educación sexual no están presentes, entre ellos temas como la prevención de ITS y la orientación sexual. Por otra parte, también se encontró una diferencia marcada en torno al acceso de la información por cuestiones raciales y sexuales.
Según el informe del estudio, la mujeres cisgénero tienden a recibir una educación sexual basada en la abstinencia hasta el matrimonio, mientras que los hombres cisgénero tienden a recibir información relacionada con el uso de preservativos.
Además, en lo que corresponde a la población latina y afroamericana recibe menor educación sexual en las escuelas estadounidenses. De esta manera, el estudio también resalta que la juventud queer y sexualmente diversa son menos propensos a recibir información sobre anticoncepción e infecciones de transmisión sexual en comparación con población escolar heterosexual.
La situación se vuelve más tensa al reconocer que las ITS están en aumento y, al no tener referentes educativos de sexualidad, una de las problemáticas más grandes se vuelve la desinformación y discriminación dentro de entornos digitales.
Lo anterior es una de las conclusiones a las que llegó el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). De acuerdo con las cifras recolectadas para el 2019, hubo 1.8 millones de casos de clamidia (mostrando un incremento de casos del 19% con respecto al 2015).
En las cifras del CDC también aparecieron reportes de incrementos en casos de gonorrea y sífilis. Respectivamente, 616.392 casos de gonorrea equivalentes a un incremento del 56% y 129.813 casos de sífilis con un 74% más que el año 2015.
En la misma línea, el estudio de la Universidad de Rutgers comparó el qué tan informada estaba la población de su estudio comparada con la misma encuesta, pero, que se realizó en el año de 1995.
Como resultado de dicha comparación, más del 80% de les adolescentes habían recibido información de métodos seguros de anticoncepción y protección durante el coito. Una diferencia de alrededor del 20% con respecto al 2019.
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Sin embargo, la causa de estas cifras va aunada a un fenómeno que implica brechas históricas, sociales y políticas. De acuerdo con un reportaje de Camilo Gómez en el medio colombiano “El Espectador”, la política estadounidense republicana y algunos segmentos demócratas promueven iniciativas que limitan el acceso de les niñes y les adolescentes a la educación sexual.
Uno de los momentos clave para entender este fenómeno es la administración de Donald Trump. Durante su mandato, Trump eliminó los programas de Prevención del Embarazo Adolescente basados en la anticoncepción instaurada durante la administración del ex presidente Barak Obama.
De esta forma, Donald Trump impulsó una campaña que terminaría por apoyar la abstinencia sexual, antes del matrimonio, como método para la prevención de embarazos adolescentes.
Regresión en las políticas estadounidenses de la educación sexual integral
Si bien, al sol de hoy, la administración presente es la de Joe Biden, la herencia republicana que Trump dejó es notable. Uno de los mejores ejemplos de cómo ha cooptado esta forma de pensar es el accionar político que protagonizó el estado de Florida el año pasado.
Cabe recalcar que EE.UU. es uno de los pocos países del mundo que no define legalmente la educación sexual en su código penal. Así, cada estado puede limitar la educación sexual de forma diferente.
Mientras que la mayoría de los estados definen la educación sexual con un enfoque vinculado a la salud pública, algunos la definen como información relativa a la reproducción y la prevención de abusos sexuales. Pero, en Florida, la definición es distinta.
De acuerdo con el medio digital “Infobae”, la ley HB 1557 Ley de Derechos Parentales en la educación, conocida popularmente como “Don´t say Gay” (No digas gay, en español), consiste en que “los distritos escolares no deberían animar los debates en las aulas acerca de orientaciones sexuales o identidad de género en los grados de escuela primaria, o de una manera que no sea apropiado para la edad o el desarrollo emocional de los estudiantes”.
Esta ley representa la regresión en cuanto al acceso a la salud sexual integral, además, dentro de las implicaciones de la misma ley se permite que les padres interpongan procesos penales en caso de que consideren que la ley se está violando en la institución educativa a la que sus hijes pertenecen.
Como respuesta, organizaciones y colectivos de todo Estados Unidos se manifestaron en contra de la ley instaurada. Pero, aumenta la incertidumbre con otras leyes controversiales como la ley HB7 (o Ley de Libertad Individual) y la ley SB 1028 o (Ley de equidad en los deportes) que fomentan la segregación racial y la exclusión de mujeres trans en escenarios deportivos que compartan con mujeres cisgénero.
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Posterior a la instauración de la ley “Don´t say Gay”, la preocupación crece alrededor de cómo se va a garantizar la educación sexual integral en Estados Unidos. Apenas iniciando el 2023, el 5 de Enero, Ken Paxton, el procurador general de Texas presentó un recurso legal para apoyar, ante un tribunal federal estadounidense, la ley HB 1557 de Florida.
Dentro de la página oficial del procurador, en el comunicado donde se notifica el apoyo a la ley mencionada, hay unas declaraciones que son de cuidado. Una de ellas es la mención hacia una “ética sexual de la izquierda” que promueve la educación sexual. Promoviendo un estigma hacia la misma.
The Empathy Alliance: por una educación más inclusiva
En medio de lo oscuro que pueda sonar este panorama, es bueno enmarcar los proyectos que impulsan la educación sexual integral en Estados Unidos. El caso de Sameer Jha, fundador a los 14 años de “The Empathy Alliance”, tuvo el compromiso de hacer de las escuelas lugares seguros para les estudiantes LGBTQ.
Las iniciativas de Sameer Jha se amplían a 42 escuelas y más de 35.000 estudiantes promoviendo una red de apoyo para les estudiantes LGBTQ. Uno de los logros más destacables es su participación en la política para juventudes LGBTQ de la administración Biden.
Desde su invitación a la Casa Blanca hasta el apoyo que brinda hacia una educación más inclusiva y que no tenga tabúes acerca de la sexualidad, Jha continúa formando docentes, acompañando estudiantes y escuelas, todo con el fin de derribar las barreras del estigma del sistema educativo estadounidense.