La transición de un hombre o mujer transgénero es un proceso paulatino y totalmente personal, donde el apoyo médico, psicológico y familiar es vital.
Dentro de sus recomendaciones está el ejercicio físico como un paso fundamental en el fortalecimiento del cuerpo, a partir de los deseos particulares. En estos casos, la entrada a gimnasios no debe traer discriminación por el aspecto físico del otro, pues el deseo más latente es tener un espacio de dedicación a su aspecto físico y comodidad en la realización de las rutinas.
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¿Cómo se vive la transición de una persona transgénero en un gimnasio?
Para Stefan Martínez de 22 años, el deporte es primordial en su día a día. Disfruta de la vitalidad que le da y la motivación que gana a diario por formar el cuerpo que desea ver en el mediano y largo plazo. Sus padres son deportistas; sin embargo, desde pequeño no veía el deporte como un gusto, pues tiende a ser muy robusto.
Fue a los 15 años cuando tuvo un primer acercamiento a su decisión de transición, lo que lo llevó a inscribirse en un gimnasio. Le preguntaba a su mamá por qué todos los ejercicios son de 15 repeticiones, a lo que ella respondió que es el número estándar en un deporte de resistencia, sin importar el género.
Sin embargo, la manera en que lo veían en estos espacios empezó a cambiar, pues usaba pantaloneta corta y había hecho un cambio en su estilo de cabello; lo que dirigió la atención de los demás a cómo, para aquel entonces, una mujer tenía ese corte de cabello.
“Me sentí afligido porque en esos momentos hace falta verte al espejo y aceptar un poco que puedes florecer”.
En el 2017 inició su transición de forma concreta desde la parte médica en endocrinología. Para este momento su visión sobre el bienestar físico se volvió un reto diario, pues las dietas varían según las indicaciones médicas y la testosterona aumenta la musculatura y acelera el crecimiento del vello corporal.
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De tal manera, su estilo en vestimenta y su apariencia física empezó a reflejar cambios paulatinos, pero predominantes. Asimismo, destaca que no hacer ejercicio durante la transición puede disponerte a tener diabetes o sufrir algún daño en un órgano debido al consumo de suplementos químicos.
Esta formación física se convierte en parte vital de un estilo de vida, donde el cuerpo se transforma desde el deseo. Stefan resalta que tener el hábito del ejercicio lo hace ganar comodidad, a pesar de los comentarios y gestos que pueden existir en los gimnasios.
“Con tal de que mi parte corporal se vea como deseo, es decir, como un hombre, mi órgano genital no tiene nada que ver con el resto.”
Muchos de los gimnasios no cuentan con un equipo consciente en la diversidad de personas que pueden asistir, por lo que en ocasiones no saben cómo dirigirse o atender a un cliente transgénero. Este desconocimiento de la diversidad se ve incluso en los otros clientes que generan juicios por la decisión de un hombre o mujer trans de entrar al baño, en donde se siente identificado.
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Stefan menciona que las demás personas no saben el proceso personal y paulatino que el otro está teniendo durante su transición y la manera en que los gimnasios son el espacio primordial para la tonificación física. Por lo tanto, recalca que deben dejarse los estigmas, con el fin de tener mentalidad abierta y empatía con la situación de cada persona.
Es así como, el respeto y la clara decisión de una persona trans en ser parte de estos espacios se dirige directamente en su deseo de aventurarse a proyectarse más en sus deseos. Finalmente, Stefan extiende la reflexión en que las personas trans también deben tener la tranquilidad y mentalidad de que se está entrando a un espacio en su mayoría ocupado por personas cisgénero, lo que implica un fortalecemiento desde los ángulos; físico y emocional.