Autismo en mujeres: una situación invisibilizada

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Es posible que siempre hayas pensado que el autismo es algo que se da con más frecuencia en hombres que en mujeres. O incluso puede que te sorprenda pensar que existen mujeres autistas. ¿Por qué ocurre esto?

Hasta hace muy poco se pensaba que el autismo era algo que solo afectaba a hombres y que era raro que se diera en mujeres. Sin embargo, en los últimos años, la investigación y la visibilidad nos ha demostrado todo lo contrario.

El autismo en mujeres tiende a presentarse de manera diferente a los hombres, un hecho que a menudo ha llevado a diagnósticos erróneos. Además, reflejan una mayor incidencia de los problemas de salud mental.

No es que haya menos mujeres autistas, es que han quedado invisibilizadas por varios motivos que explicaremos a continuación.

Trastorno del espectro autista

Antes de comentar, conviene explicar que es el TEA (trastorno del espectro autista). Se trata de una condición de origen neurobiológico que genera dificultades para comunicarse e interactuar con otras personas, acompañadas de comportamientos atípicos.

Este trastorno del desarrollo generalmente se diagnostica a los 3 años o antes, aunque en muchos casos se detecta en plena edad adulta. Sus síntomas pueden variar de leves a graves y, por lo general, incluyen retrasos sociales y de comunicación, conductas repetitivas, intereses restringidos y reacciones sensoriales como hiperreactividad a la luz o el sonido.

Los criterios para el autismo han cambiado con el tiempo. En 2013, varias categorías de autismo, incluido el síndrome de Asperger y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado, se eliminaron del «Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición» (DSM-5).

Hoy en día, todas las personas con síntomas autistas, ya sean leves o graves, reciben un diagnóstico de TEA.

Letras que forman la palabra Autismo
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Autismo en mujeres en 10 claves

Como nos centraremos en el análisis de los perfiles de mujeres, os mostramos una lista de las características del espectro autista en mujeres.

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  1. Dificultades sociales:

Una de las principales razones por las que las mujeres comienzan a preguntarse si son autistas tiene que ver con las dificultades sociales que han tenido en su vida. El trastorno del espectro autista es un trastorno del desarrollo, lo que significa que las personas nacen con autismo (aunque puede que no se detecte hasta que pasen varios años).

El autismo en mujeres puede hacer que a veces les resulta difícil leer o responder a señales sociales. Muchas esquivan este problema aprendiendo del entorno para dar una respuesta apropiada a nivel social. Pueden reflexionar mucho sobre sus interacciones sociales y a veces se sienten excluidas y solas. Es posible que se sientan agotadas tras haber tenido una alta interacción social.

  1. Sensibilidad sensorial:

Las personas autistas suelen mostrar una mayor sensibilidad a sonidos o luces. En ocasiones no toleran ciertas cosas, como los sonidos que hacen las personas al comer o respirar (misofonía). A veces pueden llegar a bloquearse ante un elevado número de estímulos lumínicos y sonoros en espacios públicos, como centros comerciales.

Muchas mujeres autistas experimentan una intensa sensibilidad sensorial, y son más conscientes de los olores, la luz, los sonidos y el tacto.


  1. Función ejecutiva:

Muchas mujeres autistas experimentan problemas con actividades que involucren memoria de trabajo o el autocontrol. También pueden tener dificultades a la hora de organizarse y gestionar las emociones. Hábitos como tener la casa limpia o realizar tareas diarias a veces son leídas como menos interesantes.

  1. Obsesiones: 

Es frecuente que las personas autistas muestran un interés especializado, intenso e incluso obsesivo en un determinado tema. A veces invierten mucho tiempo en conocer todos los detalles acerca de eso.

En el caso de autismo en mujeres, puede ser leído como una mayor implicación a nivel académico, ya que uno de los estereotipos de género tiene que ver con pensar que son mejores estudiantes que los hombres. Además, las mujeres autistas un mayor interés en una amplia gama de temas en comparación con los hombres.

  1. Camuflaje: 

Las mujeres autistas muestran un mayor deseo de ser sociables en comparación con los hombres. Invierten más tiempo y energía que ellos en tratar de esconder sus diferencias y parecer “normales” ante las personas neurotípicas. Este es uno de los motivos por el que ha sido más difícil detectar que el autismo no es solamente cosa de chicos.  

  1. Problemas de sueño: 

Muchas mujeres autistas tienen dificultades para dormir a causa de una mayor sensibilidad a los estímulos sensoriales como el ruido, o incluso la presencia de otra persona.

  1. Evitar el contacto visual: 

Esto puede ser bastante difícil de gestionar para las personas autistas. Muchas veces desarrollan la habilidad de forzar el contacto visual, aunque no lo sientan como algo natural. En mujeres autistas, es leído como señal de timidez o modestia, algo que también está atravesado por los mandatos y estereotipos de género.

  1. Problemas de regulación emocional: 

Las personas autistas suelen tener problemas con la regulación emocional. Parece que hay una conexión deficiente entre la corteza frontal y la amígdala, lo que puede derivar en reacciones emocionales extremas como bloquearse o irritarse fuertemente.

Puesto que históricamente las mujeres han sido leídas como emocionales e histéricas, a las mujeres autistas les puede resultar difícil racionalizar las situaciones y mantener el control. El autismo, una vez más, pasa desapercibido.

  1. Comportamientos repetitivos: 

Los que más asociamos al autismo son agitar las manos, mecerse o repetir palabras o frases. En el caso del autismo en mujeres, también aparecen otros gestos como frotarse los pies o pellizcarse. Esto podría ser una herramienta de autorregulación.


  1. Ansiedad y depresión

Como la vida es difícil para muchas mujeres autistas, es frecuente que experimenten problemas de salud mental como ansiedad o depresión. Las tendencias suicidas también son más elevadas. La invisibilización del autismo en mujeres muchas veces pasa por hacer un primer diagnóstico de, por ejemplo, ansiedad, sin explorar otras posibles cuestiones (como el autismo) con mayor en profundidad.

Mujer con símbolos en el rostro
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Diagnóstico de las mujeres autistas

Cuando se recibe un diagnóstico de autismo en mujeres, esto suele tener un impacto positivo en su autoconfianza y autoestima. Muchas veces se convierten en ejemplos y mentoras para otras mujeres autistas. Además, reciben el apoyo adecuado, así como el acceso a recursos disponibles.

Os recomendamos mucho el perfil en Instagram y tiktok de Michi Autista, un buen ejemplo de este perfil, que además trabaja mucho por la visibilidad del autismo en mujeres.

Si las dificultades sociales que encuentra en su vida le generan malestar, lo más recomendable es recurrir a ayuda profesional que haga un examen más exhaustivo. Recordemos que siempre se ha considerado una condición masculina y hay mujeres autistas cuya condición sigue siendo invisible por todo esto que acabamos de exponer. 

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Autismo y TDAH

El autismo en las mujeres a veces también se confunde con el TDAH, debido a la desinformación y a la falta de actualización de personal médico y sanitario.

Como hemos visto, las mujeres son socializadas para enmascarar sus rasgos autistas, algo que se suma al imaginario de que el autismo como una condición exclusivamente masculina. A medida que la mujer crece, los profesionales de la salud parecen mostrarse más escépticos a una realidad de autistas. Porque ‘’parecen demasiado normales y exitosas’’ como para ser autistas.

Y dado que los criterios de diagnóstico actuales del DSM-5 se basan en estudios de niños y hombres en su mayoría, es común que las mujeres con las mismas variaciones neurológicas pasen desapercibidas.

El TDAH se diagnostica cuando un paciente presenta síntomas de falta de atención, hiperactividad y/o impulsividad. Sin embargo, para un diagnóstico de TEA, el paciente debe tener una dificultad clínicamente significativa con la interacción social o la comunicación, y patrones de comportamiento o intereses inusuales, restringidos o repetitivos.

Las personas autistas también tienen más probabilidades de tener un trastorno del procesamiento sensorial, incomodidad al hacer/mantener el contacto visual, con una tendencia a ser extremadamente literal.

Autismo en mujeres: consideraciones diagnósticas

La buena noticia es que existen psicólogos y psiquiatras experimentados y bien informados. A casi todas las personas autistas se le recomienda probar la terapia cognitiva conductual (TCC). Este asesoramiento basado en la conversación puede ayudar a personas adultas y autistas a identificar y procesar las formas en que experimentan el mundo de manera diferente. Un terapeuta puede ayudar a desarrollar una comprensión de las reglas sociales o aprender a defenderse a sí misme en un entorno laboral.

Las adaptaciones para las personas con autismo incluyen la creación de espacios sensoriales amigables, el establecimiento de reglas sociales claramente definidas y la realización de educación sobre el autismo basada en la neurodiversidad en la comunidad. En un lugar de trabajo, puede existir la provisión de un mentor de trabajo o la flexibilidad de trabajar desde casa.

Niñas autistas

Si bien las niñas en el espectro pueden ser mejores que los niños en la imitación, por lo general las niñas autistas tienen dificultad para establecer y mantener relaciones con sus compañeros. La mayoría de las culturas aceptan que las niñas sean «tímidas», mientras que la timidez es menos aceptable en los niños.

Niña tapándose los ojos
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Por otra parte, algunas personas autistas pueden comportarse de manera agresiva, golpeando o arrojando objetos o autolesionándose. Nuevamente, el género invisibiliza al autismo, ya que este tipo de conductas suele ser corregida con más contundencia en chicas. Se da por hecho que los niños se comportan de forma más violencia y agresiva con el entorno.

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La mayoría de las personas autistas tienen dificultad para formar y/o mantener relaciones sociales. En el caso de las niñas, son más propensas a interiorizar la ansiedad relacionada con el autismo; en lugar de comportarse agresivamente, es más probable que se depriman o se vuelvan antisociales.

Por último, cuando las niñas con autismo se centran exclusivamente en un interés particular, es más probable que elijan una fascinación socialmente aceptable, como los unicornios o las muñecas.

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