De la educación sexual a la educación con perspectiva de género

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Si perteneces a la generación millennial seguro que recuerdas aquellos días en que las clases se suspendían por un par de horas y venía gente externa al colegio para brindar educación sexual y  tratar temas de sexualidad y prevención de enfermedades de transmisión sexual.

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Con la vista atrás, esas charlas no solo tenían el objetivo de concienciar sobre ETS o embarazos no deseados, sino que, también, abarcaban otros temas de importancia para con la salud, con por ejemplo las drogas.

Al final, esas horas se convertían en un batiburrillo de aspectos que a buen seguro aliviaba a los padres de la temida charla de sexualidad con sus hijos adolescente. Incluso, los últimos años de la generación X (aquellos nacidos entre el 1977 y el 1985) recordarán todas las campañas de prevención contra el sida, después de que el mundo se sumiera en una gran alerta sanitaria por esta enfermedad que no dejó de lado ni siquiera a personajes internacionales de la talla de Freddy Mercury o el baloncestista Magic Johnson.

La ‘revolución sexual’ española: la educación sexual

Con la llegada de la democracia en España, en 1975, el país se vio sumido en una revolución y cambios sociales hasta entonces nunca vistos. La educación sexual comenzó a ser tratada con la importancia que merecía. En España pasamos de la inexistencia de la misma a una involucración a todos los niveles de la sociedad, empezando, por supuesto, por el escalón más básico: el de la educación a las generaciones más jóvenes.

El sexo deja de convertirse en tabú para convertirse en un tema más de conversación con el fin de lograr una educación afectivosexual que promoviese una sexualidad sana y totalmente plena alejada de cualquier tipo de prejuicios.

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Durante los primeros años de los 80 y principios de los 90 se regalaban condones a la puerta de los institutos, se colgaban carteles en contra del sida y se repartían folletos informativos sobre las distintas ETS. El objetivo no era alejar ni vetar a la juventud del sexo, como en años anteriores, sino promover una salud sexual sana, ya fuera propia o en pareja.

Capítulo aparte es si hablamos de la regla. La menstruación siempre ha estado mucho más escondida, e incluso los chicos eran apartados de esas charlas en los institutos, como si con ellos no fuera el asunto. Como si ellos no pudieran estar también informados de cómo funciona el cuerpo de una mujer.

Entonces, en aquellos años, se regalaban tampones y compresas a diestro y siniestro, siempre bajo la consigna de que la menstruación era un tema íntimo del que nadie podía saber nada. Con esto, lo lógico era que las chicas adolescentes se avergonzarán de su regla y la sufrieran en el más absoluto de los silencios si no querían estar expuestas a burlas y bromas por parte de sus compañeros y amigos.

De hecho, todavía podemos encontrar campañas de desestigmatización de la menstruación, como la realizada por el gobierno sueco hace 5 años a través de una serie ilustraciones que representaban en blanco y negro distintas figuras femeninas con el único color rojo de su regla. Aunque polémicas, las imágenes sirvieron para mostrar el día a día de las mujeres y conseguir eliminar esos complejos.

Por suerte, generaciones posteriores, como la generación Z (aquellos nacidos entre mediados de los 90’ y los 2000’) son mucho más conscientes de lo que todo esto significa y gracias a aquellos la sociedad ha ido evolucionando hasta llegar a un punto donde la visibilidad es la herramienta más importante.

Foto: Queen´s university

Esto significa que, gracias a unos años, concretamente la década de los 90’, donde la educación sexual comenzó siendo una vía de concienciación social (incluso en muchos casos no solo para adultos, sino también para generaciones más mayores que desgraciadamente habían crecido en otro tipo de sociedad y cultura), hoy por hoy son temas visibles y totalmente aceptados. Entonces se asentó y se confirmó la utilidad de la educación como clave para lograr una sociedad mucho más sensibilizada y evolucionada.

La era de la visibilidad y la normalización

Es a partir de aquí, y ya durante el siglo XXI, cuando comienzan a darse otro tipo de pedagogías adaptadas a los nuevos tiempos. La salida de la homosexualidad de la lista de enfermedades de la Organización Mundial Salud unido a toda la cantidad de avances y derechos para con el colectivo LGBT resurgió a todos aquellos invisibilizados por un régimen que duró 40 años y que los mantenía en el armario.

Durante estos 22 años del nuevo siglo hemos podido observar cómo hasta el lenguaje ha variado. Ahora la lucha se centra en un lenguaje mucho más inclusivo haciendo de la E la terminación correcta para abarcar a todas las personas: hombres, mujeres, personas trans, personas no binaries… Y, por supuesto, también indistintamente de la orientación sexual de cada uno.

De igual manera, y gracias al actual gobierno de coalición español, las aulas ahora son mucho más inclusivas. Desde hace algunos años se plantea la opción de incluir una asignatura concreta para tratar el feminismo y crear conciencia sobre los más pequeños de la importancia de la equidad real.

Foto: Chequeado

Una educación basada sobre todo en la igualdad afectivo sexual reproductiva y la eliminación de los roles de género. En esta línea son muchas las voces que apuntan por una educación algo diferente de la de hace 30 años y la posibilidad de enfocar los contenidos generales (arte, historia, literatura, música…) hacía una visión más inclusiva y con más presencia femenina. De hecho, recientemente ha sido aprobado el nuevo currículo de ordenación de las enseñanzas de Bachillerato que incluye el estudio de estructuras y elementos geométricos en el marco de la asignatura de dibujo técnico desde una perspectiva de género.

Esto significa que:

“El análisis y estudio fundamental de las estructuras y elementos geométricos de obras del pasado y presente, desde la perspectiva de género y la diversidad cultural, contribuirá al proceso de apreciación y diseño de objetos y espacios que posean rigor técnico y sensibilidad expresiva.”

Responsabilidad de las redes sociales

Gran mérito de toda esta nueva coyuntura social se la debemos a las redes sociales. La cantidad de personas que usan las nuevas tecnologías unido a que cada una de ellas tienen unas circunstancias y un contexto diferente ha provocado una oleada de visibilidad mucho mayor. El avance de la sociedad nos ha dejado, por tanto, nuevos modelos y referentes a seguir que nada tienen que ver con los de hace algunos años. En esta línea son muchísimas voces las que se alzan contra las desigualdades y apuestan por la normalización.

El debate sobre cuál es exactamente el papel de internet y las redes sociales es algo recurrente pues cada vez más jóvenes se informan y actualizan a través de ellas. ¿Son las nuevas tecnologías una herramienta más de educación y, por tanto, un complemento? ¿O por el contrario son el enemigo a batir por las pedagogías tradicionales?

Lo que está claro es que la visibilidad que existe hoy en día no existía hace 30 años, ni siquiera hace 20, y es lo que ha permitido que las nuevas generaciones crezcan en una sociedad (casi) igualitaria, de respeto y diversidad.

Hoy en día se premia la diversidad, la inclusión y la posibilidad de abrirse a nuevas temas sin ningún tipo de prejuicio ni tabú. Y en ello han contribuido en gran medida las redes sociales, medio por excelencia de jóvenes y adolescentes.

Ahora bien, solo haciendo un uso responsable y moderado de los contenidos podremos lograr que las nuevas tecnologías sean una parte más de la educación. En este sentido existen miles de cuentas, sobre todo de personas profesionales en distintos ámbitos, que realizan prácticamente una labor pedagógica desde las redes.

Algunas de estas son:

@mamacasquet: Sin duda una de las influencers más apreciadas. Periodista de profesión, está especializada en divulgación afectivosexual. Con casi 3 millones de seguidores en IG, Noemí Casquet, su verdadero nombre, es todo un referente entre los jóvenes de ahora que buscan en ella contenidos de información naturales y cercanos sobre sexo.

@taniallasera: Aunque Tania empezó a ser conocida a través de la televisión, hace ya algunos años, a día de hoy se ha alzado como la voz de la ‘normalización’. Es común ver en sus redes sociales como muestra sin tapujos su cuerpo, habla de sus dolores menstruales o como normaliza los pañales para mujeres con problemas de útero y vejiga.

@platanomelon: O como la naturalidad es el verdadero triunfo de la vida. Aunque detrás del nombre se esconde una marca de juguetes sexuales su fundadora, Kathy Martínez, es la encargada de responder todas y cada una de las preguntas sexuales que le formulan sus seguidores.

@maría_esclapez: También podríamos llamarla ‘la psicóloga de ig’. Su popularidad comenzó a crecer cuando comenzó a comentar un reality de parejas de televisión con una perspectiva clínica sexual y de género. Entre sus contenidos podemos encontrar temáticas tan dispares como ‘la virginidad no existe’, ‘soltero de oro vs loca de los gatos’ o ‘cómo validar emociones’.

Ahora que parece que hemos dejado atrás las sombras oscuras del pasado sigamos construyendo una sociedad que no criminalice tener la regla, que no tache por enseñar nuestros cuerpo y que normalice todos y cada uno de los aspectos del cuerpo humano y las características sociales diversas. Disfrutemos del sexo y de la vida. Y recordemos que ‘El conocimiento es poder. La información es liberadora. La educación es la premisa del progreso, en cada sociedad y en cada familia» (Kofi Annan, Premio Nobel de la Paz en 2001).

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