Después de seis años disponible en Google Play Store, la aplicación promovida por el gobierno de Malasia para la conversión de las personas homosexuales, “Hijah Diri”, fue retirada de la plataforma.
Con la promesa de “regresar al camino natural” y “emigra tú mismo” (lo que sería la traducción al español del nombre de la aplicación), en junio del 2016 se lanzó la aplicación. Sin embargo, este año algunas de las autoridades del país asiático volvieron a difundir la aplicación en sus redes sociales.
Mediante la cuenta oficial del Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia se afirmó que esta forma de terapia de conversión llevaría a las personas a su “estado de naturaleza”. Además de esto, la aplicación contenía un libro donde se contaba la experiencia de un hombre gay que se curó y “abandonó el comportamiento homosexual” durante el Ramadám (noveno mes del calendario islámico destinado al ayuno, la reflexión y la oración).
“Hijah Diri – Homoseksualiti es una aplicación de la iniciativa de JAKIM […] para ayudar a la comunidad a regresar a la naturaleza. Actualmente solo disponible en Google Play Store”.
Aunque sí es un logro grande el hecho de la eliminación de la aplicación, es aún más preocupante que estuviera vigente seis años y solo hasta ahora Google Play Store decidiera retirarla.
Lee también Oye Siri, ¿eres machista?
Durante ese tiempo, la descripción de Hijah Diri promovía que las personas de la comunidad LGBT podrían superar su “problema” y así poder tener éxito en el mundo y en el más allá. “Es un enfoque de sentido común basado en la autoconciencia, cambios mentales y comportamiento […] sobre cómo comprender y apreciar la belleza y la gracia de Dios”, afirmaba.
En un comunicado que Google envió a Efe aclararon que: “Cuando recibimos denuncias sobre una aplicación, la investigamos de acuerdo a las normas de Google Play y, si se hallan violaciones, entonces tomamos las medidas adecuadas para mantener una experiencia de confianza para todos”.
Dicho comunicado deja en el aire, primero, cómo es posible que solo hasta ahora (seis años después) existan denuncias sobre una aplicación sobre conversión homosexual, y segundo, ¿es más importante la experiencia de confianza para todos que el respeto a los derechos humanos?
Las normas y pautas a las que se refiere Google son esas en las que afirman que no se permiten aplicaciones que “intenten engañar a los usuarios o permitir un comportamiento deshonesto, incluidas, entre otras cosas, las aplicaciones que se determina que son funcionalmente imposibles”.
El problema, según Google, entonces, radica en que la aplicación no iba a poder cumplir con su promesa de “regresar al camino natural” curando la homosexualidad, no hacia el hecho de que tener una aplicación de conversión promueve los actos de violencia y discriminación hacia la comunidad LGBTIQ+.
Lee también 3 ejemplos reales de censura LGBT+ por plataformas digitales famosas
El fundador del grupo por los derechos LGBTI malasio Pelangi Campaign, Numan Afifi, afirmó que es momento de que plataformas como Google den un paso adelante y se aseguren que cosas así no pasen, contactando, por ejemplo, a gente de la comunidad LGBT que trabaja en esas áreas. Tanto Afifi como más activistas malasios llevan muchos años denunciando la aplicación en redes sociales.
“Tener cosas así alrededor hacen mucho más difícil nuestro trabajo para llegar a la gente, y ya nos enfrentamos con mucha represión y censura”, añadió.
Aunque el Departamento de Desarrollo Islámico de Malasia no se ha manifestado con respecto al asunto, el ministro de Asuntos Religiosos malasio, Idris Ahmad, expresó su inconformidad con el hecho de que Hijah Diri ya no estuviera, escribiendo en Facebook que: “Es muy decepcionante que una aplicación que pretende devolver a la gente al buen camino haya sido rechazada por algunos grupos, mientras otras que incitan a la inmoralidad permanecen”.
La preocupación de estas afirmaciones y pensamientos va más allá de la divulgación de la aplicación. Afifi manifiesta que también es preocupante debido a que las elecciones serán en el 2023 y muchos de los musulmanes más radicales consiguen votos a costa de usar a la comunidad LGBT como “cabezas de turcos”. Esto significa que “la demonización de la comunidad LGBT” se volverá cada vez más intensa.
La investigadora de Amnistía Internacional en Malasia, Rachel Chhoa-Howard, también alzó su voz para manifestar su desacuerdo con la aplicación, afirmando que era peligrosa porque incitaba al odio.
“La terapia de conversión es una práctica profundamente discriminatoria y dañina que puede causar daños duraderos a quienes están sujetos a ella. Ha sido criminalizado en muchos países. Hacemos un llamado a las autoridades de Malasia para que abandonen de inmediato el uso de Hijrah Diri y, en cambio, garanticen el respeto y la protección de los derechos LGBTI en el país”.
¿Cuál es la situación a nivel de derechos para las personas de la comunidad LGBT en Malasia?
Malasia es el país del sudeste asiático con las leyes más punitivas hacia la comunidad LGBTI. Por un lado, tiene un sistema judicial que cuenta con leyes que criminalizan y castigan el travestismo y las relaciones homosexuales. Por otro lado, sigue vigente un sistema judicial (específicamente la sección 337 del Código Penal) que castiga el sexo homosexual con penas en la cárcel hasta por 20 años, multas y, más retrógrado aún, latigazos. Esto, de hecho, es un sistema heredado de la época colonial.
Lee también Taiwán se convierte en la primera nación de Asia en legalizar la Adopción Homoparental
Según una nota escrita en El País, de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), son Indonesia, Malasia y Singapur los tres países más intolerantes hacia las personas gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, intersexuales, queer, entre otras.
Específicamente, en Malasia, ha habido una creciente influencia de grupos islamistas radicales y esto ha sido determinante para la política nacional.
Si hablamos desde los hechos y el conocimiento, es “lógico” que un país como Malasia desarrolle una aplicación para la conversión de personas homosexuales con la promesa de devolverlas al camino del bien. Lo que no me cabe en la cabeza es como Google, una compañía con tanto alcance, acepte la difusión de la una aplicación que crea violencia y discriminación.