Mane Rivera nació en Jalisco, México. A pesar de su pasión por la gastronomía, estudió administración. Viajó durante ocho años por gran parte de su país documentando recetas, usos y costumbres alrededor de la cocina. Fue así como tejió su conocimiento gastronómico. Actualmente, junto a su socio y pareja Aldo Saavedra, es chef de los restaurantes Tierra Adentro Cocina y Tetela.
Mane Rivera
El chef Rivera es gay y de primera mano sabe la importancia de crear espacios seguros para las personas de la comunidad LGBTIQA+. Esta misión la lleva y respeta en su campo: la industria gastronómica. Por esto, participó en Meat Diversity, un espacio que buscaba promover a lesbianas, gays, bisexuales y trans dentro de esta industria y así generar ambientes más incluyentes en la cocina.
Hablamos con Mane Rivera, un “chef viajero, enamorado de México, su gente, tradiciones y sabores” (como pone en su biografía), sobre Meet Diversity y las diversidades en la industria gastronómica.
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¿Cómo nace la idea de Meat Diversity?
Meet Diversity nace a partir de esta inquietud de US Meat, la marca de distribución de carnes, por seguir proponiendo algo con el tema de inclusión hacia la comunidad LGBT. Ya se había acabado junio, el mes del orgullo, y la pregunta era ¿ahora qué hacemos con respecto a este tema?
Este fue un espacio de acercamiento de hablar con gremios gastronómicos para saber y conocer cómo es el tema de inclusión de la comunidad LGBT en las cocinas. Hablar un poco de problemáticas, de ejemplos de discursos de odio, de rechazo, de discriminación de propuestas sobre cómo puede hacerse un tema inclusivo. Ponerlo sobre la mesa y de alguna manera ponerle la pauta para proponer un cambio.
Participamos Angel Zavaleta, de Comelón Mx, la chef Alexander Suastegui y yo como ponentes. Cada quien mostró desde su perspectiva y desde su propia experiencia profesional y de vida cómo enfrentamos este tipo de situaciones. Fue una participación bastante buena. Se invitaron a diferentes medios de comunicación y a varias personas de medios digitales.
El alcance es limitado porque la idea era plantear la problemática con el compromiso de que en un futuro, tanto chefs hasta empresarios, propongan y tomen medidas contra esas situaciones que enfrentamos esta parte de la minoría LGBT.
Sé que la marca tiene dos proyectos más: una cena y un desayuno. En algún momento de esos dos se van a invitar tanto a los empresarios como a los medios a que se comprometan con un plan de difusión y formación contra la discriminación y que sea la pauta para tomar iniciativas sobre otras minorías que también participan de la vida profesional en el área gastronómica.
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¿Cómo es la industria gastronómica actualmente?
Últimamente la industria se está abriendo un poquito más en general. Creo que este tipo de programas reality sobre gastronomía y esta exposición de chefs en sus ambientes o en sus restaurantes ha abierto muchísimo el que se tolere la diversidad.
Sin embargo, no tenemos que hablar de un tema de tolerancia sino de un tema de respeto y es donde hay que darle un poco la vuelta. Considero que aún sigue habiendo cuestiones muy tradicionalistas en este sentido. En mis cocinas no sucede, de frente o entretela, pero obviamente porque estoy al frente. Sin embargo, por colegas, amigos y conocidos sé que todavía existen prácticas discriminatorias hacia las personas que pertenecemos a la comunidad LGBT.
¿Son pocas las personas LGBT en esta industria? ¿Consideras que hay muchas discriminaciones para estes chefs?
Hay muchos gays dentro de las cocinas. En Tierra Adentro somos poquitos. Mi socio y yo somos los únicos gays, pero, entretela, tengo una persona gay, una bisexual y una lesbiana. Esto es un gran ejemplo de lo que sucede. Muchos optan y deciden estar en el clóset o, por el contrario, ahí otras personas que eligen ser muy extrovertidas porque eso también es un método de protección, curiosamente. No te puedo hablar de un porcentaje específico porque es un cálculo meramente personal, pero yo creo que hay más de 25% de personas LGBTIQ+ en la industria.
Ya de por sí ser mujer y trabajar en una cocina es un tema fuerte y crítico. Primero, por un lado, que alcancen por medios propios un nivel alto y que se igualen en salario es un tema complejo. Por otro lado, siempre está el tema de “son débiles” “pobrecitas”… Entonces imagínate que de cocinero pasa a chef siendo gay, debes enfrentarte un poco la dureza del mando, la dureza de las personalidades, de alguna manera imponerse fuertemente para ganarse su posición como chef.
Asimismo, el respeto de sus equipos y también de sus patrones en caso de que no sean dueñas. Si es alguna chef LGBT que tiene su propio negocio y es la chef al mando pues las cosas cambian porque estar en esa posición de poder, como en mi caso que soy dueño y chef, de alguna manera marca ese preámbulo de: “bueno es el jefe, entonces al menos de frente no discriminamos, no decimos nada, respetamos”. Pero siendo mujer es mucho más complejo.
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Además de Meat Diversity, ¿cómo crees que se pueden promover estos espacios de diversidad en la gastronomía?
Definitivamente esta promoción de espacios de diversidad es conformación. Debemos formar a las cabezas de los restaurantes, tanto dueños o socios como chefs, jefes de cocina y gerentes, entre otros, para así, de arriba hacia abajo, empezar a crear esa sensibilización que debe haber con las minorías en general, específicamente con la comunidad LGBT. Deben ser inclusivos, tanto como clientes, como en sus familias, como en su área de trabajo.
Creo yo que es lo que debe ser primero y, en consecuencia, poder empezar a formar a la sociedad, empezando por nuestros clientes y extendernos hacia las familias para que sea un tema muy cerrado en el sentido de que se vayan uniendo todos los eslabones para poder hacer esto mucho más inclusivo.
Yo he tenido experiencias donde he estado en restaurantes donde por ser o aparentar ser gay, no me han sacado, no me han corrido, no recibo discriminación directa pero sí cuchicheos tanto de comensales como de meseros y es bastante incómodo. Uno de alguna manera aprende a ignorarlo pero llega a ser bastante desagradable.
Entonces, sí creo que la sensibilidad debe ser en todos los niveles: empezando por las cabezas para que vaya bajando a los demás, incluso a los clientes.